Porque si me habían dicho que iba a regresar y no lo hizo, ¿había sido debido a que le pasó algo malo?

Allí fue cuando Malcolm me contestó que estaba en un viaje familiar. Habían decidido tomarse unas vacaciones a mitad de año, porque estaban algo estresados y además los pasajes de avión eran más baratos. Decía que ahora hablaba desde El Caribe y que estaba muy emocionado por sus playas, su gente que era muy simpática, y la comida que era deliciosa.

Después de hablarnos un rato, me despedí de él, y me fui a dormir.

Acostada en mi cama, boca arriba, comencé a pensar en porqué Finn me había mentido. No había motivos para hacerlo, pues un viaje familiar no era algo vergonzoso y además, él sabía que si yo le preguntaba a Malcolm iba a descubrir su engaño.

¿Entonces, por qué lo había hecho?

La pregunta me atormentó por días.

Caminé por los pasillos de la escuela, vacíos debido a que era muy temprano. Últimamente adoraba llegar a esta hora, y Malcolm era en parte el culpable.

Una corriente de repentina tristeza me inundó el cuerpo. Lo extrañaba, mucho, muchísimo. Era cierto, apenas lo conocía, y había convivido con él menos que con Katie o Marcos, pero cuando estaba a su lado, y me hacía reír con sus bromas, sentía que lo había conocido de toda la vida. Era un muy buen amigo.

Abrí mi casillero, inmersa en mis pensamientos. Aún rondaba por mi cabeza con insistencia la razón por la que Finn me había mentido en algo tan estúpido, pero ya con menos intensidad que antes. Aún así, tenía una mala sensación respecto al tema; cada vez que lo analizaba demasiado, una pesadez se asentaba en mi estómago.

El ruido metálico de una puerta siendo azotada me hizo dar un brinco. Como supuse, con algo de molestia, el autor de tal descortesía era mi crush, que había cerrado la puerta de su casillero sin medir su fuerza. Me di media vuelta y lo observé, extrañada.

–Hola.– murmuró, con la mirada fija en los libros de texto que acomodaba con algo de dificultad entre sus brazos. Traía una polera de algodón negro estampada con algún grupo musical de rock, unos pantalones estilo cargo y vans coloridas. Estaba en una posición extraña, con su cuerpo descubriendo una extraña 's'; los hombros hacia atrás, las caderas hacia adelante en una postura relajada, una mano en uno de sus bolsillos y los pies separados. Se veía extremadamente bien, como siempre.

Tuve que esforzarme para sacar las palabras de mi garganta, ya que insistían en quedarse allí, estancadas en el medio. Cuando por fin pude hacerlo, luego de varios soniditos vergonzosos, él ya me miraba con algo de incredulidad en los ojos.

–Hola.– logré decir, ignorando los pensamientos sobre su mentira, o el mal presentimiento que me daba el tema. Todo eso se fue, cuando él sonrió levemente y se acercó a mí a pasos lentos.

–Estaba pensando, ya sabes, que como tú y yo somos amigos de Malcolm, podrías vernos ensayar esta tarde, después de clases.– se relamió los labios secos y rojizos en un gesto inconsciente, e hizo una pausa pasa mirarme a los ojos, y después continuar.

–Y quizás (si me dejas) invitarte a un helado después de eso. ¿Qué opinas?

Bien.

Estoy bien.

Para nada infartada debido a que MI CRUSH ME ESTÁ INVITANDO A SALIR DIOSITO MÍO AYUDA.

Inhalé profundamente, llenando hasta el tope mis pulmones de aire. Sentía que si daba una bocanada más, explotaría en tos, o me iría volando impulsada por las ventosas corrientes del cielo. Exhalé luego de un rato, cuando sentí que dejaba de ponerme roja y sudar por las manos.

ʜᴀɪʀ ᴄʟɪᴘs ♡ ғɪɴɴ ᴡᴏʟғʜᴀʀᴅWhere stories live. Discover now