Me rebusco en los bolsillos de mi pantalón y encuentro su collar, aquel que le di en éste mismo lugar, aquel momento fue el más especial, no por haberle dado un objeto que la representaba a ella, sino más bien, porque Alaska me hacía sentir cómodo en este lugar.

No sé porque tarde tanto en reconocer que poco a poco me fui enamorando cada vez más de ella, ni siquiera comprendo porque no seguí el consejo de Ezra cuando me mencionó que el acuerdo podría terminar fallando cuando me diera cuenta que había tomado una decisión errónea en separarme de Alaska siendo ella la mujer que necesito en mi vida y todo fue tan cierto y real, porque una vez que la perdí a ella, fue cuando me di cuenta que es a Alaska quien quiero como mi mujer, como mi esposa, la madre de mis hijos y mi compañera de lo que reste mi vida.

Fui un bruto en creer que Inés no me ocasionaría más problemas, eso sin agregar que he tenido que ocultarle esto a los padres de Alaska para que no se preocupen por ella, aunque a quien no le pude terminar mintiendo fue a su padre biológico quien al enterarse que su hija había sido secuestrada, no tardo en buscarme y darme una buena paliza al descubrir que mi ex novia fue quien la tiene prisionera; anteriormente pensé que alguien de mi alrededor le pudo haber mencionado algo sobre Alaska a él, pero en final, él tiene también sus contactos y por supuesto, siendo su padre tiene razón en preocuparse y molestarse porque fui yo quien no dijo nada.

— ¿Pensando?

Mi madre llega y se pone a mi lado mientras que miramos las estrellas, la única forma que me reconforta y me hace sentir tranquilo es que en mi ser, hay algo que me dice que Alaska está bien y que solo intente guardar el control suficiente para no cometer otro error y hacer que Inés juegue de nuevo con sus cartas para librarse de nosotros.

—Soy un idiota. No debí confiar en Inés—musito.

—Pierre, hiciste lo que creías que era justo. Realmente cualquiera hubiera hecho eso aunque hiciste mal en no decirnos nada cuando podíamos haberte ayudado. —Sugiere ella.

Cuando mi madre y mi hermana se enteraron que Inés escapo de psiquiátrico y secuestro a Alaska, creo que fue la primera vez en donde ellas se preocuparon por una misma persona la cual apenas llevan conociendo poco tiempo y trataron de buscar todo tipo de contacto para que las ayudaran a encontrar a Alaska, eso sin decir que Skandar y mi abuelo fueron los siguientes en también darme su apoyo. Después de todo, ni siquiera hemos podido poner públicamente el secuestro de Alaska porque eso le ayudaría a Inés a saber que ya se abrió una investigación contra ella y pueda ser que intenté rebuscarse de cualquier forma para distraer a los oficiales y eso sin decir, que todos los detectives han sido muy cuidadosos para que ella no se entere que me mantienen bajo vigilancia. Aunque todo esto sea muy escondido, no dudo que Inés ya tenga una sospecha acerca del porque no hemos estado buscando a Alaska, ya que no puedo decir que ella es muy descuidada o tonta, sino más bien es todo lo contrario.

— ¿En serio terminaron su relación?—pregunta ella sacándome de mis pensamientos.

—No tenía alternativa, quería protegerla pero no sé qué hice mal para que Inés fuera hacía ella—intenté recordar si había hecho algo mal pero no se me ocurrió nada.

— ¿Qué harás si la encuentran?—algo que puedo contestar pero que quizás no resultara como deseo.

Estaría bien comentarle a mi propia madre que deseo convertir a Alaska en mi esposa, ya ni sé si revelar aquello cuando las paredes tienen oídos y ojos y no sé si Inés puede estar en un lugar cercano intentando descubrir que es lo que estoy hablando con mi madre, ya ni siquiera puedo decir que me siento cómodo hablando en mi penthouse cuando ya parezco tener paranoia pensado que Inés ha puesto alguna cámara en cualquier lugar para ver cada uno de mis movimientos.

Amores Perdidos [+18]Where stories live. Discover now