Stronger // Ryan & Emma

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Capítulo 2

-       Ryan… - murmuró ella. Este trató de ignorarla a la misma vez que intentaba prepararse otra taza de café. No dormía desde que el secuestro había empezado.

-       ¿Qué? – le preguntó frío.

-       ¿Es necesario?

-       ¿El qué?

-       Tenerme aquí encerrada.

-       Te has escapado dos veces, jo.der. Si no fueras tan terca no te tendría encerrada.

-       ¿Enserio? – ella enarcó una ceja. Estaba sentada, comiendo algunas cosas de las que Ryan le había preparado. De las pocas que sabía preparar. - ¿y por qué no he muerto aún?

Aquella pregunta hizo que este se estremeciera muchísimo. Lo hizo pensar. Tal vez más de lo debido. Tomó de su taza de café y fingió no darle importancia a su comentario.

-       ¿Y tú por qué tienes que estar metiéndote en cosas que no te importan? – se volteó a mirarla.

-       Vaya, que bonito carácter tienes en las mañanas.

-       Un consejo Emma, no me preguntes cosas que tú misma vas a responder en unos días.

-       ¿Entonces vas a matarme?

Se quedó callado una vez más. Insoportable. Insoportable como todas las mujeres. La única diferencia es que esta le ponía. Tenía un carácter fatal y encima le hacía preguntas que probablemente ninguna otra secuestrada le haría.

-       Sí. – asintió sin mirarla. Emma guardó silencio también. Se puso de pie y empujó el plato hondo lleno de comida que Ryan había preparado. Intentó irse y encerrarse en la habitación como casi siempre lo hacía, pero unos fuertes brazos la apretaron fuerte, haciendo que su débil cuerpo quede unido al de Ryan. - ¿querías saber la verdad? Ahí la tienes.

-       ¿De verdad crees que podrás hacerlo?

-       No me subestimes.

-       Por mí no hay problema, ya he vivido muchas cosas en este mundo. Puedes matarme sin problemas.

-       Suena sencillo. – relamió sus labios y sonrió ligeramente al notar que ella había enarcado una ceja de nuevo. Se fijó en su boca. Fina. Rosada. Tan deliciosa. Y toda ella lo era. De pies a cabeza. Ahora mismo la tenía abrazada de las caderas, había aprovechado todo esto para fijarse en su olor.

-       Suena más sencillo cuando hay personas como yo, que prefieren morir.

-       Te pudres en dinero Emma, ¿Qué no es suficiente?

-       Ya me  has robado la mitad.

Ryan no puede evitar sonreír por su comentario. Subió la mirada y se encontró con ella. Que también venía buscando sus ojos desde hace un buen rato.

-       Mi vida es horrible. – le confesó. Y tragó saliva. No quería ponerse a llorar. Mujeres como ella no lloraban y ella no era iba hacerlo tampoco. Había pasado por muchas cosas, pero aquellas solamente la habían enseñado a mantenerse fuerte. A ser mejor que sus problemas. Fuerte. Como el acero. Fuerte y más fuerte que el mundo.

-       Ya somos dos…

Emma sonrió y lo empujó ligeramente. Sus manos quedaron atrapadas entre los hombros de Ryan. Se los acarició y se acomodó aún más acoplándose a su cuerpo.  Mordiéndose los labios logró darle otra mirada. Una caliente. Que hizo que todas esas ganas que Ryan tenía se hicieran más fuertes. Lo tensaba. Lo ponía. Hacía que cada pequeña cosa que hiciera se vea convertida en el acto más deseado del planeta. Y entonces bajó una de sus manos. Tocándole la espalda llena de músculos. Vaya… esto era maravilloso, y Ryan se dejó hacer por ella…sin quejarse… no quería, no podía. Bajó la mirada y observó como la fina mano de Emma se paseaba por toda su musculatura.

-       Me estás tocando. – susurró él. Ella soltó una carcajada y se hizo para atrás. Pero las mismas manos de Ryan invitaron a las suyas a que lo hiciera de nuevo. – no te detengas… sigue, tócame… - le pidió él. Su voz había optado por un tono grave que explicaba muchas cosas. Emma bajó la mirada. No se resistiría.

-       ¿Está mal, no crees?

-       No creo…

-       ¿Y si después de esto te arrepientes en matarme? – se mordió un labio.

-       ¿Qué harías para convencerme?

Le preguntó. Había sido una pregunta simple. Una pregunta que él mismo se respondería después de algunos años.

-       Quizá… - se le acercó. El olor de sus labios hizo que la erección de Ryan se elevara aún más. Tensó los músculos. Tensó su cuerpo entero y trató de contenerse para no salirse de control. Tenía los labios de Emma en bandeja… la imagen más excitante y jo.didamente tierna que jamás había visto. – si me besas…

Y no se lo pensó dos veces. Le comió la boca con desesperación. Disfrutando cada segundo en el que sus labios chocaban los suyos y hacían contacto de una manera indescriptible. Su lengua tocó la suya. Apretó sus caderas. Las piernas de Emma le rodearon la espalda y se colgó contra su cuerpo. No podía contenerse. Necesitaba meterse en su pequeño cuerpo y arropar su masculinidad dentro de su sexo. Había pasado tan solo un día y sus ganas habían aumentado increíblemente. Y aunque ninguno de los dos lo pensaran, ese sería el comienzo de algo

Secuestrada |Beau Brooks|Kde žijí příběhy. Začni objevovat