Capítulo 11

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Neythan

— Dijiste, que el salario mínimo no alcanza para alquilar un departamento, y supongo que a tu casa no regresarás, y no pienso dejarte con cualquiera. Lo mejor es... — Respiré un poco — Que vivas conmigo. — Ok... Para mí esto también estaba siendo muy raro, pero yo sentía que Lazuli me necesitaba y tampoco quería dejarla sola.

En este momento no tiene a donde ir... Y mi casa es enorme.

Y si ella vive conmigo, tendré más oportunidades de tener sexo con Lazuli.

Bueno...

Tal vez no, ya ya. Por todo lo que acaba de pasar y además que no quiero presionarla.

Aaahh, no entiendo que me pasa.

— ¿Pero no seré una molestia para tus padres? — La pregunta de Lazuli me sacó de mis pensamientos.

— No, a ellos no les molestará, además como tú eres; le caerás bien, se que a mí mamá y a Lucinda mi hermana menor, les agradarás, probablemente al único que le caigas indiferente sea a mí papá.

— Pero...

La interrumpí — Lazuli, tranquila, ahora me tienes a mí, ¿Querrías depender un poco más?

Ella no dijo nada y de reojo ví que dejó de verme. Voltee rápidamente a verla bien y fue allí cuando asintió levemente con la cabeza.

Dejé de verla, y volví a fijar mi vista al frente. Levanté mi mano derecha y la coloqué sobre su cabeza, para frotarla, despeinandola un poco — Bien, eso me gusta. — Dije.

(...)

Habíamos llegado a casa, y noté que Lazuli estaba algo tensa.

— Tranquila, les agradarás a mis padres. — Le dije para calmarla, aún en el auto.

— Pero Neythan...

— Nada de peros — La interrumpí. — Bajemos.

Una vez que baje caminé en dirección a la puerta, pero Lazuli todavía no bajaba del auto.

Al voltearme a verla, noté que aún estaba en adentro.

Caminé hasta llegar al auto y le abrí la puerta.

Fruncí el ceño— ¿Qué haces? — Le pregunté.

— No quiero bajar. — Dijo sin verme y con la cabeza agachada.

Suspiré resignado y me incliné para agárrala por la espalda y las piernas. La saqué del auto en mis brazos.

— Neythan, bájame — Se quejó.

Una vez que cerré la puerta del auto con el pie, la baje.

Miré hacia abajo para juntar nuestras miradas, y la observé expectante. Levanté un brazo y señale hacía la puerta.

— Vamos — Le ordené.

Ella rodó los ojos, y le tomé la mano, para que caminara a mi lado, hasta que estuve enfrente de la puerta y la abrí.

Al entrar noté que Lazuli observó el lugar.

Era raro que no hubiera nadie vagando por ahí.

Deben estar cenando. Eso seguro.

Llevé a Lazuli tomada de la mano, hasta el comedor. Cuando llegamos allí... Fue la primera vez que sintí vergüenza ante mi familia.

Mi hermana y mamá estaban con la boca abierta y mi papá se volteó de la silla para ver que veían ellas.

No te alejes de mi 2 [Neythan James]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora