35. Mareos y Cefalea.

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—Señorita Castlen podría venir un segundo—me llama el maestro de Macro, el señor Butler, mientras todos salen del salón voy hacia él—aquí tengo unas carpetas para que adelante las clases que ha perdido.

—Gracias—digo y le doy una leve sonrisa.

—Ha hecho lo correcto en no dejar la carrera—asiento y al igual que todos los demás salgo de ahí, me mareo un poco y casi tropiezo, pero no le doy importancia, no sé si en realidad he hecho lo correcto en no dejar la carrera, pero algo que si se es que seguir sentada en mi departamento sin hacer nada no resolvería las cosas.

Al salir Arthur me espera, tiene toda la cara y manos sucias de pintura, al parecer no ha tenido tiempo de pasar a cambiarse después de su clase.

—Hola Arthur—digo y nos damos un leve beso, cruza su brazo por mi cuello y comenzamos a caminar.

—Hola Eleanor—dice con una sonrisa—¿Vas a casa?

—No—digo—tengo una clase más ¿Tú?

—Si, iré con mi hermano por unas cosas fuera de la ciudad, pero estaré aquí a la noche ¿Quieres que pase a dormir?—pregunta y asiento.

—¿Le avisas a Landon? O ¿lo hago yo?—pregunto.

—Yo le aviso no te preocupes—deja un beso en mis labios y así todo sucio sale corriendo por los pasillos.

Entro al salón a tomar mi ultima clase del día.

***
Cantando a todo pulmón la canción que reproduce Alexa voy hacia la cocina, comienzo a preparar mi té matcha cuando escucho el timbre, es extraño si los chicos o Drew vienen solo me envían un mensaje de estoy aquí.

Con mi té en mano voy a la puerta, la abro encontrándome con Keegan, ¿Qué hace Keegan aquí? sorprendida me hago a un lado para que pase. Luce cansando y decaído, sus ojos están rojos probablemente no ha dormido bien.

—Hola...Keegan—digo tratando de lucir amable aunque la sorpresa corte mis palabras.

—Hola Eleanor—dice y me da una pequeña sonrisa.

—¿Cómo supiste donde vivo?—pregunto y él levanta la mirada hacia mi.

—Sabia que estabas en la USC, solo fui y pregunté—dice.

—Grandes medidas de seguridad toma la universidad ¿eh?—digo en tono de broma pero con algo de razón, porque como va a estar una universidad dando la dirección de sus estudiantes.

—Lo siento—dice—pero necesitaba encontrarte.

—Está bien Keegan, no te preocupes—le digo y camino hasta el sofá para que me siga. Ambos tomamos asiento.

Keegan se nota nervioso, pasa sus manos repetidas veces por sus pantalones, como si tratara de limpiarlas sin éxito alguno.

—¿Cómo está Blas?—pregunta luego de un rato.

—Eh, bien—digo pero se que es una respuesta muy pobre, por el estado en que luce Keegan, esta historia tiene más de lo que me ha contando Blas—tengo dos semanas sin hablar con él, pero sabes como es la comunicación en el lugar que está.

—Si, lo sé—dice y guarda silencio—podrías darle esto.

Me entrega un documento que no había visto que llevaba consigo, parece algún manuscrito o algo así.

—Pero no se cuando Blas vuelva—digo.

—Lo sé, pero cuando pase, aunque sea en 10 años, entrégaselo por favor—dice y se levanta del sofá—Gracias Eleanor.

Two boys for me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora