Capítulo 22

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-¿Le besaste?

-Me besó él.

Estaban en la cocina desayunando antes de ir al instituto. Ese día se habían levantado temprano porque Aurora quería contarle a Mario la historia de ayer antes de ir a clase.

-¿Sentiste algo?-preguntó su primo dándole un mordisco a su tostada.

-No…-respondió dubitativa.

-¿Estás segura?

-Bueno… si… Me gustó, pero no es lo mismo que con Santi. Admito que David me gusta un poco pero no estoy enamorada de él, en cambio de Santi se que si.

-La única que puede saberlo eres tú.

-Y lo se.

Se quedaron en silencio unos segundos hasta que Mario habló.

-¿Has pensado en lo que vas a hacer cuando veas a David ahora?

Aurora se quedó muda. Eso no se le había pasado por la cabeza.

-No…

-¿Y que vas a hacer?

-Supongo que pasar de él.

-¿Y crees que él te va a dejar?

-No creo que le guste a David.

-¿Y entonces por qué te besó?

-Porque quería jugar conmigo.

Llegó a clase y se sentó en su pupitre.

Sacó los libros de la asignatura que le tocaba y rezó para que el profesor no tardara mucho en llegar.

David estaba sentado en unas mesas junto a sus amigos no muy lejos de donde estaba ella. Entonces él se dio la vuelta y la miró. Ella apartó la mirada rápidamente. Y en ese momento llegó el profesor.

Las horas pasaron y, por fin, llegó la hora de irse a casa.

Aurora recogió sus cosas. Todos se habían marchado ya y suspiró aliviada cuando se dio cuenta de que ni David estaba. No se habían dirigido la palabra en todo el día y ella lo prefería así.

Era viernes y el lunes tenía examen de lengua asíque salió a la taquilla a coger los apuntes que había guardado ahí.

Salió de la clase y caminó hasta su taquilla. La abrió y empezó a buscar los apuntes entre los papeles de las carpetas cuando sintió a alguien detrás de ella.

-Te dejaste el bolso ayer en mi casa.-susurró una voz inconfundible en su oído.

Cerró los ojos.

-¿Pensaste que te ibas a librar de hablar conmigo?-volvió a susurrar la voz tan cerca de ella que la dio un escalofrío. Cerró la taquilla y se giró lentamente.

David la acorraló contra las taquillas. Sus rostros estaban muy cerca.

-¿Por qué me haces esto?-murmuró ella.-¿Te gusta jugar conmigo?¿Es eso?

David se puso muy serio de repente.

-No. No es eso, Aurora.-suspiró.-Ojalá fuera eso…

-¿Entonces qué es?

-Pensé que era evidente.-la miró a los ojos.-Siempre me has llamado la atención, Aurora. No eres como las demás chicas y eso que para ti es una tortura a mi me gusta porque te hace especial.

Aurora estaba asombrada.

-Asíque cuando me enteré de que te gustaba, hace un año. Pensé que sería mi oportunidad, pero entonces me tuve que ir a Estados Unidos y yo, muy tonto, pensé que para cuando volviera estarías esperándome pero, para mi sorpresa, ya tenías novio.

-¿Para tu sorpresa?

-Si, no te lo tomes a mal. No es porque seas fea. Al contrario.-dijo sonriendo, lo que hizo que Aurora se ruborizara.-Digo para mi sorpresa porque eres ese tipo de chica que prefiere estar sola. No como Megan, ya sabes a lo que me refiero.-dijo guiñándola un ojo. Cosa que hizo que se ruborizara más.-Y ayer cuando te besé, fue como saborear el cielo. Lo deseaba desde hace tanto tiempo.-dijo él mirando sus labios.

Ella notó como cada vez se acercaba más hasta que sintió los labios del chico sobre los suyos. Pero esta vez no se apartó. Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal y que más tarde se iba a arrepentir de ello, pero en ese momento no podía pensar en eso.

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