IX

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— Mierda, Nami corre, yo intentaré llamar su atención — ordenó el moreno con tono firme, poniéndose en pie para enfrentarse al grupo de hombres que se les acercaban a toda prisa.

— ¿Olvidas que es a ti al que quieren? No me pidas que te abandone, menos ahora... Lucharemos juntos, ¿no que en la selva luchabas contra bestias salvajes? Es hora de que me lo demuestres — contestó la pelinaranja, posicionándose junto al moreno.

— Nami, debes— pero la chica no lo dejó terminar.

— Recuerda que también sé artes marciales y que puedo defenderme... Ellos tienen armas, pero nosotros no lucharemos para capturarlos, será porque queremos defendernos: tú a mi y yo a ti — expresó Nami, posando suavemente una mano sobre el hombro izquierdo de Luffy antes de ponerse en guardia, lista para comenzar a luchar. 

Y ante la determinación que vio reflejada en el rostro de su compañera no pudo más que adoptar la misma actitud. Lucharon contra el pequeño grupo de hombres hombro a hombro, quitando rifles y desarmando a quien intentara acercárseles para neutralizarlos.

— Luffy, ¡a tu izquierda! — alcanzó a gritar Nami antes de lanzarse sobre él para evitar que uno de los sujetos que había caído al suelo fingiendo su pérdida de consciencia les disparara. 

— El jefe dijo que debíamos llevarte vivo pero supongo que no importará que llegues un poco herido, ¿verdad? — comentó el sujeto, tomando con su mano libre el cabello de la pelinaranja para quitarla de un tirón de encima del moreno, mientras que apoyaba en el hombro del moreno la punta de su rifle, dispuesto a perforarle la carne. 

— ¡No te atrevas a lastimarlo! — susurró Nami entre dientes, tomando el cuchillo que el sujeto portaba en uno de los bolsillos de su pantalón para enterrárselo sin piedad  en pleno muslo, generando que el tipo le soltara el cabello y dejara a Luffy en paz. 

— Rápido Luffy, ¡corramos!

— Pero antes... — dijo él poniéndose en pie de un salto para empuñar ambas manos y golpear la sienes del hombre como si de un bong se tratase, dejándolo en paz solo cuando lo vio caer sin consciencia a un lado. 

Entonces, y sin perder tiempo, tomó a Nami de la mano y corrieron fuera de la tienda, intentando mezclarse con las personas que corrían espantadas por las calles del centro de Manila en busca de refugio e intentando saber qué había comenzado a ocurrir de pronto en la ciudad. Mientras corrían, la pelinaranja aprovechó de chequear su móvil para ver quién había sido el inoportuno del mensaje de texto.

— Como sea Sanji juro que... Oh — había comenzado a mascullar casi para sí, no obstante, en cuanto vio el nombre de "Desconocido" y las llamadas perdidas provenientes de éste, supo de quien se trataba.

— "Estoy en tu Porsche, en el estacionamiento de tu E. Encuentra al chico y ven, nos iremos en cuanto lleguen".

— Luffy, Bellemere nos espera en el subterráneo de la empresa, ¡vamos hacia allá! Con el Porsche será mucho más fácil salir de la ciudad, o escapar de estos tipos — le indicó con el semblante un poco más relajado que hace instantes, ¡podrían salir del aprieto! Aunque fuese de manera temporal.

— Bien, hasta ahora solo corrí sin una dirección fija así que... ¿Hacia dónde queda la empresa? 

— ¡Pensé que tenías algún lugar en mente! En fin, en la siguiente calle dobla hacia la izquierda, luego te indicaré hacia donde ir, pero lo mejor será ir por calles transitadas, así no podrán distinguirnos tan rápidamente... Desde aquí estamos un poco lejos de la empresa, pero podemos llegar — decía Nami casi para ella misma, apretando con más fuerza la mano del moreno.

Luffy el chico de la selvaWhere stories live. Discover now