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Había pasado una semana del desafortunado evento en la antigua casa de Roger. Por lo visto, a ninguno —exceptuando a Vincent—, le había interesado la desagradable y maleducada forma en la que lo trataron. Él seguía insistiendo que era Harry Potter y esa tropa de tontos eran los Dursley. Brian reía cada vez que el rubio lo mencionaba.

— ¿Y quién es Voldemort?

— No sé... ¿Marty? –ambos rieron ante ello.

— ¿Ron?

— Mike, incluso es Weasley –dijo-. Tú eres Ginny.

— ¿Qué? –rió-. Si alguno de los dos es Ginny, ese eres tú.

— Yo soy Harry, Brian, dah –dijo en tono obvio.

— No, tú eres Draco Malfoy.

— ¡No! ¡Por favor no! –imploró, Brian siguió riendo.

— Y Severus Snape.

— ¡Ese es un poco más aceptable! –exclamó.

— ¿Coincidimos en que Stuart es Neville?

— Así es, ambos son Longbottom –volvieron a reír.

Caminaban por el pasillo devuelta a las habitaciones tras un largo día. Iban a estudiar para los exámenes, así que iban cargados de libros de la biblioteca.

Mientras pasaban, un compañero de Roger le puso la palma en el rostro mientras él seguía caminando, sin percatarse de nada por hablar con Brian. Bueno, claramente se percató del palmazo, le llegó directamente en la nariz, por lo que se detuvo mientras se llevaba ambas manos a la zona afectada.

— ¿¡Qué demonios te pasa!? –exclamó en la misma posición.

— Nada, Roger, recuerda el cigarrillo –le dedicó una sonrisa cínica. Roger abrió los ojos con sorpresa, y por fin, tras meses, pudo recordar quién lo había atacado en la fiesta de Año Nuevo.

Porque lo tenía enfrente.

— ¿Qué quieres ahora?

— Roger, ¿quién es este imbécil? –intervino Brian.

— Un compañero –respondió simplemente mirando al tipo directamente a los ojos, queriendo demostrar el nulo temor que quería sentir. Le temblaron las piernas.

— ¿Tú te pones celoso, May? –preguntó el otro-. Con la fácil que tienes de novio, me sorprende.

Brian lo golpeó.

— ¡Brian, espera!

— Ah, bueno –dijo el tipo y se enderezó-. Muestra tu ataque de celos, perra histérica.

Lo volvió a golpear.

— ¡Brian, por favor, tranquilízate! –exclamó Roger asustado, pese a que los golpes habían ya desaparecido, la cicatriz por la quemadura del cigarrillo seguía en su frente. No quería que Brian obtuviese una peor.

— No pude hacer esto en la fiesta, déjame hacerlo ahora –le respondió.

— N-No es necesario... -murmuró.

— Oh, Rog, créeme, sí lo es.

Roger miró la expresión de Brian. Era una totalmente distinta a la que tenía cuando lo miraba a él, la cual era afable y amorosa. Cuando miraba al otro tipo, podía jurar que le salían las chispas por los ojos. Aquello le preocupó, Brian era temperamental, se enojaba difícilmente, pero cuando lo hacía, era como un volcán que despedía fuego. Pero pese a todo, se veía seguro.

Grown Up [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora