42. Hasta Que La Muerte Nos Separe.

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Las piernas me temblaban y era lo peor porque tendré que caminar sola en el altar. Unos pasos más y estaría frente al amor de mi vida, claro si no caigo al piso antes. La típica música de boda me ponía aún más nerviosa y el ver a Royce de lejos aún más.

Tras inhalar y exhalar más de tres veces empecé a caminar mientras contaba los pasos en mi mente. Trato de no mirar a los lados mientras empiezo a caminar por la alfombra blanca que llega hasta donde está Royce. Cuando me siento menos nerviosa, aumentó a velocidad de mis pasos y con una sonrisa me acerco más a Royce, éste extiende su brazo izquierdo hacia mí y cuando estoy a su alcance entrelazamos los dedos y eso me hizo tranquilizar un poco. Era algo por lo que tanto había esperado y ya estaba entre mis manos a tan solo unos minutos.

- Estás más hermosa de lo normal. -Me susurró Royce cuando subí las pequeñas escaleras.

-Gracias. -Susurré sonriéndo. Solté la mano de Royce y acomodé mi vestido, con ambas manos agarre el ramo de flores y miré al juez quien después de unos minutos suspiró.

El Juez comenzó la ceremonia, a mí parecer se estaba tardando un poco. Tras compartir los votos no pude contener las lágrimas y solté varios sollozos. Las palabras salían de los labios de Royce como una poesía, con lentitud y dulzura. Mi parte fue más pesada, las palabras se trancaban en mi garganta y tardaba para repetir los votos. Las manos de Royce acariciaban las mías con suavidad y todo indicio de nervio o miedo se esfumaron, sus ojos no dejaban de mirar hacia los míos y me decían tantas cosas que no decía de sus labios, más fuertes que los votos.

- Geoffrey Royce Rojas De León, acepta usted a Ashley Torres como su legítima esposa...

- Sí, acepto. -Dijo Royce interrumpiendo al juez quien rió al igual que los demás. Geoffrey mi hijo se acercó con los anillos y Royce tomó uno y lo deslizó por mi dedo anular.

- Ashley Torres, acepta usted a Geoffrey Rojas como su legítimo esposo, para amarlo y respetarlo...

Inmediatamente asentí sin despegar los ojos de Royce quien sonreí con lágrimas en los ojos. Tomé el otro anillo y lo deslicé por el dedo de Royce.

- Bien, los declaro marido y mujer, puede besar a la novia. -Dijo el Juez.

Soltamos nuestras manos y lo abracé, tan fuerte como si todo dependiera de él, nos alejamos y lo miré, como si sería la última vez que lo vería, teniendo en cuenta que lo vería cada mañana al despertar, lo sentiría todo el tiempo junto a mí, recompensa de todo el sufrimiento que pasé y las angustias que él tuvo desde que nos conocimos.

Mis manos acariciaron sus mejillas y acaricié lentamente su cabello, él posó sus manos en mi cintura y unió sus labios con los míos en un tierno beso. Su suavidad me hizo elevar, aún con los ojos cerrados no dejé de verlo, grabar sus facciones en mi mente.

Los aplausos nos hizo volver a donde estábamos y nos separamos, con las manos entrelazadas volteamos a los invitados quienes sonreían. Con la vista recorrí a cada uno de los invitados, pero todo pasó tan deprisa, primero escuché un disparo, y lo vi todo en cámara lenta, Royce apretó mi mano y calló al suelo, luego escuché el segundo disparo y sentí un ardor en el pecho, con la respiración forzada miré a mis hijos quienes abrazaban a Angela y al instante caí al suelo junto a Royce, quien no se movió y estaba rodeado de sangre. Fue justo ahí cuando lo vi todo, mi pasado, mi presente y lo que habría sido mi futuro. Escuchaba los gritos, los llantos y la suave canción ya no sonaba.

Con lentitud agarré la mano izquierda de Royce y la apreté con la poca fuerza que me quedaba, una lágrima resbaló por mi mejilla y sentía que algo salía de mí.

- Te amo... Royce. -Susurré y todo se tornó negro.






(...)

