16; Nueva vida

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Minho (Mina)

Desde el día del médium no sabía de Chaeyoung, me evitaba no quería hablar conmigo, no sabía por qué, tampoco quería hacerlo con Jihyo ni con nadie. Ni siquiera había ido a la escuela.

Nayeon no sabía dónde diablos se había metido, me preocupaba, pero, era un ángel, ¿no? A los ángeles nunca les pasa nada, ¿verdad? ¿VERDAD?

No la había visto desde hace dos dias, y la necesitaba, ella evitaba que yo metiera la pata, ¿qué clase de servicio era ese? El cielo ya me había echo demasiadas cosas, y ahora mi ángel me abandonaba, quería llorar, por alguna extraña razón. Pero ahora era un hombre, y... según el dicho, los hombres no lloran.

Me levante de la cama de mi habitación, me di una ducha rápida, lavando con cuidado mis partes nobles, había visto un tutorial en YouTube para saber cómo hacerlo, y me vestí rápidamente.

Al bajar, me encontré a mi mamá, aunque solo podía llamarla de esa manera en mi cabeza.

-Buenos días Minho, ¿no te quedas a desayunar? -me ofreció sonríendo, cosa que ella casi no hacía desde que había muerto.

-No quiero molestar, Sachiko -metí las manos a mis bolsillos esperando que no insistiera, así se me haría más fácil seguir con mi nueva vida.

-No es molestia, ahora vives aquí, y ofrecerte solo un cuarto no hablaría muy bien de nosotros, vamos siéntate -recorrió una silla de su comedor para que me sentase, ahí había huevos, tocinos, y panqueques. Era mi silla, la silla de Mina.

-Su... ¿su marido no viene a desayunar? -le pregunte una vez que tome asiento.

-Claro, no debe de tardar en bajar -ella también tomó asiento- puedes servirte lo que quieras, no te preocupes.

-¿Que hay de Chris? -volví a preguntar empezando a poner comida en mi plato.

-Se fue un poco más temprano, al igual que Miyeon.

-Ella casi no habla, ¿no es así? -me hice el desentendido para que me contara como había sido Miyeon desde que me fui.

-No siempre fue así, solo desde que su hermana murió -lo dijo así como si nada, lo cual hizo que una parte de mí se sintiera un poco mejor, ya empezaba a superar el dolor.

-¿No ha intentado nada? -no toque el tema de mi muerte para que no creyera cosas que no.

-Por supuesto, es solo que... eran muy unidas ellas dos, tal vez solo necesite un poco más de tiempo, confió en que tendrá pronta resignación -me dio una sonrisa conmovida para seguir con su vista en el plato.

-¡Minho! -llegaba papá- ¿qué haces desayunando aquí? Pareces un alma que solo entra a dormir -me tocó el hombro riendo mientras se sentaba.

-Su mujer me invitó a desayunar hoy con ustedes -le dije en el mismo tono de voz- espero que no le moleste.

-Por supuesto que no, eres japonés como nosotros, ahora vives aquí y puedes desayunar en ese comedor cuantas veces quieras -empezó a servir en su plato algunos panqueques, rezaba internamente para que mamá lo regañara, él no debía comer.

-Akira, el colesterol, recuérdalo -gracias a Dios que lo hizo.

-Relájate mujer, solo son unos cuantos -le dijo Akira riendo- Mujeres, siempre son así -dijo dirigiéndose a mi, a lo que solo reí por compromiso, ya le había dado un infarto por culpa del colesterol alto- Nada puede destruir al Akinator, ni si quiera un poco de grasa.

Por alguna razón, le creímos.

-

Al llegar a la escuela me fui directo al casillero de Chaeyoung, iba a esperarla ahí, lo haría por qué necesitaba saber que era lo que le pasaba, si es que iba a la escuela ese día, claro.

Necesitaba a Nayeon, no era como que podía marcar a su teléfono y preguntarle dónde estaba, ella no funcionaba así.

-Minho... -escuche una voz a mis espaldas; era Chaeyoung.

-Chae, yo... tú,

-¿Cómo me llamaste? -me preguntó viéndome confusa, había metido la pata de nuevo.

