──Cállate o Amaris te golpeara hasta dejarte inconsciente. ─se escondió detrás de la pequeña.

──Hawk, tranquilo. El solo piensa que te pareces a su antiguo compañero. ─el cerdo asintió y camino fuera de la pequeña cueva.

──Es algo raro, siento que antes podía volar. ─dijo mirando unas aves. ──Debe de ser una memoria de tiempo pasado. Entonces debí de ser un dragón poderoso. ─el rubio sonrio con su vista oculta detrás de su cabello. ──En cambio Amaris si puede volar.

──¿Eso es en serio? ─la albina asintió levemente mirando a otro lado. ──Eso es sorprendente.

──Gracias supongo. ─murmuró pero el chico si la alcanzó a escuchar.

──Soy Meliodas, mucho gusto, Amaris, Hawk.

──Lo mismo digo. ─la pequeña sonrió tiernamente.

──Pero que hago... ─dijo el chico acostado a un lado de la pequeña. ──En el Reino seguro que me están buscando. Si ya no puedo trabajar como caballero, ¿en que trabajo para comer? Sate sate sate.

──No te preocupes, hoy te invitaremos el almuerzo para celebrar nuestro encuentro. ─le dijo el cerdito.

──¿Invitar? ¿Me llevaran a un restaurante? ─pregunto levantándose mirando a los dos.

──El Tonsokutei de Camelot esta de moda ahora. ─le dijo la pequeña.

──¿Esta cerca? ─pregunto mirándola.

──Estúpido, hay como 40 millas para bajar a la ciudad, debe de ser aburrido. ─le dijo el cerdito. ──¡Hey Ma!

──¿Ma? ¿Tu mamá? ─pregunto el chico.

La pequeña se levanto corriendo fuera de la cueva con una sonrisa, de pronto la tierra se comenzó abrir para después dejar ver a un enorme cerdo color verde.

──Es un cerdo grande. ─dijo el rubio. ──Es como una fortaleza grande. ─se inclino hasta llegar a la altura de la pequeña y el cerdo. ──Por cierto, ¿tienen dinero?

──¿Ah? Es gratis, no es necesario. ─dijo él cerdo.

──¿Gratis? ─preguntó extrañado.

──¡Los desperdicios de esa tienda son lo máximo! ─dijo con baba saliendo de su boca el pequeño rosado.

──Desperdicios... ─dijo sin creerlo, miro a la pequeña. ──¿Tu comes lo mismo? ─ella negó.

──Yo trabajo en la noche en esa tienda como mesera, ellos a cambio me dan tres comidas al dia y las sobras se las come Hawk.

──Entonces prefiero comer tu carne. ─le dijo a Hawk.

──¿Qué? ─se escondió detrás de la pequeña.

──No, saco más dinero vendiéndolo. ─murmuró. ──Vender. ─una idea le llego a la mente. ──Es verdad, hago malabares con un cerdo parlante. No eso es muy llamativo.

──¿Qué tal una taberna? ─dijo la pequeña.

──Claro, podemos beber todos los días. Gracias pequeña Amaris. ─le acaricio su cabeza. ──Pero, ¿dónde pongo la tienda? Quisiera tener un terreno casi como el lomo de este cerdo.

──Yo creo que el problema es el dinero. ─dijo la pequeña.

──Cierto. ─cerro sus ojos unos segundos pensando. ──Bien, venderé mi arma sagrada. Lo siento Barta, se que me la regalaste.

𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐌𝐀𝐋𝐃𝐈𝐓𝐎; 𝘻𝘦𝘭𝘥𝘳𝘪𝘴 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora