Anastasia Blackburn una hechicera llega al pueblo de Greendale para cuidar de Sabrina Spellman y, si puede, acompañarla en sus pequeñas adventuras. Pero, la pelirroja tiene otro propósito más importante que estar detrás de una adolescente de 16 años...
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ANASTASIA DORMÍA PLÁCIDAMENTE EN SU CAMA cuando de repente abrió sus ojos y miró hacia el techo mientras respiraba pesadamente. Empezó a contar en su mente, algo que hacía para calmarse, y al sentir que sus latidos del corazón se iban disminuyendo volviendo a la normalidad al igual que su respiración, volvió a cerrar sus ojos para seguir durmiendo.
– Anastasia... – susurró una voz desconocida.
La pelirroja abrió sus ojos mientras se sentaba, notó que ya no estaba en su habitación y mucho menos en su cama si no que se encontraba en el bosque. Lentamente se levantó del suelo sacudiendo las hojas que quedaron pegadas a su bata y comenzó a caminar mirando todo a su alrededor en alerta.
– Anastasia. Anastasia. –
Se abrazó a sí misma por el fuerte viento que estaba haciendo, siguió caminando hacia donde provenía la voz ignorando algo en su interior que le decía que corriera lejos de allí. Paró de caminar cuando vio que había llegado a un lago, frunció su ceño confundida. Sintió una presencia atrás de ella y luego unos dedos acariciando su piel enviando escalofríos por su espalda haciendo que su piel se pusiera de gallina.
Anastasia giró sobre sus talones lista para ver y atacar a la persona que se encontraba detrás de ella, pero se relajó al ver quien era el responsable de haberle hecho todo eso.
– ¡¿Qué mierda te pasa, idiota?! – le gritó entre enojada y asustada.
Él se rió de la reacción de su amiga. – Yo también te extrañaba, Anastasia. –
La pelirroja suspiró pesadamente y le pasó por el lado para empezar a caminar lejos de su amigo. Cuándo lo sintió llegar a su lado decidió preguntar. – ¿Qué quieres? –
Él se detuvo y la agarró de su brazo suavemente haciendo que ella se detuviera también y lo mirara con una sonrisa divertida, pero se le borró al ver su cara con una expresión seria.
–Necesito tu ayuda. – hizo una pausa, haciendo que ella levantara una ceja. – Quiero que me ayudes con mi prima. Ya sabes que no puedo salir de la casa por lo que hice, así que cuando ella se vaya hacer una locura tú puedas ir detrás de ella y velarla o no sé, ayudarla tal ves. – suplicó el moreno.
La pelirroja se quedó pensativa. Esta era la excusa perfecta para empezar con su plan. Era el empujón que ella estaba esperando hacen nueve meses después de la muerte de su madre. Necesitaba ir a Greendale si quería investigar y saber la verdadera razón de la muerte de ella y la única manera era ir a ese pueblo. A ese pueblo que esconde tantos secretos y que ansiaba por saber algunos aunque sea.
– Esta bien. – suspiró pesadamente. – ¿Cómo se llama la niñita que tengo que velar por ti cada vez que decida salir hacer una locura? – terminó de decir sarcásticamente.
