Capítulo 9

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Capítulo 9

"Tristeza"

Alis se encontraba en la biblioteca de su castillo, era gigante y acogedora, había fuego en la chimenea y ella lo miraba atenta mientras estaba sentada en un cómodo sofá, negro y grande, que la escondía de cualquier mirada que entrara a la biblioteca. Movía su mano derecha, jugando con sus dedos como si tocara el piano. El fuego se movía al ritmo de sus dedos.

Nunca le había gustado ejecutar a los vampiros, pero era algo que debía hacer. La inmortalidad era lo único que apreciaban, con lo único que los podía castigar y le había tomado mucho tiempo descubrirlo. En el pasado quitaba tierras, posesiones, los encerraba, pero siempre parecían usar su paciencia para esperar a que su castigo se terminara y poder seguir con sus pecados. Ella no lo iba a permitir, no podía.

Dejo de jugar con el fuego cuando escucho que alguien entraba en la biblioteca. Supo por el olor que era Sebastián, se quedó muy quieta para que no se diera cuenta que ella se encontraba ahí. No podía evitar sentir algo de preocupación, no se había mostrado malvada y fría ante él. Y no se le había escapado el detalle de que el inclino la cabeza al final, cuando se retiró del salón.

Sentía como él caminaba a través de la biblioteca, mirando los títulos en los lomos de los libros, sin elegir uno en específico. Suspiró de forma melancólica y por un segundo Alis deseo saber lo que estaba pensando. Decidió romper el silencio para evitar la tentación.

— ¿Buscando una nueva forma para acabar con tu existencia? —preguntó ella, girándose y quedando de rodillas sobre el sofá, apoyándose en el respaldo.

Sebastián solo podía ver su rostro.

—Buenas noches, su Alteza —continuo mirando los libros.

—Debe ser por amor, siempre es por amor —dijo ella, volviendo a sentarse y mirar el fuego que brillaban en sus oscuros ojos —no importa la especie, edad o género, siempre es amor el que provoca tal delirio.

—No creo que importe ahora —Sebastián se sentó en una silla, junto a una mesa de estudio, tenía una pequeña lámpara que estaba encendida — ¿es común?

Ella se giró un poco y se inclinó para verlo. Él seguía viendo solo su rostro que aparecía en diferentes partes del sofá, que lucía más como un trono muy cómodo.

— ¿A qué te refieres? ¿Qué alguien quiera acabar con su propia existencia? Porque si, lo es.

—No —Sebastián esquivo la mirada de Alis —me refiero a tu forma de castigar.

Alis volvió a apoyarse en el respaldo, suspiro sin poder evitarlo.

—Lamentablemente lo es, no aprenden, aunque en el pasado era mucho peor. No había leyes, para comenzar.

—Los quemaste, sin dudar —dijo sorprendido —tan solo lo pensaste y se realizó.

—Sí, no es difícil acabar con alguien si lo deseo.

—Pero la niña...

—Ella no podía seguir existiendo, fue sin dolor, no permití que lo sintiera.

Un nuevo silencio se estableció entre ellos. Sebastián parecía precavido, no había pensando que ella fuera tan poderosa.

— ¿Ahora temes de mí? Veo que has tomado distancia y tu forma de dirigirte a mi cambió.

Él se tomó unos segundos para responder.

—No es temor, solo sorpresa. No había imaginado lo hábil y poderosa que eras.

—Claro, no cualquiera puede ser Rey o Reina de los vampiros ¿crees que les agrado a los más antiguos? Pues te informo que no, pero son más débiles. Soy la Alfa de esta especie.

InmortalesWhere stories live. Discover now