capítulo siete.

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Era día lunes y estaba transcurriendo como siempre: aburrido, estresante y... Lunes, porque en eso consistía un Lunes.

El director se hizo presente frente a todos los salones, hasta que finalmente llegó a la sección de Jungwoo.

Dictaría un comunicado importante.

— Buen día, queridos alumnos. En ésta ocasión vengo para informarles que realizaremos un concurso de talentos el cual estará a cargo del profesor Lee. Las inscripciones comienzan hoy a la hora de salida, en el último piso hasta el día viernes. No olviden no dejar desperdicios porque hay ciertos chicos que al parecer les gusta comer y tirar los empaques al piso. —

Le dio una mirada a tal alumno en específico, agradeció por la atención de todos y salió del salón.

Rápidamente todos los chicos empezaron a murmurar convirtiendo el aula en un completo mercado con viejas chismosas de aquí por allá. Al ver esto, la profesora Hyo tomó su regla y golpeó con ésta la pizarra de acrílico.

— Ustedes me dejan de causar alboroto o juro que les bajo la calificación. — Demandó ella, era una de las profesoras que más carácter tenía.

El conjunto accedió a sentarse, justo en orden y coordinación como si de soldados se tratasen. 

Continuaron escribiendo lo del pizarron, pero no faltaba uno que otro alumno que conversara en silencio para no ser atrapado.

Jungwoo se puso a pensar ¿en qué podría ser bueno a parte de vivir cagándola?

Una guitarra pasó por su mente.

Pero no podría hacer nada sin una canción y a quién dedicársela...

Y de repente Yuta pasó al frente para devolverle a la maestra un lapicero que pidió prestado.

Jungwoo no pudo evitar sonrojarse con tan solo verlo, ver su sonrisa, su altura, su forma de ser: todo.

Estaba desarrollando un gusto por el japonés que ni él mismo podía describir, pero estaba seguro de que le atraía y mucho.

Sonrió largamente hasta que Yuta volvió a su asiento a continuar con la clase. Fue allí cuando una melodía lo inundó y decidió usar esa canción.

Ya tenía su inspiración, la canción y la guitarra lista. Tan sólo faltaba presentarla al finalizar las clases y esperar a que lo aceptaran. Jungwoo no era tan creyente en la esperanza pero se mantuvo tranquilo, y un tanto positivo. 

"Esta vez todo me saldrá bien" se dijo a sí mismo, con una sonrisa un tanto pequeña y la mirada más brillante que nunca que yacía oculta bajo sus mechones naranjos.








En la hora de recreo, Jungwoo buscó un asiento con su bandeja en mano, al parecer todas las mesas estaban llenas pero no faltaban esos que les importaba poco y se tiraban al piso a comer. Lástima que él era muy paltoso para esas cosas así que decidió irse hasta el fondo y buscar un sitio en el cual acoplarse. Una mesa ruidosa llamó su atención, la miró por el rabillo del ojo y se dio cuenta que Yukhei también estaba allí. Era Yukhei, estarían en confianza de todos modos hasta que se acordó de lo ocurrido la última vez. Tomó aire y caminó a paso rápido para evitar que lo reconociera.

— Oye, tú.

Alguien de la mesa lo llamó, ésta vez no fue nuestro carismático Yukhei.
El chico de dientes de conejo quitó su gorro de su cabeza para que viera que no era ninguna clase de chico malo, regalándole una sonrisa.

— ¿Eres amigo de Yukhei, no? Ven aquí, todas las mesas ya están llenas.

— Ningún otro huevón te va a ofrecer algo como esto. Aprovecha, flaco. —animó Johnny.

Jungwoo realmente quería sentarse allí y comer cómodamente, pero era muy vergonzoso como para aceptar aquello.
Estaba por dejar pasar la oferta, pero sintió un frío recorrer su espalda baja. Miró de reojo y se dio cuenta de Sicheng y su grupito de amigos por lo cual, rápidamente tomó asiento.
Johnny se sorprendió un poco pero le sonrió largamente. Jungwoo le devolvió el gesto, aunque parecía más una mueca.

