- No es posible- susurró, parando en seco. Taehyung también dejó de andar al darse cuenta. Quizá era muy pequeño cuando la mujer los abandonó, pero el rubio nunca le privó el derecho de tener un rostro el cual recordar.

Dae-hyun volteó al ser consciente de que ya no se escuchaban los pasos de sus amigos, pero sabía que iba a ser esa su reacción.

Y estaba preparado para hablar.

- ¿Qué hace ella aquí?- Yoongi no quiso ser borde con el pelinegro, pero el tono que usó se asemejaba mucho.

La mujer comenzó a caminar en su dirección, al notar lo que ocurría, su corazón latía con demasiada fuerza.

- Primero deja que hable, por favor- pidió con calma Dae, mirando a Yoongi con súplica en los ojos.

El rubio quería llorar, irse a un rincón apartado de todos y llorar como nunca. Porque si se acordaba de su madre, y verla ahí le traía muchos recuerdos, en su mayoría malos.

Lloró cuando pequeño, al caer en cuenta de  que su querida madre no iba a volver a casa, lloró cuando su padre le pegaba, lloró cuando su padre lo obligó tantas veces a trabajar con él.

Lloró tanto que hasta llegó a pensar que no le quedaban lágrimas para botar. Pero ahí estaba, como un pollito asustado, sin las alas de su madre para cobijarse.

- Y-yo no quiero escucharla- su voz salió rota y lastimada al momento de dirigirse a Dae-hyun para escapar de la situación.

Taehyung se acercó a la señora desconocida, tratando de ocultar sus nervios. Hobi se quedó a distancia, para darle espacio a su novio.

- Taehyung, e-estás tan grande, cariño- La mujer hizo el amago de abrazar a su hijo pequeño, pero Yoongi se lo impidió, tirando de su hermano hacia atrás.

- No se acerque, no t-tenemos porqué escucharla-  La voz del rubio sonó fría y firme, no dejaría que Ji Yeong la volviera a lastimar de la forma en que lo hizo.

- Yoongi, hijo, ¿Puedes escucharme?- La voz de la mujer sonó calmada, pero por dentro no dejaba de maldecirse a ella misma por ser tan débil en el pasado.

- ¡No me llame hijo! Yo no soy su hijo- El rubio no se atrevía a mirarla a los ojos, tenía miedo. Aunque las palabras duras y los gritos lo ocultaban muy bien.

- Yoongi, cálmate, por favor- Dae-hyun intervino.

- ¿Qué me calme, dices? ¡Ella nos abandonó! ¡Nos dejó solos con un padre de mierda, mientras vivía tranquilamente- luego miró a la señora con rencor- Usted no es mi madre- espetó- Lo dejó de ser el día en que se fue.

El corazón de Ji Yeong se quebró en miles de pedazos, mientras bajaba la mirada, avergonzada. Sabía que no sería fácil, pero tenía que afrontar las duras consecuencias.

Algunas lágrimas bajaron por su rostro, Yoongi se dió unos segundos para examinarla. Se veía igual a la mujer de sus recuerdos de niño, sólo que se le notaban algunas arrugas.

- Y-yo no quería dejarlos, lo j-juro- La voz triste y quebrada de la mujer hizo que a Yoongi se le pusieran los pelos de punta. Un escalofrío pasó por su espalda. La culpa.

Pero, ¿Debía sentir culpa por esa señora que los había dejado? No, no debía.

- Los amo demasiado a los dos, ni siquiera se me pasó por la mente algunas vez la idea de ya no tenerlos conmigo- sus palabras recuperaron fuerza. Yoongi ya no podía luchar, sabía que no saldría de ahí hasta escuchar a la mujer en frente suyo.

Taehyung se sentía fuera de lugar, sentía que la verdadera "pelea" era entre su hermano y su madre. Pero no podía evitar ponerse del lado del rubio, quien lo cuidó con tanto cariño.

Secuestrando Corazones ▪︎Yoonkook▪︎Onde histórias criam vida. Descubra agora