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Sé que dije que la emoción era real, pero quizá mis expectativas eran un poquito demasiado altas... Y no, no hubo sangre, sudor, lágrimas y latigazos para el señor labia esa noche. Hubo dos cervezas, una cena y un “gracias por esto, lo necesitaba” de parte del chico que me había tenido gritando como colegiala en casa. Y si a eso le suman que tuve que volver relativamente temprano y cumplir con la promesa falsa que había hecho, mi noche no había sido la mejor de todas. Pero no me quejaba. De alguna manera aquella salida fue algo bastante divertido y aunque no fue en el rumbo que esperaba, supe que quizá solo sería cuestión de tiempo para que todo fuera como yo quería.

Así que el señor labia lo hizo de nuevo, lo invité a salir y no solo una sino varias veces a lo largo de varios meses. Él aceptó a todas y cada una aunque siempre ponía condiciones raras como por ejemplo volver antes de las 10 o no tomar más de dos cervezas e incluso cambiar algunas horarios que yo proponía.

No me sentía mal del todo cuando él hacía eso porque al parecer su vida era más ocupada que la mía, de vez en cuando le escribía y me comentaba que estaba trabajando mientras yo ya estaba en mi casa tomando una copa de vino. Pero por otra parte llegaba a sentirme un poco incómodo, quería que las cosas fueran un poco más rápido, entonces al saber que esa noche me encontraría con él para cenar, me tomé la tarea de pensar en la forma que debía hacer las cosas para que él se sintiera invitado a hacerme lo que yo quería que me hiciera... Y no hablaba precisamente de la cena.

Mi mente andaba vagando en las pocas posibilidades que tendría de llegar con él a la cama, cuando un bulto de papeles resonando contra mí escritorio me sacó de mis pensamientos.

— Hyungwon, dime que es mentira que terminaste tu relación con... —el viejo chasqueó los dedos mientras miraba al techo buscando en los rincones de su anciana mente el nombre de mi ex pero no lo encontró, era como si su jodida mente solo le recordara el mío— con la joven aquella.

Rodé los ojos mientras me cruzaba de brazos.

— Ay por favor, ni siquiera recuerdas su nombre, no la defiendas. —respondí con molestia— y de hecho terminamos hace varios meses, ¿recién te enteras?

Me levanté de la silla y acomodé los papeles que me había dejado ahí para firmar. Pero claro lo haría luego porque se me hacía tarde para reunirme con Hoseok.

— Lo que quiero decir es que después de tantos años... ¿Cómo puedes dejar a alguien así? —puso una mano en mi hombro y me miró fijamente— cada vez que veo tu futuro cercano acabo por preocuparme.

No sabía cómo tomarme aquella frase pero no sabía si me afectaba del todo.

¿Dónde me veía yo en un futuro cercano? Triunfando, con un auto mejor, quizá teniendo sexo con el chico que me volvía loco y de paso invitándolo a vivir en mi nuevo apartamento. Genial.

Sonreí tan solo de pensarlo.

— Decoración minimalista de cristal y elementos dorados, es todo lo que necesito... —murmullé después de imaginar mi hermoso futuro cercano, pero mi padre no veía todo lo que pasaba por mi mente así que no pudo hacer nada más que verme raro y preocuparse de que seguramente a su hijo se le iban las cabras al campo de vez en cuando— a ver... —dije volviendo a centrarme en la platica— para que quede claro ella mencionó lo único que no tenía que decir en toda su vida. Échale la culpa por arruinar una relación de 6 años con tan solo un par de palabras.

Me crucé de brazos totalmente indignado al recordarlo, entonces el viejo guardó silencio como si estuviera uniendo piezas en su cabeza.

— ¿Qué dijo? ¿Acaso te dijo “quiero terminar contigo"? —preguntó.

Karma Se Escribe Con Mayúscula Donde viven las historias. Descúbrelo ahora