Capítulo SIETE

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Jimin pasó por última vez el arco por sobre las delicadas cuerdas del violín, mientras miraba por la pantalla frente a él, cómo Namjoon alborotaba completamente las tribunas, ubicándose, como era de esperarse, en el primer lugar de la competencia.

Unos pasos interrumpieron su vista y una mujer se paró a su lado, mirando la misma pantalla que el peliazul.

-No quiero que te vulevas a acercarle- Habló con voz seca, dejando sorprendido a Jimin. -¿Me oiste?-.

El menor asintió con la cabeza, viendo a su madre apagar la pantalla. -Te oí, pero no me alejaré de él-.

-¿Que dijiste?- Preguntó en medio de una carcajada. -Aunque dudo que él si quiera estar contigo-.

-Claro que quiere estar conmigo, él...-.

-Las olimpiadas estan por terminar y estoy segura de que se olvidará de ti-.

-Yo lo amo-.

-Arruinaras tu carrera-.

Ninguno volvió a hablar, más los pasos de la mujer se detuvieron detrás de su hijo, que estaba atento a cualquier cosa que haga su madre.

Sintió las duras manos de la mujer posarse sobre sus cabellos azulinos, jalándolos sin piedad, haciendo que el menor lanzara un chillido agudo, sintiendo cómo algunas lágrimas se escapaban de sus ojos.

-Escuchame bien, no dejaré que arruines tu carrera- Dijo, ejerciendo aún más fuerza en los cabellos del menor. -Tú sabes que te quiero, mi Jimin- Continuó, sin siquiera aflojar su agarre. -Lo hago por tu bien- susurró en el oido del peliazul, haciendo que se estremeciera.

-Yo-Yo no te quiero- Respondió el chico, sintiendo sus cabellos estrujarse ante el agarre de la mujer, y aún así no soltó grito alguno. -Tú no eres mi madre- Sentenció, con la mirada perdida y con lágrimas cayendo por sus mejillas.

-Cómo te atreves-.

Segundos interminables pasaron para que la mujer liberara los cabellos azulinos, llevando la palma de su mano hacia las mejillas de Jimin, golpeándolas sin piedad.

-¡Cómo te atreves! ¡Después que te di todo!-.

-¡Este era tu sueño! ¡No el mío!-.

-¡Insolente!-.

El sonido de otra cachetada marcó el momento exacto para que Jimin se pusiera de pie aún con las mejillas adoloridas y la mano de su madre marcada en ellas.

-Pudrete- Expulsó, pasando de largo, dirigiendose hacia la puerta.

-Jimin ¡Vuelve acá en este preciso momento!- Habló la mujer, agarrando fuertemente el antebrazo de su hijo.

-Sueltame-

-Solo déjame decirte una sola cosa, Park Jimin- Dijo la mujer cuando se posicionó en frente del peliazul. -Me arrepiento de haber gastado mi dinero en comprar tus malditos pañales y no en el aborto-.

-¡Cállate!-.

Jimin se soltó del agarre de su madre, saliendo de la habitación dejando un portazo, comenzando a correr por lo largo del pasillo, necesitaba salir ahora mismo de ese lugar.

Pasaba a gran velocidad, sus piernas le dolían al igual que su pecho, su respiración estaba acelerada al igual que los latidos de su corazón, su vida acababa de irse a la mierda.

Las lágrimas le resabalaban por las mejillas rojizas hasta caer en el duro suelo, sentía sus piernas flaquear hasta que un golpe lo derribó, sintiendo lo frío que era el piso.

-¡Hey!-.

El peliazul abrió los ojos al escuchar aquella voz, y, sin dudarlo, se arrojó a los brazos de aquel hombre, quien lo sostuvo mientras lo escuchaba llorar.

-Pero... ¿Que pasó?- Preguntó el peligris, sintiendo su pecho comenzar a empaparse por las lágrimas del menor. -Que pasó... Pequeño-.

Namjoon le levantó la vista al peliazul, quien aún lloraba, así que pasó sus frías manos por las suaves mejillas del menor, secando algunas lágrimas que caían por allí, dejando totalmente sorprendido a Jimin.

-No llores... Minie...- Habló con voz baja. -Me harás llorar a mi también...-.

La pequeña risita que había soltado Jimin era un indicio de que lo estaba animando, por lo que el mayor no dudó en abrazar mucho más fuerte al peliazul, haciendo que ocultara su rostro en su pecho.

-Te quiero, hyung-.

Aquella palabras quedaron en el aire, y el mas bajo levantó el rostro para mirar hacia Namjoon y preguntarle por que se había quedado callado de repente. Pero hasta eso quedó al aire, pues el mayor captó los labios del peliazul en cuanto vió su rostro frente al suyo.

Y es que no era un beso cualquiera, sus labios se movían sincronizadamente al ritmo de sus latidos, segundos interminables en donde cada uno sentía algo diferente dentro.

El peligris intentaba besar a Jimin de la mejor manera, llevando sus manos lentamente hacia la cintura del menor, siguiendo con el beso.

Ninguno abría los ojos, el movimiento de los labios era lo único que los mantenía unidos. Al menos hasta que se escuchó una puerta cerrarse detrás de ellos, a lo que el peliazul se separó al instante de Namjoon.

No había nadie, mas solo segundos después salió Seokjin por aquella puerta, con un bolso en la mano, intercambiando miradas con la pareja.

-Regresare al departamento ya, gracias por verme competir- Habló, mirando cansadamente hacia el peligris, haciendole sentir culpable por lo sarcástico que estaba siendo. -Lo hiciste bien, Jimin, admiro mucho cómo tocas el violín- Dijo antes de darse vuelta y caminar hasta perderse en el pasillo, dejando un ambiente totalmente tenso tras su partida.

___^ Angel On Ice 《NamMin》^___

-Seokjin-.

El pelirrosa hizo caso omiso a tal llamado, sentándose en una silla frente al gran ventanal, viendo las estrellas del anochecer.

-Seokjin-.

El mayor continuó ignorando los llamados de su mejor amigo, llevando una taza de té a sus labios, bebiendo el contenido sin apartar la vista del paisaje frente a él.

-Seokjin...- Llamó el peligris, llevando una silla al lado de su amigo, quien aún no le prestaba atención. -Lo sien...-.

-¿Es lo único que sabes decir?- Preguntó, girando su rostro hacia el menor, que yacía cabizbajo a su lado. -De nada sirve disculparte Namjoon, no haras que regrese el tiempo para hacerlo todo bien-.

El silencio fue interminable hasta que Namjoon decidió hablar. -Seguro que... ¿No quieres disculparme?-

Pronto, el sonido de una envoltura llamó la atención del mayor, quien lo miró con una ceja levantada.

-No... No lo haré- Eran chocolates, de sus favoritos, ¿Namjoon pretendía disculparse de esa forma? Lo cual era totalmente raro ya que el peligris no era de dar detalles como esos, pero Seokjin no lo aceptaría, solo estaría alimentando sus sentimientos hacia su amigo.

-Traje dos...- El pelirrosa abrió los ojos derrepente, teniendo en su campo de visión las dos barras de chocolate que estaban en manos del menor.

-Eres un tonto- Sonrió, tomando las barras de chocolate lo más rápido que pudo, y acercandolas a su pecho. -Pero si piensas que con esto te disculpare yo...-

-No importa que me disculpes, ya te hice sonreir-

Angel On Ice 《NAMMIN》Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt