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【🅴】 Capítulo Explícito

Esa noche cuando volví a casa me sentía un verdadero ganador, un campeón mundial o algo así. Y tan fuerte era el sentimiento que sentía el pecho hinchado mientras caminaba erguido de regreso al auto que dejé estacionado en frente.

Atrás de mi pude escuchar los calmados pasos de Wonho y aunque no lo admitiera en voz alta, deseaba poder tener el poder de leer mentes sólo para saber si estaba tan orgulloso de mí como yo lo estaba, pero cuando me detuve frente al auto y me di la vuelta para mirarlo, supe que no necesitaba tener superpoderes para saberlo.

La forma en la que me miraba, su dulce sonrisa sincera y agradecida, y la forma sutil en la que su mano buscó mi cuntura para atraerme hacia sus labios me lo hizo saber.

—Wonho, Do-Hyun... —susurré antes de que nuestros labios se juntaran, temiendo que el pequeño monstruo estuviera cerca y viera una imagen que sería difícil de olvidar.

—Lo llevé dormido a su habitación, ¿recuerdas? —contestó con el mismo volumen de voz que le hablé anteriormente. —Son pasadas las diez y generalmente se duerme a las nueve, es un milagro que haya podido aguantar una hora más, quizá estaba muy feliz hoy.

Se apoyó en mi auto y sus brazos envolvieron mi cintura para volver a apretarme hacia él, y esta vez besarme con éxito y con mucha suavidad.

Mis manos acunaron su cara a los pocos segundos de que el beso comenzó, y no sabía si era por la emoción del momento o porque de verdad sentía que necesitaba hacerlo, pero profundicé el beso sin importar que estuvieramos en la vía pública de un area residencial. No es como que hubieran personas a la vista, pero aún así podría considerarse inapropiado, sobretodo porque yo no me quería conformar con besos.

—Cariño... —me susurró entre el beso cuando se dio cuenta que sus manos ya habían bajado a zona restringida y que las mías estaban buscando tocar deliberadamente la piel de debajo de su camisa. —Estamos afuera. —soltó con una risita. —No deberíamos perder la cordura.

Suspiré un poco frustrado, apoyando mi frente contra su hombro y me quedé así mientras regulaba mi respiración.

—No es justo... —me quejé.

Entonces me separé de él y abrí la puerta trasera del auto para tomar asiento ya que estaba un poco cansado, y también un poco frustrado de no poder ventilar mis necesidades sexuales.

Él me miró y soltó una risita, rodeando el auto para ingresar por la otra puerta trasera, sorprendiéndome.

—¿Te sientes estresado por lo de hoy? —preguntó sin mirarme. —¿Fue demasiado para ti?

Mi corazón se agitó inmediatamente y negué. No estaba para nada estresado por su hijo, al contrario, me sentía victorioso de haber podido cumplir con lo prometido sin agobiarme a mi mismo.

—Claro que no, es sólo cansancio. —respondí cerrando la puerta y acostandome boca arriba en el asiento para reposar mi cabeza en sus piernas. —Y un poco de... Frustración. —dije sin añadir la parte sexual.

Wonho sonrió y acarició mi cabello con suavidad antes de besarme de nuevo y muy despacio.

Lo abracé por el cuello creyendo que era el último beso de consuelo para mí, pero inesperadamente su lengua rozó mis labios solicitando una entrada quw no estuve dispuesto a negarle, y al mismo tiempo su fría mano se posó sobre mi abdomen, levantando la tela de mi camisa muy despacio, provocandome un poco de escalofríos y un gemido lastimero.

Con habilidad esa misma mano que me había acariciado, empezó a aflojar el cinturón con una lentitud tortuosa. Después quitó el botón de mi pantalón, bajó el cierre y finalmente me acarició por encima de la tela de la única prenda que me quedaba.

Karma Se Escribe Con Mayúscula Donde viven las historias. Descúbrelo ahora