—Ni de broma— sentencia, sin siquiera dejar ponerme en pie. —No arriesgare mi desayuno.

Se pone de pie lentamente, maniobrando para descruzar las piernas y levantarse del sillón, me incita a hacerlo también, poniendo camino hasta la cocina. De paso enciende la otra tv para seguir mirando ese programa de tatuajes que eligen para alguien más sin que ellos lo sepan, y al final todos terminan discutiendo por ello. Comienzo a sacar los ingredientes de la despensa mientras Ev se queda pegada frente a la pantalla.

—Deberíamos tatuarnos algo también— siento que por un momento se me frena el mundo.

—No me gustan los tatuajes, Ev.

Ella se gira a mirarme y pestañea lentamente como si solo recién se diera cuenta de ello. —Es cierto— vuelve a pestañear. —Pero que digo, lo siento. Lo solté sin pensar.

—No te preocupes— le hago entrega de los huevos y la veo romperlos en una de las fuentes. —No tenias porque saberlo.

—Tan solo llegué y dije lo primero que pensé.

—¿En que pensabas?— se detiene y vuelve a mirarme.

—Que sería lindo tener algo que te represente sobre mi piel— se encoge de hombros y vuelve a lo suyo. —Ya sabes, suelo tatuarme todo lo que creo que me representa.

Me quedo pegado en esa oración. Ella lo suelta así fácilmente, todo lo que la representa. ¿Qué es lo que me representa a mi? Dije que no tener tatuajes me definía porque me diferenciaba de los demás, porque creí que me alejaba, de alguna forma, de lo que odiaba. Sin embargo, tras escucharla, se me tambalean un poco las ideas. No estoy seguro de si eso es realmente cierto, o es una idea que me auto implanté para sentirme mejor, porque al final, un tatuaje no iba a hacerme mejor ni peor persona.

Cuando estoy a punto de decir algo, me interrumpe el sonido de mi teléfono desde el living. Por unos segundos decido ignorarlo, aun intentando recuperar las ideas de lo que estaba pensando y a punto de decir.

Evee se voltea a mirarme dejando el sartén sobre la cocinilla. —Está sonando tu móvil.

—De seguro es alguno de los chicos para joderme— ella sonríe.

—No lo sabrás si no vas a verlo.

Qué respuesta más simple y obvia. Tomo camino hasta la sala de estar y busco el objeto entre los cojines del sillón. Se corta el tono justo cuando lo encuentro. En la pantalla aparece la llamada perdida.

—¿Quién era?— pregunta sin prestarme mayor atención. Tomo un plato y lo dejo junto a ella para que pueda depositar los panes que estén listos.

—Tyee— respondo aun mirando la pantalla.

Se me queda mirando. —¿Qué quería?

—No alcance a contestar— desbloqueo el móvil y busco su número. —Debe estar aburrida, Kylan está en unas pasantías de exámenes. No está acostumbrada a estar sola.— Evee suelta un corto y bajo Uumh.

—¿Cuándo te toca a ti?

—El próximo fin de semana— cuando estoy a punto de marcar su número, una llamada entrante de Tyee vuelve a irrumpir en la pantalla.

No dejo pasar muchos tonos antes de contestar.

—Hey, Honey. ¿Qué tal?

Kylan— gruñe. —¿Estas con Kylan?

Frunzo el ceño tras escuchar su voz. —No. ¿Por qué?

¡Joder!— se queja. —Tiene el puto móvil apagado.

Perfecto Engaño | Titanes III |Where stories live. Discover now