Prólogo

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No, no tenía ganas de levantarse.

Sí, ya se estaba haciendo tarde.

No, el despertador no dejaba de sonar.

Sí, ella quería seguir durmiendo.

La salida del sol se estaba haciendo presente en el cielo y las ventanas de la habitación le cedieron el paso a la luz, inundando la habitación completa y, también, molestando el sueño de nuestra querida Jennie Kim.

Abrió sus ojos y tanteó su mesita de luz en busca de su celular, 08:02. Ya era tarde.

¿Tarde para qué? Se preguntarán.

Pues bueno, la respuesta estaba a punto de entrar por aquella blanca y bonita puerta.

— ¡A levantarse! ¡Hoy es día de shopping y hay que disfrutarlo al máximo! ¿Cómo es que aún sigues en la cama? — Rosé tenía una energía excepcional, cada tres semanas tenían un glorioso "Día de shopping" en el que recorrían todas las tiendas de Seúl para enterarse sobre las novedades del mercado de la belleza, la moda, y la comida, y hoy era ese día.

  Jennie simplemente se dedicó a bufar mientras su amiga saltaba al lado de ella pegándole con una de las almohadas.

 
  Jennie y Rosé habían sido amigas desde muy pequeñas, ambas solían vivir en Nueva Zelanda con sus correspondientes padres, pero por temas de oportunidades de trabajo, estudios, y, también por el gusto, se mudaron juntas a una casa moderna y espaciosa en Seúl, donde tenían a sus dos cachorros y un pequeño pez naranja.

  Jennie sabía que su amiga había sufrido con el cambio y además, con una ruptura que sucedió en medio del viaje, entonces intentaba hacerla feliz siempre, verla triste era lo último que quería, Rosé significaba mucho para ella. A sus 13 años, sabiendo que a Jennie le gustaba la fotografía pero que no tenía el dinero suficiente para comprar su propia cámara, ahorró por meses para darle la sorpresa de regalo de cumpleaños, su primer cámara. Jennie no paraba de abrazar y agradecer a Rosé ese día, y gracias a ese momento, es que Jennie había encontrado un trabajo como fotógrafa, la contrataban para bodas, cumpleaños, o cualquier evento especial.

  En fin, ambas eran inseparables, y cuando transcurrió su primer pelea, juraron que sería la última, y tal como lo dijeron, así fue.

 
  Mientras tanto que Jennie terminaba de cambiarse, Rosé alimentaba a los cachorros y a su preciado pez, iban a volver muy tarde ese día.

NINI's CAM | jenlisaWhere stories live. Discover now