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— Muchachos, tenemos la ubicación del objetivo, al parecer llegarán en un par de horas a las costas de Nagasaki, por lo que tenemos los aviones preparados para el despliegue, ¡todos a sus puestos! Estamos saliendo en cinco — había ordenado Dragon tras lograr obtener la ubicación de Luffy, gracias a los datos que Nami le había proporcionado, subiendo al instante en uno de los enormes vehículos. Teniendo la ubicación exacta del moreno, lograr desenmascarar a los Halcones Negros y hacer caer a Akainu no sería tan difícil. O al menos, eso esperaba.

— Bien, en un par de horas estaremos llegando a las costas de Nagasaki e intentaremos ayudar en lo que más podamos al grupo de Dragon, ¿entendido? La idea no es ser una carga para el equipo de rescate — decía Garp a toda voz para hacerse escuchar por sobre el pesado sonido del motor de "Charlie", su viejo helicóptero.

— Eso en caso de que lleguemos vivos... — susurró Ace casi para si, siendo escuchado de todas maneras por el viejo.

— Escucha mocoso, si no te gusta mi Charlie puedes lanzarte al mar en el momento en que desees.

— Ya basta ustedes dos, llevan todo el viaje discutiendo sobre lo mismo. Estamos en dirección hacia Luffy y eso es lo que importa, y si le pasa algo al helicóptero, tendremos que viajar nadando, pero no nos quedaremos de brazos cruzados — los había cortado de lleno Bellemere, sacando otro cigarrillo de su camisa para impregnarse de nicotina; llevaba los nervios de punta.

Nami, por otro lado, se mantenía en completo silencio preguntándose en qué estaría Luffy y si se encontraría bien. La condición del helicóptero no le interesaba, mucho menos el que sus acompañantes fuesen discutiendo, le preocupaba que jamás pudiesen volver a saber del moreno. ¿Y si lo hacían desaparecer del mapa? No podía imaginarse la vida sin la presencia de Luffy en ella. 

"Luffy... Todo este tiempo he actuado como una completa estúpida. Lo supe desde el primer instante, siempre, siempre lo supe, no obstante quise pensar que era otro tipo de sentimientos los que tenía por ti, porque en el fondo nunca había sentido esto por nadie. Estoy perdida e irremediablemente enamorada de ti, por favor resiste un poco antes de que lleguemos, pronto te sacaremos de donde sea que estés" — pensaba intentando no llorar, a pesar del nudo en la garganta y del ardor en sus ojos. 

Tras varias horas de viaje, de sustos con el motor del helicóptero y de gritos por parte de Bellemere, lograron llegar a una de las bases aliadas en Nagasaki, en donde Garp pudo aterrizar sin mayores problemas y sin haber tenido que realizar el papeleo que conlleva viajar en vehículos aéreos personales. Sin mayores demoras, el grupo que los esperaba en las costas japonesas les ofreció prestarles de momento una pequeña oficina donde acomodarse un instante antes de la llegada de Dragon, y donde poder beber o comer algún aperitivo.

— ¿Qué les dije yo? Llegamos sanos y salvos, y además nos dieron una excelente bienvenida. Todas tus quejas fueron en vano, mocoso — le decía Garp al pecoso, riendo ampliamente por el éxito rotundo que había obtenido.

— Sí, si, lo que digas. Nami, Bellemere, ¿quieren un café? — y mientras Ace preparaba un par de bebestibles, Nami decidió interrogar al anciano.

— Garp, ¿puedo hacerte una pregunta? 

— Ya estás en ello y no creo que te quedes tranquila hasta que la responda. ¿Qué es?

— ¿Quién es Sabo? — y ante aquella pregunta, se hizo un silencio incómodo en el pequeño lugar.

— Pasa que he escuchado a Luffy susurrar ese nombre mientras duerme... O mientras tiene pesadillas, mejor dicho — prosiguió la pelinaranja al ver la incomodidad del pequeño grupo.

— Sabo fue... Uno de nuestros hermanos — comenzó a explicar Ace — Mis padres murieron cuando yo aún era un bebé, por lo que no recuerdo nada acerca de ellos, solo sé que este viejo de aquí me cuidó una parte de mi infancia, eso hasta que Luffy apareció. Cuando su madre murió y Dragon, su padre, comenzó a pasar más tiempo en el trabajo con la excusa de que así protegía a su hijo, Luffy también quedó al cuidado de Garp. Por ese entonces aún no vivíamos en la selva de las Filipinas, nos alojábamos en un pequeño poblado de Taiwán, y uno de esos días en los que salíamos a explorar, nos encontramos con Sabo, nuestro tercer hermano. Era más o menos de mi edad y bueno, estaba huérfano, así que sin pensarlo lo llevamos a casa a escondidas del viejo...

Luffy el chico de la selvaWhere stories live. Discover now