29. Hermanos.

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«Ashley»

Había pasado todo el día en la cama bajo las sábanas. La fiebre no había bajado de 39℃ desde la mañana.

Desde hace varios días no paraba de temblar por el dolor de las costillas, que había aumentado luego de la paliza que me había dado Raúl el miércoles por la noche. Desde el mismo miércoles por la mañana, no había vuelto a ver a Luis.

Me tocaba cita con el doctor, pero no tenía fuerzas para ponerme de pie y menos de darle la cara al doctor con hematomas por todo el cuerpo. Aún a pesar de estar envuelta entre gruesas colchas estaba tiritando de frío.

A penas estaba viva y era por la mujer que había contratado Raúl para el servicio, ella se había encargado de ayudarme con los típicos paños de agua, té y los caldos que algunas veces sabían horribles.

Apreté con fuerza los dientes y arrugué la colcha entre mis manos. Realmente me sentía mal, sentía que la cabeza me iba a explotar y estaba completamente débil. Las gotas de sudor no paraban de bajar por mi frente.

Temía que en cualquier momento me iba a quedar inconciente. Sentí como el frío aumentaba y empezaba a sentir calambres en las piernas.

- Ashley.

A pesar de no poder abrir los ojos para verlo reconocí aquel susurro. Sentí las manos de Luis en mi frente.

- ¿Qué tienes? Estás ardiendo. -Murmuró. Sentí como me envolvió a con la colcha y sus manos me sostuvieron por debajo de los muslos-. Te llevaré a un... hospital.

Sus voz se fue haciendo irreconocible, no se si por mi estado o porque se habían quebrado sus palabras. Me sentía más débil y lo último que escuché fue un sollozo de parte de Luis.

(...)

Abrí los ojos y me encontré con Luis mirándome fijamente, sonrió levemente y acarició mis manos. Recorrí con la vista el lugar en donde estaba, no era una de las típicas habitaciones de hospital ya que estaba cubierta con cortinas en los lados y el frente. En cambio el olor a medicamentos, suero y alcohol era igual que cualquier otro hospital.

- ¿Te sientes mejor? -Me preguntó aún acariciando mis manos.

- Si. -Murmuré unos segundos después. El suspiró y apretó mis manos.

- Creí que te iba a pasar algo peor. -Susurró y soltó mis manos.

- ¿Hace cuanto estoy aquí? -Le pregunté.

- Hace unas horas. Te han realizado unos análisis ya pronto traen los resultados. -Dijo y cubrió su rostro con ambas manos.

- ¿Qué pasa? -Luché con el dolor de mi garganta. Él me miró con el ceño fruncido.

- ¿Lo volvió hacer cierto? -Murmuró.

- No... Se de que hablas. -Mentí.

- Sabes perfectamente de lo que hablo, ¿te volvió a pegar cierto?

Permanecí en silencio, no quería mentirle y tampoco quería admitirlo. Era obvio que lo sabía y no tenía porque negarlo, pero aún así sentía una inmensa vergüenza.

- Es un... -Suspiró con furioso y salió del pequeño espacio en que estábamos.

Habían pasado varios minutos y empecé a sentir el mismo dolor en las costillas y un fuerte dolor de cabeza. El suero al que estaba conectada me estaba dando náuseas.

- ¡Ashley! -La voz era irreconocible-. ¡Ashley!

Empecé a temblar por el miedo, al segundo llamado reconocí la voz de Raúl y eso significaba que algo malo iba a pasar.

- ¡¿Dónde diablos estás?!

Cerré los ojos y apreté las sábanas entre mis dedos. No volví a escucharlo aún así no abrí los ojos. Temí volviera a golpearme sin importarle que estuviéramos en un hospital, también temí a lo que le pudiera hacer a Luis por haberme traído aquí.

- ¡Perra! -gritó Raúl corriendo hasta mi, y no, no le importó que estuviéramos en un lugar público, me golpeó en el rostro.

La mejilla me empezó ha arder por el impacto de su mano, sentí un pequeño dolor en los labios y el sabor salado de la sangre. Él aún furioso me quitó las sábanas y arrancó las agujas que tenía en los brazos, provocando que soltara un grito por el dolor.

No podía moverme, estaba aterrada y sentía miedo a lo que el pudiera hacer. Parecía lo que realmente era, una bestia, aquel hombre que seguramente aparentaba ser frente a sus empleados o socios, se había transformado.

Me sostuvo con fuerza del codo y me obligó a bajar de la camilla. Casi a rastras me sacó del cubículo y me llevó por todo el pasillo, llamando la atención de todas las personas. Un doctor trató de intervenir, pero los hombres de Raúl lo detuvieron.

Cuando estuvimos fuera el abrió una de las puertas de atrás de la camioneta y me empujó dentro de ésta. Enredó mi cabello entre sus dedos y tira de éste con fuerza.

- ¡Deprisa! -Le gritó al que estaba en l volante. Tiró con más fuerza de mi cabello y ahogué un grito-. Te vas arrepentir.

Su voz me hizo estremecer y permanecí en silencio. La camioneta iba extremadamente rápida. Deseé que la camioneta se volcara o se impactara con cualquier cosa y que todo acabara para siempre.

Pero no, esas esperanzas se esfumaron cuando la camioneta se detuvo frente al infierno que se hacía pasar por mi casa. Raúl bajó y luego me arrastró con el hasta el interior de la casa.

- Ra-Raúl -susurré. Él me ignoró y abrió la puerta y la cerró a sus espaldas.

Apretó más su agarre y me arrastró hasta el centro de la sala.

- Así que Luis te ayudó. -Murmuró y me soltó. Lo miré desde el suelo aterrada y él rió-. ¡Qué héroe ha resultado mi hermanito!

Traté de asimilar la última palabra "hermanito".

-- Él... No tiene la culpa. Yo le imploré para que lo hiciera, no me sentía bien, él sólo sintió lástima. -Murmuré. El estalló en risas y se inclinó hacia mi, acarició levemente mi barbilla.

- ¿Qué le diste a cambio? ¿Tú cuerpo? -Me preguntó y sonrió al igual que siempre. Apretó mi mandíbula y me volvió a pegar en la mejilla.

- No.

- Te creí zorra, pero no hasta éste punto, ¡Mi hermano! ¡Por Dios! -Exclamó y me volvió a pegar en la nariz y la boca.

Grité.

- ¡Ramera! -Gritó. Me pateó-. ¡No sirves!

El impacto en mi estómago fue tan grande que volví a soltar un grito desgarrador. La sangre de la nariz se mezcló con la de los labios y sentí como bajaba hasta mi pecho.

Volvió a golpearme sin detenerse, un puñetazo tras otro. Estaba casi inconciente y me dolía todo el cuerpo. Volvió a enredar mi cabello en sus manos y me arrastró hasta que sentí un dolor tan fuerte en la cabeza que quedé completamente inconciente.

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¡Hola!

Aquí un capítulo de ésta novela. Espero que les guste.
Que no se les olvide votar y comentar.

También quiero decirles que estamos casi en los últimos capítulos de Casada con una bestia.

¡Bye! 💖😘🙌🙈

Att: Ashley N.

Casada Con Una BESTIA  | EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora