Capítulo 10

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Ver las estrellas desde el pórtico era algo que disfrutaba hacer durante las noches en donde el efecto de ellos medicamentos no era tan fuerte y podía abandonar la cama.
Normalmente los fines de semana cuando Bokuto no tenía que trabajar al día siguiente y su compañía junto a la silla mesedora del patio trasero era nuestro pequeño escondite del universo.
El cómodo soplar del viento por el cuerpo era vida para alguien que había pasado tanto tiempo recluido de cuarto en cuarto. El cuerpo de Bokuto bajo mi cabeza sintiendo el latir de su corazón tranquilo lograba llevarse las penurias por un momento.
Ahí, bajo el manto interestelar sobre nosotros, parecía una corta eternidad. Bokuto solía contarme anécdotas del pasado cuando era niño, recitaba lo mucho que me amaba entre besos por toda la cara o me hacía recordar los buenos momentos que habíamos pasado desde preparatoria.
—¿Recuerdas la primera cita que tuvimos en la playa?
—No es una cita si no estás saliendo con la otra persona Bokuto.
Besó mi sien sin prestar mucha atención a lo que le respondía y continuando su relato.
—Olvidé ponerme el protector solar y no pude jugar durante una semana.
—No lo olvidaste, te perseguí todo el día para que te lo pusieras. Dijiste que el ol de Tokio y tu eran uno.
Aún podía escucharlo quejarse desde las duchas al día siguiente.
—Estabas tan bronceado como un pescador
Le sonreí a pesar de que el seguía mirando al cielo. No podía reírme pero al menos eso me hacía felíz.
—La primera vez que te ví... Tenías el uniforme de deporte puesto y te aferrabas con ambas manos a tu solicitud de ingreso al club.
—Esa no fue la primera vez que nos vimos
—¿Ah no?
Preguntó curioso, una ceja levantada surcando su frente.
—Golpeaste mi cara con un balón
Dió un gritito ahogado mientras se disculpaba un millón de veces.
—Akaashi, lo recuerdo. ¡¿Como pude olvidarlo!? Te cargué a la enfermería entonces
—Y ha sido la cosa más vergonzosa de mi vida
Una pregunta me llegó a la cabeza entonces, dando vueltas mientras el lamento de Bokuto continuaba.
—¿Te gustaba desde entonces?
—Oh, no— Se encogió de hombros —No era la primera vez que golpeaba a uno de primero y creí que el capitán me mataría, por eso te saqué de ahí.
—¿Solías golpear a muchos por ahí?
—¡No era mi culpa! Aún estaba creciendo y mis brazos eran más largos, no podía controlarlos del todo.
Se mordió los labios avergonzado, pero yo aún no tenía todas las respuestas que quería.
—¿Cuando supiste que estabas enamorado de mi entonces?
Los dientes hicieron más presión sobre su labio, por lo que di un tironsito a ellos antes de que se hiciera daño.
—Eso sonó pretencioso. Puedes no responder.
La mirada confusa volvió a enfocarse en un segundo, llevándose una mano a la nuca y rascando su cabello.
—Mmm... No fue... En el primer segundo pero... Si fue ese día...
Mi frente se abultó en el lugar donde solía haber una ceja.
—Cuando... Te dejé en la camilla y la enfermera dijo que podía tomar una paleta...
—Corriste por el frasco— Recordé el momento con diversión —En ese momento me reí porque parecía un niño.
—¡Si!— Asintió con alegría —¡Fue la risa más bonita que había escuchado en toda mi vida, Akaashi!
—¿Te enamoraste de mi porque me reí mientras sangraba en la escuela?
—¡Si! No... Ósea, si, pero no por que estuvieras sangrando— Se tironeó del cabello mientras intentaba acomodar sus ideas —Después de que te rieras volteaste a verme con una sonrisa que llenó mi alma— Dijo dramático, una mano tocando su pecho —Nunca me había sentido tan contagiado por la alegría de alguien y luego pusiste tu cara seria otra vez ¡Como si nada hubiera pasado!
Me envolvió en sus brazos, pegando su mejilla a la mía.
—¡Si había algo que quería volver a ver, era tu cara con esa expresión otra vez!
Restregó con felicidad nuestras caras, efusivo como sólo él podía ser.
—Bokuto, el tubo del aire
