Capítulo 16

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- ¿Qué ocurrió? -pregunto en un susurro Stephane.

Enterré mi rostro en su pecho y rodee mis brazos fuertemente en su cuerpo, aspire su aroma con calma.

Stephane correspondió el abrazo, estrechándome hasta lo imposible en su cuerpo. Me siento cómoda y segura.

Este es mi lugar.

Sus manos acarician mis cabellos con suavidad, delinea cada centímetro de mi rostro con su suave tacto, y siento nuevamente ganas de llorar pero no lo hago.

-Muchas cosas -respondo débilmente.

El aun toca mi piel con dulzura.

-Cuéntame-pide en un dulce susurro.

-Me tengo que casar -mi voz sonó débil y quebrada.

Lo sentí removerse debajo mío, su mano se detuvo y el quedo estático, alce mi vista y lo observe a los ojos.

No podía descifrar lo que está pasando en su mente.

- ¿Estás bien?

El no me responde, en cambio sus brazos toman posesión nuevamente de mi cuerpo, me aferro a él y siento mi espalda chocar contra el suave sofá, sus brazos me aprisionan, el arriba de mi.

Sus ojos esta vez están oscuros, el azul de su mirada como en una tormenta.

- ¿Qué ocurre? -pregunto en un susurro.

Stephane niega con la cabeza y luego toma posesión de mis labios, de forma demandante y dominante. Le correspondo y acaricio con mis manos su pelo, jugando con los cabellos suaves de él.

Acaricia cada facción de mi rostro y separa sus labios de los míos.

-Nunca dejaría que te cases con alguien que no sea yo-me susurra.

Mi corazón se hincha de dicha.

Lo atraigo hacia mí y lo abrazo, con fuerza; intentando que nuestro contacto sea eterno, tenerlo siempre junto a mí.

Que nadie nunca nos separe.

-Yo tampoco deseo casarme con alguien que no seas tú -le respondo en el mismo tono de voz.

Siento que sus brazos me aprietan más contra su pecho.

Me gusta estar de este modo con él, me siento protegida; siento que millones de abejas asesinas vuelan en mi estomago y no es una mala sensación en cambio, es maravillosa.

Y no deseo por nada del mundo terminar con esto, no pienso casarme con Anthony.

Su mirada de suplica vuelve a mi mente, esa mirada que me dio antes de salir del salón, ¿él en verdad me ama? Lo último que quiero es destrozarle el corazón ¿pero destrozar el mío?

El amor es el sentimiento más egoísta que una persona pueda llegar a sentir... pero eso no le quita lo maravillo que es.

No puedo cambiar mi felicidad por la de él, no puedo cambiar el amor por la salvación.

No puedo cambiar algo que me hace tan bien, por algo que solo me traerá infelicidad.

Quizás todo lo que piense esté mal, y de pronto me siento egoísta ¿Pero qué puedo hacer?

- ¿Puedo quedarme aquí esta noche? -pregunto suavemente-. No quiero volver y me siento más segura junto a ti.

Su pecho vibra cuando ríe quedamente.

-Desde un principio supe que quieres dormir conmigo.

Rio ante sus palabras y juntos nos acurrucamos en el sofá.

Alma Guerrera EN REVISIÓN Y EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora