Capítulo 19

1K 100 0
                                    

Sonó el pitido del Whatsapp. Lo cogió. Era Santi. Ponía: ¿Quieres venir a mi casa  esta tarde?

Aurora dio una palmada en la cabeza. Se había olvidado de decirle a su novio que esa tarde no podría quedar con él. Rápidamente le contestó: Lo siento, no puedo. He quedado para hacer un trabajo de historia justo esta tarde.

Dejó el móvil en la mesilla de noche y se fue al baño a darse una ducha. Cuando salió se vistió y miró la hora. Eran las cinco de la tarde.

Cómo le quedaba tiempo cogió el móvil y bajó al salón. Su primo se había ido con unos amigos asíque no había nadie.

Se sentó en el sillón y desbloqueó el móvil. Tenía un Whatsapp de Santi: ¿Con quién has quedado?

Aurora se rió. Vio que estaba conectado asíque le respondió: ¿Ya te estás poniendo celoso?

Santi: ¿Yo?¿Celoso? No. Solo quiero protegerte.

Aurora: Ya…

Santi: Podemos quedar cuando termines el trabajo.

Aurora: Vale, ¿a las ocho?

Santi: Perfecto, preciosa.

Aurora miró la hora. Se tenía que ir ya.

Aurora: Me tengo que ir ya. Después nos vemos, amor.

Santi: Hasta luego, mi princesa. Te amo.

Y después de leer el último mensaje se puso de pie y salió.

Sacó el papel donde estaba la dirección de la casa de David. Estaba a las afueras de la ciudad asíque tendría que coger el metro.

Cuando entró en el metro miró la pantalla donde ponía lo que tardaría el próximo tren. Tres minutos.

Suspiró. Aunque no lo quisiera admitir estaba nerviosa.

Llegó su tren y se subió.

Cuando llegó a su estación se bajó y salió del metro. Sacó el papel y se encaminó hacia la casa dónde vivía el chico por el que en el pasado hubiera dado su vida.

Se paró en frente de una casa bastante grande y bonita. Miró el papel. Sí, esa era la casa de David.

Subió las escaleras y cogió aire antes de llamar al timbre. Oyó unos pasos dentro de la casa. Su corazón latía a mil aunque ella no quisiese. Por fin se abrió la puerta mostrando a David.

Aurora no pudo evitar fijarse en él. Estaba más guapo que nunca. Llevaba una camiseta blanca que marcaba todos sus músculos, el pelo perfectamente despeinado y su rostro perfecto mostraba una perfecta sonrisa.

-Hola.-la dijo él.

-Hola.-murmuró ella.

-Pasa, no te quedes fuera.-dijo David haciéndose a un lado mientras ella entraba en la casa. Era tan grande por dentro como lo parecía por fuera.

-¿Vamos a mi habitación?-dijo él sacándola de sus pensamientos.-Íbamos a trabajar en el salón pero mi hermana pequeña está viendo una peli ahí.

Aurora asintió y los dos subieron a la habitación del chico.

-Siéntate.-dijo él señalando una de las dos sillas que estaban puestas frente al escritorio.

Aurora obedeció.

-¿Quieres algo de beber?

-Un vaso de agua, por favor.

-Vale. Espérame aquí, ahora mismo vuelvo.

Y se marchó. Aurora se quedó mirando la pantalla del portátil que tenía delante. En ella había una imagen de él con una niña de unos doce años bastante guapa que, supuso, era su hermana. No sabía que tenía una hermana.

Al poco rato, David volvió con un vaso de agua y una Coca-Cola. Le dio el vaso de agua a Aurora y se sentó a su lado.

-A ver, ¿qué hay que hacer?-preguntó David.

-Pues hay que hacer un power point sobre la historia de España en los tiempos de los Reyes Católicos.

-Vale, ¿qué te parece si tú vas buscando información mientras yo voy haciendo la presentación?

-¿Y cómo busco la información?

-Mi padre tiene unos libros viejos de la historia de España que nos pueden servir.

-Vale, ¿dónde están?

-En la estantería del pasillo. Giras a la izquierda y ya los ves.

-Vale, gracias.

Salió de la habitación y caminó por el largo pasillo, luego giró a la izquierda tal y como había dicho él y vio cinco estanterías repletas de libros de historia.

Empezó a buscar el que ella necesitaba y lo vio en la balda de arriba del todo de una de las estanterías.

Se puso de puntillas y logró coger el libro sin caerse.

Llegó a la habitación.

-¿Ya lo tienes?-dijo él levantando la vista de su ordenador.

-Si, ya está.

Se volvió a sentar en la silla y abrió el libro.

-Toma.-dijo David entregándola un cuaderno y un bolígrafo.-Apunta la información ahí y luego me la das para pasarla.

-Vale.

Ella empezó a escribir en el cuaderno la información que le parecía conveniente mientras él escribía en su ordenador. Sólo se oía el sonido de las teclas al ser pulsadas.

-He oído que tienes novio.-dijo él cortando el silencio.

Aurora se quedó de piedra. ¿Cómo sabía eso? Y, además, ¿a él que le importaba?

-Si…-contestó ella sin dejar de mirar al papel.

-Cuando me fui jamás te podría haber imaginado con uno.

-¿Por qué?-pregunto ella. Le había molestado un poco lo que había dicho David.

-No se… Eras muy tímida, casi no hablabas…

-Y sigo siéndolo.

-No, ya no lo eres. Has cambiado. Y eso me gusta.

¿Cómo que le gustaba? ¿A qué venía eso?

Aurora optó por no responder y siguió escribiendo en el cuaderno.

David se la quedó mirando unos segundos para después suspirar y seguir escribiendo en su ordenador.

‘’Creo que esta tarde va a ser muy larga…’’, pensó la chica.

Cruce de caminosWhere stories live. Discover now