uno.

1.3K 95 354
                                    

POPULAR.
—Sakata. —llamó una voz femenina —Despierta, ya está el almuerzo listo. —continuó la amable mujer de cabello anaranjado, dando leves palmaditas en el hombro de cierto chico pelirrojo que se encontraba durmiendo.

—Mamá... —resopló —No quiero... —puntuó con un bostezo.

—Hoy es tu primer día en tu último grado de la preparatoria, papá y yo te esperaremos abajo, así que baja pronto. —dijo. La mujer salió de la habitación y Sakata se sentó sobre la cama, bostezando y tallando sus ojos. Se puso sus pantuflas y fue al baño a lavarse la cara, y finalmente bajó al comedor.

—Buen día, campeón. —saluda un hombre de mirada fulminante, sus ojos son de un tono verde olivo y su cabello café oscuro.

—Hola papá. —dice Sakata, aún un poco desganado. Sigue con los ojos entreabiertos y rasca un poco su estómago, parpadeando múltiples veces.

—Vamos, cariño, toma asiento, en seguida llevo sus platos. —dice amablemente la madre de nuestro protagonista.

—Oh, te ayudo. —Sakata va con su madre y la ayuda a llevar los platos, cubiertos, la bebida, y esas cosas, mientras su padre lee el periódico y da largos tragos a su café posiblemente amargo.

Coloca los platos de hotcakes uno en cada respectivo lugar, y vasos de café con leche, así como mermeladas y otras cosas para saborizar el ya de por sí delicioso desayuno. Toman asiento todos y agradecen por los alimentos.

—¿No estás nervioso, Sakatan?

—Para nada mamá —responde confiado —. Todos los maestros y compañeros saben quién soy gracias a mi excelente rendimiento, por eso quieren que sea el presidente de clase por tercera vez consecutiva.

—No deberías estar así de confiado, Sakata. Con más razón deberías preocuparte por dar un buen ejemplo para los de nuevo ingreso, en vez de preocuparte por la falta de manos de las serpientes. —regaña su padre.

—¡PERO ES QUE NO TIENEN MANOS! —solloza el pelirrojo, obviamente bromeando.

Su madre ríe, mientras que su padre no deshace su estoico rostro.

—Deberías guardar compostura.

—Y tú deberías divertirte un poco papá, ¿cierto, cierto?

—Claro cariño. —responde la pelinaranja.

—Deberías ser más responsable Sakata, tómate las cosas enserio. Si sigues así no lograrás nada productivo de tu vida.

—¿Ah sí? Cuando tu opinión sea pizza la pido, crack —respondió el pelirrojo, ya harto. Se paró de la mesa dejando a medio comer sus hotcakes y subió a su habitación.

La amable mujer solo miró con enfado a su esposo, y después de unos segundos le sonrió.

Al cabo de unos minutos Sakata bajó de su habitación con el uniforme puesto, y guardó sus libretas en su mochila. Ya con la boca lavada, duchado y bien presentable, salió de su casa, solamente despidiéndose con la mano.

En el camino se encontró con Mafumafu, un albino de ojos rojos muy amigo suyo.

—¿Por qué esa cara taaaan larga, Sakatan? —pregunta el peliblanco, alargando la a de tan innecesariamente.

—Mi papá es bastante enfadoso. Uno no puede hacer una broma o vivir sin preocupaciones porque él ya está acusándolo de irresponsable —responde molesto —, y por su culpa me vine sin desayunar.

—Oh Sakatan, mi padre se puso igual conmigo cuando le dije que salía con Soraru-san, pero ahora ya nos llevamos menos peor. Espero que puedas llevarte bien con tu papá, estoy seguro de que él quiere lo mejor para ti.

i don't care ー urasaka Donde viven las historias. Descúbrelo ahora