-Si sigues así, te dará  cirrosis- comento Brunno levantándose de la cama. Un consejo, nunca tengan a un futuro doctor como compañero de cuarto. NUNCA.

-Cállate y preocúpate de buscar una cura para el cáncer, en vez de preocuparte por un alcohólico con depresión- dije tirándole una almohada. Brunno soltó una carcajada y me tiro la almohada de vuelta.

-Wow…nunca pensé ver a un Gay sufriendo por una chica- sonrió. Me quede mirando a Brunno por un momento. ¿Cómo sabia?

-¿Co-como…tu…?- pregunte.

-¿Qué como lo se?- pregunto a lo que asentí- se te nota, no tienes pinta de ser Gay. Digamos pareces ser un rompe coños profesional a un Gay- Brunno se rio y yo lo seguí, era absurdo.

-Rayos…y yo pensaba que pasaba desapercibido como homosexual producido- comente. Brunno soltó una risotada que casi me deja sordo.

-Mejor me voy a vestir tengo examen de biología y espero con ansias que me digan que reprobé- dijo mientras entraba al baño. ¿Qué? Nunca dige que fuera un futuro buen doctor.

Estos días ni me he asomado por mis clases, lo mas seguro es que tenga que repetir el año o sino me terminaran echando.

También decidí vestirme y salir un rato. Saque lo primero que encontré el armario, total no importaba. Ustedes saben, se dice que los hombres se ven bien con todo, hasta como putas de babilonia nos vemos bien. 

Saque unos jeans negros ajustados, una camisa manga corta, estampada con hojas de marihuana, unos bototos militares y me los puse.

Arremangue las mangas de la camisa hasta casi llegar a mis hombros y finalmente saque una chaqueta negra que no había utilizado en años, pero que ahora me iba bien.

Lose me arreglo mucho, pero Alice me enseño. “Mejor muerto que sencillo”. Alice. Todo me recordaba a ella, a sus rojizos cabellos, sus azulados ojos y sus carnosos labios que mataría por besar.

Es increíble como una mujer se te mete bajo la piel y no la puedes sacar de ninguna manera. No puedes olvidar ni el más insípido detalle, nada. No saben cuándo daría por tenerla aquí conmigo, pero ni siquiera me habla o algo por el estilo. Su última llamada había sido hace dos semanas, a las diez cuarenta y cinco de la noche. Todos los días y a cada momento miraba esa llamada, y no me creo que allá sido la última.

Estos días la he llamado más mil veces, pero no me contesta, la he estado clases enteras esperándola afuera, pero nada. Su compañera de cuarto, Lea, me dijo que se había mudado.

No sé dónde encontrarla y hasta ahora solamente había una pura persona que quizás sabia de ella. Tome las llaves del auto y Salí. Tenía que hablar con Megan.

***

Deje el auto estacionado al frente y me quede contemplando la casa de Megan y Scott, era bonita, dos balcones daban a la calle y su diseño antiguo le daba un toque de elegancia. Pronto tendría que comprarme un apartamento, no podía seguir viviendo en la casa de la fraternidad, ahora que tenía un trabajo podría comenzar a ahorrar y comprarme un apartamento para mí solo y si los dioses quieren con Alice.

Camine hasta la puerta y me que parado ahí, no sabía que hacer, quería saber de Alice, pero sonaría muy desesperado preguntarle a Megan, pero estoy desesperado asique no importa. Desde donde estaba podía escuchar pequeños murmureos de adentro.

-Megan… ¡PARA!-grito Scott de repente. Y eso hizo que la duda se hiciera más fuerte, si iba a interrumpir algo, no iba a tocar el timbre, pero la curiosidad de saber que le estaba haciendo Megan a Scott fue más grande, tanto que sin darme cuenta ya había tocado el timbre.

Solo Somos Amigos.Where stories live. Discover now