—¿Puedes explicarme qué acto justo y honrado fue ese? —cuestionó Hades luego de hacer desaparecer el mural de humo.

—Esa perra mal agradecida me engañó, jugó conmigo.

—¿No arruinaste tú su vida antes de eso? —se burló Hades.

—No comprendo —respondió Ezio.

—Esa bella joven tenía un buen futuro, pero te encaprichaste con ella, asesinaste a su familia y te la llevaste a tu hogar. Por ser hijo de un general, pensaste que quedarías impune, que ella entendería que todo lo hiciste por amor —río Hades —Ella planeó vengar la muerte de su familia y escapar, logró su cometido, la felicito.

—Su familia iba a venderla a un comerciante, la salvé de esa desgracia —reclamó Ezio.

—El comerciante iba a entregar regalos a la familia, si, pero él si era un hombre honrado y ella estaba enamorada de él, tu sólo la secuestraste —dijo Hades molesto —No mereces descansar aún, dos siglos en la mazmorra purgarán tus pecados.

—¿No hiciste acaso lo mismo? —Ezio explotó de furia —Toda Grecia sabe que secuestraste a la hija de Zeus y la obligaste a ser tu esposa.

Hades apareció frente Ezio alzándolo del cuello, sorprendiendo a todos los presentes.

—¿Te atreves a compararte conmigo, asqueroso mortal? —gruñó Hades —Quise ser piadoso pero no me lo haces fácil, por tu estupida lengua serás condenado al Tártaro, vagarás entre los titanes hasta que alguno de ellos te devore.

La mano de Hades se volvió una garra escamosa, apretó el cuello del soldados hasta atravesar la carne, Ezio gritaba de dolor tratando se salirse de su agarre, pero el dios presionó más hasta que el cuerpo del ateniense se volvió humo y desapareció.

—Siguiente —ordenó Hades volviendo a su trono.

—Mi nombre es Calix —dijo el otro soldado dando un paso al frente, la sacerdotisa quedó estática en su lugar sin apartar la mirada del rey del Inframundo.

—¿Tienes algo que confesar?

—No tengo nada que ocultar mi señor —respondió Calix con calma —Soy consciente de mis pecados, asesiné a inocentes, saqueé a familias necesitadas, incendié templos, cometí muchos errores.

—¿Te arrepientes?

—La mayoría las hice siguiendo órdenes, pero siempre supe que no estaban bien, en ese momento me parecieran correctas, asi que no, no me arrepiento —respondió Calix con leve temblor en la voz.

—En ese caso, cumpliras cien años en la mazmorra para purgar tus pecados, luego de eso seras libre de vivir en paz en el Prado —declaró Hades.

—Me lo merezco, gracias mi señor.

Con esas últimas palabras, Calix desapareció en humo negro, dejando sólo a la Cassandra. Hipnos y Thanatos fueron a pararse a cada lado de ella.

—Asumo que tu eres la sacerdotisa de la que Thanatos me habló, ¿Cómo te llamas?

—Cassandra, mi señor —respondió con una leve reverencia.

—¿Tienes algo que confesar?

—Traté de llevar mi vida de la manera más correcta posible pero como todos, cometí un error, fui ambiciosa —respondió Cassandra.

—¿Crees que la ambición te trajo hasta aquí?

—Terminar así fue mi castigo —suspiró la sacerdotisa.

—¿Qué en el mundo podría haber deseado la hija de un rey para terminar de ésta manera? —cuestionó Hades.

—Amor.

Condenados - #2 Trilogía Redención (PAUSADO)Where stories live. Discover now