-Chaeyoung, te llame Chaeyoung -me hice el desentendido, mirando hacia todos lados- ¿dónde estuviste? -trate de cambiar de tema para tratar de cubrir mi metida de pata.

-En casa, llorando -contestó sin mirarme yendo a así casillero para abrirlo.

-¿Estás bien? -fue todo lo que atine a pregúntale.

-Define bien -su mirada se posó en mi- ella me amaba, Minho. Y no de la manera en la que yo amo las donas o las frutillas.

-Fresas -corregí yo ganándome una mirada que podría matar a cualquiera.

-Como sea, eso era lo que ella quería decirme justo cuando salió de mi casa, iba a confesarme su amor, ¿cómo superas eso? -su mirada me transmitía todo tipo de emociones, sus ojos se veían sin luz, pero su voz, su voz sonaba normal.

-Yo... yo no sé qué decirte, Chaeyoung... -agache la mirada tratando de encontrar algo para decirle, algo para que supiera que estaba ahí aunque ella no podía sentirme así.

-Está bien, ¿sabes? He llorado lo suficiente estas últimas 48 horas como para llenar una piscina.

-Entonces, ¿cómo te sientes? -hice que me mirara de nuevo a los ojos, que pudiera sentirme de alguna manera.

-He pensado mucho, ¿por qué Dios haría algo así? ¿Por qué llevársela cuando era obvio que ella no había echo nada malo? Pase días hablando con Dios y nunca recibí respuesta -sus ojos empezaban a cristalizarse- Me la pase hablando con alguien que ni siquiera sé si existe, y si existe no es alguien a quien quiera conocer -cerró su casillero con fuerza y se fue de ahí a la velocidad de la luz.

-

Ni siquiera me dediqué a entrar a clase hoy, ¿cuál era el punto? Todo parecía ir mal, y aveces bien.

Chaeyoung era obviamente que estaba en depresión, y lo peor de ello es que nadie parecía darse cuenta. Solo yo.

Estaba en el cementerio, en mi cripta para ser exactos, tenía que verla, tenía que ver que no era un sueño todo lo que estaba pasando.

Flores marchitadas estaban ahí, sin ningún cuidado, me senté justo a un lado de la lápida acariciando la foto que estaba ahí de mi.

-Que gran enredo, ¿no es asi? Aquí estoy, viva o vivo, da igual ahora mismo.

-¿Ahora hablas solo? -escuche una voz a mis espaldas que me hizo darme la vuelta rápidamente.

-¡Nayeon! -ahí estaba, parada con otra ropa a la que traía la última vez que la vi, corrí rápidamente a abrazarla- ¿dónde rayos te habías metido?

-Tenía vergüenza de verte -me contestó una vez que nuestro abrazo termino- Lo lamento.

-¿Por qué lo lamentas?

-Por arruinarte la vida -contestó con la mirada abajo y limpiando varias lágrimas que salían involuntariamente.

-Nayeon, tú no...

-Cállate, sabes que es verdad, y yo sé que no puedo hacer nada más, pero tengo que hablar contigo de esto, pasaras el resto de tu vida en un cuerpo al que probablemente no te vas a acostumbrar nunca, pero... puedo estar contigo en tu nueva vida, empieza de nuevo, y déjame estar contigo -sus ojos llenos de lágrimas me hacían sentir la peor persona del mundo.

-Eres mi ángel guardián Nayeon, por supuesto que sí -me agaché a abrazarla de nuevo, esta vez haciéndome llorar a mí también.

-¿Puedes perdonarme? -era la primera vez que Nayeon pedía disculpas por eso y de esa manera.

-Por supuesto que te perdono, seremos el mejor equipo -choque los puños con ella.

Pasamos la tarde ahí, en el cementerio, ¿qué más daba? Los dos habíamos experimentado lo que era estar muertos, no importaba

-¿Qué es lo que sigue en esta nueva vida, Im Nayeon?

-Sanar y recuperar a Chaeyoung.

-
[1/05/20]

Después De La Muerte | MiChaeng |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora