Tengamos una cita

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- ¡No podías dejarlo pasar!, - iracunda volvía a vociferar hacia la asustada chica - tenías que delatarme, y ahora que me han despedido tú ocupas mi puesto...¡Traidora! - acusó con odio.

- Tú...tú has tenido la culpa, lo que hiciste estuvo mal, engañabas a los clientes. - temerosa, la guía le recriminó a la que había sido su compañera.

- ¡Cállate!, tú no sabías lo que yo hacía. - la miró mostrando una malvada sonrisa - pero si tanto te importan los clientes...veamos como los salvas. - sentenció desafiante.

Con un movimiento de su bastón un potente haz de luz salió de él, haciendo que parte de valla de seguridad desapareciera en una explosión y dejando a los visitantes a merced del abismo.

Asustados todos se apresuraron a alejarse del vacío apretujándose contra la pared. Marinette y Adrien buscaban con desesperación un lugar a donde escabullirse para transformarse pero nada, no había ni tan siquiera un pequeño rincón al cual recurrir.

- ¡Detente!...por favor, vas a lastimarlos y ellos no te han hecho nada. - la guía, nerviosa, dio unos pasos al frente, enfrentándose a la akumatizada.

- ¿Y yo? - respondió la villana con ironía - ¿y yo te había hecho algo a ti? - una vez más levantó su bastón y apunto con él a la base del suelo donde estaba la única persona que se había atrevido a grabarla con su teléfono.

El haz de luz salió disparado y todo el suelo a los pies de Alya comenzó a agrietarse.

- ¡Alya, cuidado! - exclamó Marinette a la vez que se lanzaba hacia su amiga.

Con ágiles reflejos la azabache consiguió llegar en el justo momento en que el suelo cedía a los pies de Alya para empujarla y ponerla a salvo. Lamentablemente ella no tuvo tanta suerte y se precipitó al vacío.

- ¡¡MARINETTE!! - exclamaron asustados todos lo que vieron caer al vacío a su amiga.

Desde atrás, apretujado contra la pared por todos sus compañeros veía con horror como su mejor amiga había desaparecido en una caída que la mataría.

Con la decisión en su mirada y sin pensarlo dos veces empujó hacia un lado a Kim para abrirse camino hacia el borde de la plataforma, y ante la atónita mirada de sus compañeros se lanzó al vacío.

En su precipitada caída podía ver unos metros más adelante a Marinette, pegando sus brazos al cuerpo se dejo caer de cabeza para conseguir mayor velocidad y poder alcanzarla antes de que llegara al suelo.

- ¿Marinette?, alguien se está acercado a ti. - indicó Tikki sorprendida al ver de quien se trataba.

- Seguramente será Chat Noir que vendrá a rescatarme. - respondió confiada a la espera de que su compañero la salvara para ella poder transformarse.

- Eh, no. No es Chat Noir. - confirmó el pequeño kwami.

- ¿Cómo? - giró la cabeza para poder ver con terror que era Adrien quien la seguía en su vertiginoso descenso - ¡Adrien! ¿pe-pe-pe-pero cómo? - balbuceaba incrédula y con el miedo recorriendo su cuerpo.

- ¡Tikki...! - cuando estaba a punto de transformarse vio una ladina sonrisa llena de confianza en él que llego a confundirla hasta que vio como un destello verde lo envolvía para dar paso al héroe de París.

Con la boca abierta y los ojos desorbitados miraba asombrada como Adrien era su compañero de batallas. Lentamente la expresión de sorpresa se transformó en una de completa confianza y complicidad.

Chat Noir se extrañó al ver a Marinette completamente serena pero lo que más le confundió fue aquella encantadora media sonrisa a su más puro estilo y el coqueto guiño antes de que el fulgurante resplandor rojo la envolviera por completo, apareciendo al instante Ladybug.

Una vez más los héroes de Paris habían derrotado al emisario de Hawk Moth y rescatado a los estudiantes del colegio Françoise Dupont, incluso a los dos jóvenes que se habían precipitado al vacío. Y ahora descansaban después de un trabajo bien realizado sobre uno de los tejados cercano a Foire du Trône.

- Es una linda tarde, ¿no crees mi Lady? - señalaba Chat Noir con la vista puesta en las atracciones de la feria.

- Si Chat, es muy linda. - respondió ligeramente ruborizada la heroína.

El héroe se giró hacía su compañera y en silencio solo se quedo observándola con detalle.

- ¿Chat? - pregunto inquieta por aquella atención.

- Podríamos ir a la feria, ya sabes...como una cita. - sugirió manteniendo esa traviesa sonrisa ladina.

- Si, podríamos ir. - respondió sin poder contener una alegre sonrisa.

De un salto Chat Noir se puso en pie y galante tendió su mano a la heroína para ayudarla a incorporarse.

- En ese caso, tengamos una cita mi...Marinette.

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Una Linda Tarde Where stories live. Discover now