Se detuvo en seco, apartándose y recolocando en su lugar mi respirador. Mis fosas nasales sintiendo por un segundo alivio al ser removido el plástico que permanecía diariamente ahí.
—Lo siento
Sonrió al soltar las diminutas mangueras. Volviendo a recostarme contra su pecho.
El silencio nos invadió por unos minutos. Sin ningún tema de por medio pero con la compañía del otro nos sentíamos bien.
Bokuto se llevó mi mano amoratada a los labios, dejando un beso suave por encima de los nudillos
—¿Sabes Akaashi?...
Interrumpió el silencio en el que estábamos sumidos, quizá sin darse cuenta porque  levanté la vista y el seguía perdido mirando a las estrellas sobre nuestras cabezas.
—Siempre imaginé que el día que nos separarnos sería porque cometí alguna tontería y me moría en un accidente imprudencia como callendo por las escaleras o mientras recogía un centavo en medio de la calle...
Tomó aire y lo exhaló tan lentamente que no quise interrumpirlo, aún cuando pasaron unos segundos para que volviera hablar.
—Y si hubiera alguna manera de intercambiar lugares ¿Akaashi? Lo haría sin pensarlo— Una sonrisa triste a la nada —Sé que tu podrías reponerte, porque eso es una de las cosas que envidio que puedas hacer. Salir adelante ante cualquier situación en la que yo me pondría a llorar. Eso es algo por lo que me enamoré de ti...
Un nudo en mi garganta se instaló, quería besarlo por ser tan tierno.
—¿Sabes que otra cosa me gusta de ti?— Preguntó, está vez fijando la vista en mi. Una sonrisa divertida en los labios —La forma en la que te sonrojas cada vez que estás por venirte y clavas tus diminutas garras de búho en mis hombros.
Sacudí la cabeza hacía otro lado. Como siempre, había nivelado el comentario más tierno del mundo con una broma.
—Bokuto-san...
Me tomó por el mentón para que lo viera de nuevo.
—Y cuando usas el honorífico para regañarme como ahora— Sonrió con perspicacia —Estas uniendo esas dos cosas ahora mismo.
Logré subir mi mano para evitar el beso que iba a darme, haciéndolo besar la palma. Él sólo se río, lamiendo el borde de forma juguetona.
—Podría decir que te amo Akaashi
El calor en mis mejillas seguía subiendo, pero estaba bien, se sentía tan bien, así que lo deje continuar el juego.
—Pero eso es algo que me dices siempre.
—No...— Besó mi mejilla, dejando su nariz descansar un segundo antes de susurrar en mi oído.
—Voy a amarte aún después de que muera.
Me aparté apenas, viendo su cara tan en paz consigo mismo.
—Antes, ahora y siempre. Y cuando esté del otro lado, voy a buscarte siempre.
Cerró los ojos, dando una sonrisa de labios abiertos. Mis ojos se cristalizado y sólo pude abrazarlo sin decir nada, aún cuando quería responder y decirle que lo estaría esperando también, que no dejaría de velar su existencia y que estaba totalmente equivocado en pensar que podría sobreponerme si el me faltaba. No era tan fuerte para eso y me sentía bendecido de ser el que podía morir primero, porque el estar tan cerca del abismo era aterrador.
Tenía tantas cosas que decir, pero las emociones se hacían una enorme red en mi garganta de donde lo único que pudo salir fueron dos sencillas palabras:
—Te amo
Su amplia sonrisa se atenuó a una curva pequeña sobre sus labios, se inclinó sobre mi, posando sus labios entre los míos y dando una caricia en mi mejilla.
—¿Qué tal un baño juntos?
Asentí aún con los ojos cerrados, su aliento llegando nuevamente a mi barbilla dejando un segundo beso antes de cargarme adentro.
—Vamos entonces.

He querido liberar completamente está historia, por lo que voy a estar subiendo todos los capítulos restantes. Espero que lo disfruten.
El minicómic que aparece no me pertenece (como el resto de las imágenes) sólo lo he editado un poco para que se ajustará a esta parte, ya que recordaba tenerlo en mi galería y me hacía ilusión el usarlo porque me encanta, de cualquier forma, los respectivos creditos continúan en el.
¡Un fuerte abrazo!
#PenitaJohnson

Leucemia [BokuAka] *Terminada*Where stories live. Discover now