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No pude dormir en toda la noche, llegué a pensar en la posibilidad de filtrarme en la cabaña de Levi, pero deseché la idea. No quería causar más problemas de los ya dados. Cuando la campana del desayuno tintineó, yo ya estaba vestida y arreglada, pero me sentía media muerta.

—Tienes mal abotonada la camisa. —dice Kimer ayudando a abotonarla bien, ni siquiera me importó. Kimer era como mi hermano. Bostezo.

—Uhmmm...

—Te ves terrible. Y ese hematoma. —mira mi frente. —Todavía no me creo que te golpearas contra un árbol. Pero eres muy torpe.

—Perdón.

Entramos al comedor, ya había mucha gente. Kimer caminaba a mi lado sin hablar puesto que ni siquiera le iba a prestar atención, me sentía cansada y todavía recordaba las palabras de Misa. Quería que la abandonara... otra vez, dejar que alguien muera a mis manos.

Alex, perdóname por favor.

Por estar distraída, no vi al Capitán con la taza en manos frente a mí. Choqué con él, manchándonos a ambos de su té. Todo el comedor se quedó en silencio, mis ojos se cristalizaron a punto de llorar cuando lo vi.

Levi estaba dispuesto a regañarme enfrente de todos, sin embargo titubeó al ver mi mirada. Entonces ahora parecía confundido. Él no sabía lo que pasaba por mi mente, no sabía que sus palabras de hace siete meses ahora resonaban en mi cabeza.

Un estorbo, eso es lo que seré. ¿Cuántas veces más Levi deberá salvarme para darme a entender que soy totalmente inútil, torpe, descuidada? ¿Cuántas muertes deberán estar en mis manos para que pueda darme cuenta que fue un error estar aquí?

¿Cuántas vidas se perderán en lugar de la mía?

—Soldado. —Levi me regresa a la realidad. Hago una reverencia.

—Una disculpa, Capitán. Estoy distraída.

—Ya me di cuenta. —lo vi con duda. Volvió a hablar. —Que no vuelva a suceder.

—Sí... —seguí mi camino sin importarme que mi camisa blanca estuviera manchada.

Levi maldijo en ese momento, apresurando el paso para salir de ahí. No pensó ni siquiera en regañarme, las palabras salieron de su boca por sí solas. Ahora todo el comedor murmuraba por lo bajo, ayer un chico tropezó con él, la situación fue menos grave y lo mandó a limpiar todo con un cepillo de dientes, pero ahora conmigo...

Kimer se sentó junto a mí en el comedor.

—Levi metió la pata. —murmura por lo bajo. Recargo mi barbilla en mi mano.

—Me di cuenta. —entrecierro los ojos. —Realmente no me importa.

—Akira. ¿Puedo hablar contigo? —Misa estaba frente mi mesa. Kimer hizo una mueca disconforme. No quería nada que tuviera que ver con ella. —Por favor.

—Puedes ir desayunando. —le comento a Kimer mientras volvía a ponerme de pie para ir con Misa a una de las mesas vacías de las esquinas. Se veía nerviosa. —¿Qué sucede?

—Sé que tú y yo no nos llevamos bien, que hemos peleado mucho desde que iniciamos el entrenamiento. Pero ayer no había razón alguna para que me salvaras y aún así lo hiciste... así que te lo agradezco.

Vaya, tanto argumento para algo tan simple.

—No es nada. —alzo mi mano, dispuesta a regresarme a mi mesa.

—Espera, quiero compensarte... hoy habrá simulacro de cazar titanes. Puedo ayudarte.

—No necesito tu ayuda. —contesto lo más amable posible. —Estoy bien, podré cortar unos cuantos titanes falsos.

Entregar el corazón. |Levi Ackerman x OC| |Premios Wattys 2019|Where stories live. Discover now