46. Grandes cosas.

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Tiempo después.

Intento ayudar con las maletas pero Royce me lo impide quitándome la que tengo en las manos.

— No pesa nada. —Protesto.

— No importa. —Resignada asiento.

Voy a los asientos de atrás de la camioneta y  abro la puerta para que los niños salgan, quienes no han dejado de hablar desde que bajamos del avión.

— Mamá, Ross dijo que apesto. —Se queja Geoff al bajar.— Eso es feo.

Contengo la risa mientras veo a mi hijo hacer pucheros, volteo en dirección a Rosalie y bajo un poco a su nivel.

— ¿Por qué le dices así a tu hermano? —Le pregunto y ella se encoje de hombros.— Por favor.

Ella mueve los ojos en dirección a Royce quien se dirige hacia nosotros, entonces lo comprendo.

— ¿Lo escuchaste de papá? —Ella asiente.— No vuelvas a decirle así a los demás, eso es una ofensa, ¿entendido?

–Sí. —Asiento y  beso su frente.

— Ahora vayamos a ver la casa. —Les digo al retomar mi postura.

La casa está en Tailandia, queda frente a la playa y según Royce las personas no suelen llegar hasta aquí.

Son nuestras primeras vacaciones en familia, Royce lo había arreglado todo mientras me la había pasado ocupada en otras cosas.

Con otras cosas me refiero a mi fundación, la cual había creado en compañía de Luis y Royce. Como había cedido la administración de la empresa a mi medio hermano podía encargarme de algo más. La fundación se encarga de dar soporte a niños, mujeres adultas que se ven obligadas a vivir en las calles, como también a familias necesitadas en el estado de Nueva York y Florida.

Todo fue hecho inspirado en lo que viví durante la mayor parte de mi vida, por lo que el objetivo mayor de la fundación eran las mujeres. Intentaba dar toda la ayuda que no recibí mientras estaba en las calles.

Dos días después.

Sonrío mientras veo a Royce secar los platos y llevarlos a su lugar. Desde que llegamos ha estado tan feliz y yo por igual. La casa queda en la playa sin nada más a los alrededores, todo es tan tranquilo, tan hermoso y relajante, los niños se la están pasando muy bien y eso nos pone aún más felices.

— ¿Vamos al pueblo? —Me pregunta al terminar de guardar los platos.

— Sí. —Sonrío como boba.

— Amo cuando sonríes así. —Dice mientras acaricia mis mejillas.— Sé que todo está bien mientras lo haces.

Sonrío aún más y acaricio la mano que él tiene puesta en mi mejilla.

— Me siento como una adolescente con su primer amor, ¡DIOS! —Río y beso su mano.— Es que estoy tan enamorada de ti señor Rojas.

Él levanta sus cejas y suelta una ruidosa carcajada lo acompaño y beso sus labios con lentitud, él me corresponde sin quitar su mano de mis mejillas.

— ¡MAMÁ! ¡Eff  lanzó mis muñecas por la ventana! —Escuchamos los gritos de Ross mientras corre por el pasillo.

Cuando volteamos hacia la puerta ambos están allí uno junto al otro. Ross con el rostro rojo y mojado por las lágrimas y Geoffrey con el ceño fruncido.

— ¿Qué hicieron niños? —Les pregunta Royce.

Ambos niños comienzan a hablar pero no logro entender nada de lo que han dicho. Contengo la risa y llevo mis manos a la boca.

Casada Con Una BESTIA  | EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora