Capítulo 19

454 39 3
                                    

Cuando me di cuenta que ella había muerto, sentí que mi mundo caía a un pozo sin vacío. Sentí tantas cosas que nunca antes había experimentado, me sentí morir lentamente.

Y así pasaron los días, meses, años; viviendo en la soledad más oscura, más dolorosa, tratando de tragarme un dolor que solo quemaba en mi piel.

Encerrado en un mundo de muertos sin sentimientos, tan muerto pero tan vivo por el dolor.

Son momentos como este en que te das cuenta que este tipo de sufrimiento no mata, si no que te mantiene vivo.

Intente buscar a alguien más, fui de mundo en mundo buscando a alguien que pueda complementarme como ella no pudo. Pero cada búsqueda fue en vano.

Tal vez fue suerte, o el destino cuando llegue a Alfheim y escuche que ella volvería.

No puedo describir con palabras la felicidad que sentí, fue como si por primera vez corriera sangre por mis venas, imposible, pero creí que se sentiría así.

De esa noticia ya han pasado tres siglos, y hoy la tengo a mi lado como nunca la tuve.

Su mirada me enloquece, y su sonrisa simplemente me enamora mas.

Por primera vez puedo decir que soy feliz, amándola.

Pero no puedo descartar la posibilidad de perderla nuevamente, mientras todo este conflicto siga, ella no será totalmente mía. La conozco de tan poco tiempo pero siento que nací conociéndola y tengo certeza que ella querrá luchar por su familia.

Quisiera terminar con esa tonta lucha de una vez por todas, pero caigo en cuenta que solo ella puede hacerlo.

Una vez la perdí en el campo de batalla, no quisiera volver a hacerlo.

Aunque yo tuviera la culpa de su muerte.

***

Sus cabezas estaban ocultas por túnicas color negro, sus pasos eran largos y rápidos, metidos en la oscuridad de la noche eran casi imperceptibles.

Los cuatro hombres, comidos por la oscuridad, iban en el silencio más absoluto pero con gritos y preguntas en sus cabezas.

El aire se sentía tensionada.

Los frondosos árboles se erguían ante ellos, gigantes y aterradores en la oscuridad de la noche, meciéndose en una melodía casi muda.

Los hombres pararon frente a la abertura de una caverna, con aire de impaciencia.

De la oscura caverna surgieron tres hombres, altos, de un porte jorobado, sus rostros de un pálido insano cubiertas de barba negro como la noche, al igual que su largo cabello. Iban vestidos por capas largas de color crema desgastada, y pantaloncillos del mismo color.

Los cuatro hombres descubrieron sus rostros. Kirim, Traint, Sad y Krull observaban a los tres dvergar quienes miraban altivos, con sus hachas en mano.

- ¿A qué debemos su visita ljósálfar? -hablo Mótsognir, el padre de los dvergar (N/A: enanos )

-Como han de saber el alfablot está a punto de empezar.

Los tres enanos se miraron entre sí, sus rostros pasaron de indiferentes a preocupadas.

- ¿Al fin ha vuelto? -pregunto Durin, el segundo al mando.

-Ha vuelto y esta vez necesitamos de ayuda.

***

Los días pasan de manera sorpresiva, según mis cuentas el alfablot comienza en menos de tres semanas y aun no tengo idea de que hacer.

Alma Guerrera EN REVISIÓN Y EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora