Bolígrafo

Untitled Part 1

Mismo con tinta nankin y letras doradas en la parte posterior el bolígrafo podría pasar de importante a inútil en el mismo día. Podría firmar documentos o ser olvidado en el cajón, firmar um cheque o perderse en el bolsillo interior de la chaqueta.

Este movimiento y cambio agradaba el boligrafo la mayor parte del tiempo; estaba feliz en ser cosas diferentes para personas diferentes durante el día, o por lo menos era eso o que repetía para sí a cada noche. Esto es divertido, esto es vivir, esto es ser feliz, ¿no?

Bueno, viviendo así el bolígrafo sabía que no era el mismo la mayor parte del tiempo, pero se dijo versátil. Ecléctico. Mente abierta. Podría ser útil para cualquiera, décia a sí mismo, y por eso se convirtia en lo que necesitaban. Era un instrumento de control de ansiedad, teniendo su tapa mordisqueada durante reuniones y clases. Era una extensión de los dedos índices, siendo apretado y apuntado a objetos y pantallas durante conferencias. Era un juguete, un avión, una nave espacial, un personaje de dibujos animados e infinito y más allá con los niños de la casa. Era un objeto versátil, ¿recuerdas? Ecléctico. Y era bueno ser ecléctico, ¿no?

El bolígrafo era una regla, un objeto que bailaba entre las falanges de los dedos, algo que se podía perder, encontrar y, a veces, y de eso tenía miedo, algo qué reemplazar. Esto se sucedía en películas a veces, incluso en las de espías donde los bolígrafos son bombas, torpedos, micrófonos. Incluso ahí, los bolígrafos éran descartados después de un tiempo y las letras doradas en la espalda de nuestro amigo parecían encogerse en escenas como esta. ¿Y si un día se te acaba la tinta? ¿Y si ya no se encuentra? Y si ya no les gusta su color, ¿qué haría él?

Porque al final del día, siendo todo lo que era, el bolígrafo seguía siendo él mismo, un bolígrafo. Todavía era solo un bolígrafo. Sólo.

Con tinta.

Plástico.

Letras grabadas en el reverso.

¿Sería eso suficiente?