El inicio

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Cuatro amigos reían y comían, eran las 12 de la noche pasadas pero se encontraban seguros en la casa de uno de ellos. Estos cuatro amigos eran Vegetta, Luzu, Alex y Willy. Se encontraban en la casa de Vegetta, ya que desde que se habían mudado había insistido en tener su casa segura. Los cuatro venían de la ciudad pero después de algunos problemas habían decidido mudarse a un pueblo llamado Karmaland. Ahora los cuatro contaban con casas construidas por sus propias manos, claro que el que más merito merecía era Vegetta ya que había construido una isla flotante. La noche paso entre risas y tonteos por parte de todos.

Al día siguiente tanto Willy como Alex partieron a sus casas, mientras Luzu se quedo a hacerle compañía a Vegetta.

-Oye Vegettita-

-Dime Luzu-

-¿A veces no te sientes abrumado al vivir en una casa tan grande?- pregunto el castaño.

-Mis lobos me hacen compañía- dijo el fan de los unicornios con indiferencia.

-No lo vas a comparar con estar con tu manada- dijo Luzu serio.

-No. Pero puedo charlar con ellos si me abrumó demasiado- respondió serio.

-¿Crees... crees que Frank esta bien?-

Vegetta retuvo su respiración.

-Esta vivo, puedo sentirlo- dijo tocando se corazón.

-Lo sé, también lo siento. Pero eso no es lo que pregunte-

-No lo se Luzu, estaba afligido, se sentía un mounstro. Lleva dentro una bestia mucho más poderosa que nosotros- dijo completamente tenso.

Luzu asintió, ambos estaban preocupados por su amigo. Los tres eran cambia-formas, se habían criado como hermanos y eran una manada. Claro que Alex y Willy no sabían nada de eso.

Vegetta sintió a su lobo interior moverse intranquilo y el león de Luzu parecía igual, el tercer integrante del trío animal llevaba más de un mes desaparecido. Todo desde aquel incidente. Incidente el cual los había obligado a mudarse de la ciudad, los cambia-formas no eran queridos por los humanos pero aquello había sido...

Ambos negaron la cabeza a la vez, ambos habían pensado en lo mismo. Vegetta le hizo una señal a Luzu para salir a cazar este asintió agradecido. Se despojaron de su ropa y se transformaron en bestias, ambos corrieron por las escaleras de piedra hasta llegar al suelo. Corrieron durante horas como si la vida se les fuera en ello y cuando se hartaron se enfrentaron entre ellos. Eran una masa de garras y colmillos que gruñía y aleja a cualquier animal que hubiera cerca.

Para cuando volvieron a la isla de Vegetta ambos se veían más calmados.

-Hombre Vegetta se te a ido la mano- dijo Luzu señalando un zarpazo que cubría gran parte de su omóplato derecho.

-Claro, porque a ti no- dijo señalando el enorme zarpazo que iba a través de su pectoral derecho y terminaba en el abdomen.

Ambos rieron por sus comentarios, siempre acababan así, completamente cansados y con una cicatriz nueva que agregar.

-Te invito una cerveza para firmar el tratado de paz- dijo Luzu.

-Si que nos entendemos querido Luzu- dijo Vegetta riendo.

...

Los meses pasaron y Frank nunca regreso, al final Vegetta y Luzu aceptaron que seguramente no fueran a volver a ver a Frank. Aunque se conformaban con saber que seguia con vida.

Tiempo después Vegetta y Willy comenzaron a salir, pero las cosas no fueron nada bien. Disfrutaban la compañía del otro, pero discutían muy seguido. Además de que el la cama no eran nada compatibles, así que decidieron seguir siendo amigos y olvidar lo que había pasado entre ellos.

Unas semanas luego tres desconocidos llegaron al pueblo, dos llegaron juntos, sus nombres eran Auron y Fargan. Días después de ellos llegó un hombre llamado Lolito. Los tres fueron recibidos por el grupo de amigos , además de los aldeanos.

Auron y Luzu pronto se hicieron inseparables ambos se llevaban muy bien y se comprendían perfectamente. Por otro lado Vegetta y Fargan parecían llevarse muy bien, cosa que no alegró a Willy, él cual decidió estar siempre que esos dos se juntaban. Por otro lado Lolito solo hablaba con ellos de vez en cuando. Las cosas iban bastante bien, pero no fue hasta una noche que la verdad salio a la luz.

Auron se encontraba en casa de Luzu ya que este le habia invitado a cenar.
Luzu que se hallaba en la cocina llevo los platos a la mesa y ambos empezaron a degustar la comida.

-Hombre Luzu cocinas de lujo- dijo Auron.

-Gracias tío, me ha enseñado Vegetta a decir verdad- dijo Luzu sonriendo.

-Sois muy unidos, ¿verdad?- dijo Auron con un tinte de celos en su voz.

-Pues la verdad es que somos como hermanos- dijo Luzu tomando un trago de vino.

-Y no me va el incesto- concluyó guiñándole un ojo a Auron.

Luzu agradecia mentalmente a Vegetta por haberle pegado el hábito de decir cosas así ya que Auron se encontraba completamente sonrojado y era la escena más linda que había visto en su vida.

-Las cosas que dices hombre, te hace falta un psicólogo creo yo- dijo Auron tratando de calmar el ambiente.

-No estoy interesado en ir a uno si te soy sincero- dijo Luzu.

-¿Por qué no?- preguntó Auron curioso.

-Hay cosas que prefiero saber solo yo- dijo Luzu con un aire misterioso.

-¿Y si yo fuera el psicólogo?- dijo Auron sonriendo egocéntricamente.

- Podría contarte lo bien que hueles, esa fragancia a Nueces y Almendras- dijo Luzu mordiéndose el labio.

-Mmm y yo podría contrarrestar diciendo que tu olor a tierra y lluvia es aún mejor- dijo Auron en un susurro.

Ambos estaban muy borrachos y ni siquiera eran conscientes de lo que decian, pero a ninguno de los dos parecía importarle .

El león de Luzu rugió en su interior, como león su ego era inmenso. Le dedico una sonrisa a Auron mostrando sus filosos colmillos, este levantó la cejas sorprendido y por un momento Luzu se arrepintió de lo que acababa de hacer. Pero Auron le devolvió la sonrisa mostrando sus propios colmillos y acariciando la copa con una garra.

-¿Qué tipo eres?- preguntó Luzu con la voz ronca.

Auron no dudo, sabia de que hablaba Luzu.

-Tipo zorro... ¿Y tu querido Luzu?- preguntó Auron levantando una ceja.

-Tipo león...- susurró Luzu.

"Interesante" pensaron ambos.
Los dos se levantaron a la vez y una mirada les basto para comprender lo que quería el otro. Subieron con rapidez al cuarto de Luzu y se devoraron con la mirada. Sus bestias rugían en su interior, se necesitaban. Luzu gruño por lo bajo y Auron lo tomo como una señal. Se despojo de su remera y se tiro en la cama del castaño dejando que este lo devorara y consumiera por completo. Ambos sentían fuego en su sangre y descargaron todo ese fuego en el otro.

A la mañana siguiente la espalda de Luzu estaba llena de rasguños que se curaban rápidamente y el cuerpo de Auron lleno de marcas bastante notorias.

-Vamos a lo de Vegetta, tenemos que hablar de este tema- dijo el castaño levantando sus propias garras.

-Vamos por Fargan primero, es de los nuestros- dijo Auron.

Luzu asintió. Ambos se vistieron y partieron en búsqueda de los nombrados.

La Bestia Interior (Rubegetta)Kde žijí příběhy. Začni objevovat