Para no levantar sospechas, dejó su bandeja en la mesa para empezar a comer, algo apresurado porque sus ojos todavía no miraban a aquel muchacho que le causaba náuseas irse a otro lado.

Una mano cubrió su hombro, fue allí que por poco y escupe la comida a la bandeja.

Gracias al cielo no era Sicheng.

— Dios, Jaemin. — Soltó aliviado y con la boca llena.

— ¿Qué pasó? Parece que miraste al mismísimo tunche.

Bromeó el esbelto muchacho, pasándose por el lado de Johnny y sentándose así en sus piernas.
Todos los presentes en la mesa lo miraron.

— No hay asientos ¿qué puedo hacer? —se excusó mientras movía los hombros.

— No les hagas caso, soy bien heterosexual. — Dijo Johnny muy relajado.

— Sí, claro. Y yo soy decente. — soltó Taeyong.

— No lo eres. — dijo Doyoung.

Jungwoo soltó una risa por aquel debate, lo cual lo hizo ganarse la mirada de todos.
Al parecer nadie se había dado cuenta de su presencia hasta ahora, a excepción de Johnny y Doyoung.

— Aww, eres tan lindo. — Dijo Chitta sin quitarle la vista a su suave cabello.

— ¿Que clase de shampoo usas?

Jungwoo se sorprendió por ello ¿acaso su cabello lucia tan bonito? Soltó otra risa nerviosa y asintió.

— Es uno de coco.

— Chitta necesita mucho coco, tiene el pelo muy maltratado. — dijo Taeyong mientras jalaba el cabello del mencionado.

— Yo usaba antes shampoo de coco pero ya no lo venden en la tienda de mi casa. Tengo que ir hasta el supermercado que está lejos y qué flojera.

Doyoung mostró un puchero.

— Yo utilizo otra clase de shampoo. —habló Taeyong con ganas de unirse a la charla.

— Disculpe, joven, ya no hay servicio. –bromeó Doyoung golpeando suavemente su mejilla.

Todo el conjunto soltó una risa al verlos.
Jungwoo había estado tan perdido en aquella mesa que había olvidado la presencia de Sicheng por completo.

“¿Ya se habrá ido?” pensó, y rogó mucho para que eso pasase.

Echó un vistazo hacia atrás y sólo encontró al amigo de éste, Taeil, tomado de la mano de un chico algo menor que él y con carita muy risueña.
La escena se le hizo muy extraña ya que creyó pensar que era igual de bravucón como Sicheng, pero para estar tomando de la mano a otro chico, parecía ser todo lo contrario.
Sus orbes continuaron buscando al muchacho y al parecer ya no estaba. Suspiró aliviado y en busca de agarrar su cuchara para continuar comiendo, agarró la mano de Jaemin quién soltó una pequeña risita.
Éste al darse cuenta subió la mirada hasta encontrarse con la impropia.

— Siéntate aquí, yo ya me voy.

— ¿Ya te vas? Uhm, está bien.

Se puso de pie y acomodó los empaques de comida sobre su bandeja. En media vuelta, Chitta tocó su hombro.

— ¿Y cómo te llamas?

— Jungwoo.

Luego de regalarle una diminuta sonrisa recordó el concurso de talentos, ya llevaba planeado todo pero ¿y la guitarra? Estaba muy confiado de tener una en casa pero no estaba seguro de si presentarse ahora mismo o esperar hasta mañana. Sintió una ligera presión, al parecer su propio cuerpo le avisaba que sería mejor guardar la calma y no apresurarse, aún le quedaba tiempo.

Ya con sus ideas un tanto organizadas, desechó los desperdicios a la basura y dejó la bandeja en una fila. La alarma sonó y todos retornaron a sus clases.










♡.

Días. #YUWOOWhere stories live. Discover now