Estaba en un bosque, redada de rosas, hermosas rosas moradas y blancas, escuchaba los pájaros cantar y el sonido de la brisa al deslizarse entre las hojas de las plantas. Ya no tenía el vestido de novia puesto, el que llevaba puesto era uno color rosa pastel y llegaba hasta mis rodillas. Al perecer estaba en trance, parecía tan real tan tranquilo y natural, hasta que lo vi caminar hacia mí, sonriendo como si nada había pasado, él también se alegraba de verme.

-Royce, por Dios ¿Estás muerto? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde estamos? -estaba nerviosa y asustada.

- No lo sé, pero si será la última vez que te veré no quiero desperdiciarla así. -Dijo ya frente a mí.

Sus manos acariaron mis mejillas y pegó su frente a la mía. Con los ojos cerrados acaricié sus manos y lo besé, lo necesitaba, necesitaba abrazarlo y no sortarlo jamás. No quería asimilar que tal vez ambos estamos muertos, que no volvería a ver a mis hijos y no tendríamos esa vida que tanto luchamos.

- No llores, no es necesario princesa. -Murmuró mientras me apretaba con fuerza contra él.

- Te amo Royce, así como amo a mi hijos, y no voy a poder demostrarles nada, ni a ti, ni a ellos.

- Ya lo sé, yo también te amo Ashley, y esos niños también, pero estarán bien, mi mamá se encargará de eso. -Dijo y sentí como su voz se quebró.

¿Realmente él está aquí o es producto de mi imaginación?

- No Royce. -Dije con brusquedad.- ¿De qué sirve si estamos muertos? ¿Qué pasará con nosotros? ¿No entiendes? ¡Tal vez no te vuelva a ver! ¡Jamás! -Terminé gritando.

Y entré en desesperación, empecé a temblar y a llorar sin cesar, sentía impotencia, dolor, angustia, tristeza, rabia y miedo. Ya no había nada más que hacer.

- Ashley. -Susurró.- Lo eres todo para mí, también tengo miedo y me duele el no saber que pasará, pero disfrutemos esto, aunque no sea real, por favor olvidemos lo que haya pasado, solo seamos tu y yo, por primera y última vez. -Me pidió llorando, sí, sentí mi corazón romperse.

- Royce y sí...

- ¿Bailamos? -extendió su mano derecha frente a mí.

Sonreí y la tomé, cuando estuve de pié sequé mis lágrimas. Royce tomó una pequeña flor y la puso en mi oreja izquierda. Deslizó sus manos por mi cintura y me pegó a él, yo subí mis manos a su hombro y las uní en su nuca.

Seguí sus pasos mientras bailábamos lentamente, sin parar, y logré olvidar que había pasado. Dejé reposar mi cabeza sobre su pecho y deslicé mis manos por sus hombros.

- ¿Te confieso algo? -Me preguntó en voz baja.

- Sí.

- ¿Recuerdas la primera noche que te conocí?

- Que te quedaste dormido y yo... -Callé y sonriendo recordé lo que hice esa noche.

- Y tú me besaste. -Dijo. Sentí mis mejillas arder y comencé a reír.

- Nunca me imaginé que estabas despierto. -Le dije sin parar de reír.

- Y no lo estaba, me imaginé que lo harías, te cautivé con mis encantos. -Dijo y nos separamos para vernos fijamente.

- Creo que fue parte de las hormonas. -Intenté justificarme. Él rió ruidosamente y sus ojos brillaron, entonces me sentí viva y feliz.

- Ay, mi Ashley, mi valiente, fuerte, increíble, y encantadora esposa. -Murmuró mientras acariciaba mi cabello.- Mi todo, mi mundo, mi aire, cada latido de mi corazón es por ti. Mi adorada Ashley. -Besó mi frente y permaneció ahí varios segundo.

- Mi adorado Royce. Mi héroe, mi caballero, mi encantador y extraordinario esposo. -Mis ojos se inundaron de lágrimas y cerré los ojos y ellas se deslizaron por mis mejillas. Sentí como las lágrimas de Royce calleron en mi frente y se deslizaron por mis mejillas junto con las mías.

-Te amo tanto Ashley, mi amada Ashley.

- Hasta que la muerte nos separe. -Le dije y él bajó su frente y la unió con la mía mientras sonreía.

-Hasta que la muerte nos separe.

Casada Con Una BESTIA  | EN EDICIÓN|Where stories live. Discover now