¿ÚLTIMA MIRADA?

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El trayecto había sido tranquilo, todos iban en silencio hasta que Jackson dió un giro bruscamente

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El trayecto había sido tranquilo, todos iban en silencio hasta que Jackson dió un giro bruscamente.

—¡¿Qué rayos te pasa?!— gritó JungKook

—Nos están siguiendo.— respondió mirando a través del espejo retrovisor.

Jeon se giró sobre su lugar y vió el vehículo que iba tras ellos.

—¿Qué vamos a hacer?

—Perderlos.

Jackson volvió a girar y aceleró pero el vehículo de atrás no se daba por vencido.

La camioneta levantaba el polvo a su paso, Jackson hacía maniobras con el vehículo tratando de perderlos, pero parecía imposible.

—¿Tienes armas? — preguntó Jeon.

—Bajo el asiento.

El peli negro se agachó y tomó una maleta de color negro, al abrirla pudo ver que había tres armas y un par de balas.

Le dió una a Jae Bum y la otra a JiMin.

—¿Sabes disparar? — el peli gris asintió.— Bien, entonces — JungKook bajó el vidrio de la ventanilla y asomó la mitad de su cuerpo. El viento alboroto su cabello y chocó contra su rostro. — ¡Acabemos con ésto!

JiMin imitó la acción de Jeon y los disparos empezaron a chocar contra el metal del vehículo tras ellos.

Intentó esquivarlos pero las balas se impactaban unas tras otras hasta que una alcanzó uno de los neumáticos reventándolo y haciendo que el vehículo se tambaleara de un lado a otro.

JungKook y JiMin entraron de nuevo, Jackson aceleró y el vehículo de atrás de pronto se volcó empezando a girar violentamente.

Los chicos miraban hacia atrás pero sin esperarlo, dos camionetas blancas aparecieron frente a ellos, cuando sus miradas se dirigieron al frente, Wang quiso esquivarlos pero lo único que pasó, fue que perdió el control de la camioneta y se estrelló contra un poste de luz.

Los chicos bajaron con algunas heridas en el cuerpo y de inmediato sintieron como eran tomados bruscamente del cabello y arrastrados hasta estar frente a un hombre de traje militar.

—Desgraciado.— murmuró JungKook con odio al ver que se trataba del sargento.

—Hola Jeon.— sonrió cínicamente e hizo unas señas. Los demás hombres que lo acompañaban colocaron un arma apuntando a la cabeza de sus amigos. — Intenta algo o deja salir a JK3 y en ese mismo instante les volamos la cabeza.

La respiración entrecortada y el corazón acelerado de JungKook eran lo único que escuchaba. Sabía que antes de dejar salir al experimento le daba al sargento tiempo suficiente de matarlos y él no podía permitirlo.

El pánico empezó a apoderarse de su cuerpo, ni siquiera se sentía capaz de moverse, pero no se atrevía a hacerlo de todas formas, su mente se bloqueó por unos minutos y de pronto miró hacía arriba viendo al sargento apuntarle con un revólver color negro justo en la frente.

—Tú y tus amigos destruyeron nuestra base, mataron a más de la mitad de mis hombres, por su culpa se perdieron documentos y muestras importantes... Tienen que pagar por eso.

Las gotas de sudor empezaron a recorrer la frente de JungKook. Trató de fijar su vista únicamente en JiMin. El peli gris estaba hincado en el suelo sin moverse al igual que él y los demás, con lágrimas descendiendo por sus mejillas.

El sargento separó el arma y caminó hacia un lado de Jeon con una cínica sonrisa en el rostro. Pero la mirada del peli negro no se apartó de JiMin hasta que tuvo el rostro del hombre uniformado justo enfrente. Miró al peli gris y luego volvió la vista a JungKook haciendo un puchero con fingida tristeza.

—Es una lástima que lo hayas involucrado en ésto, tal vez ahora estaría viendo televisión tranquilamente, pero gracias a ti, tiene un arma apuntando a su cabeza y si lo decido, jalan el gatillo y adiós a tu noviecito. –le dijo con voz baja. Pegó nuevamente la punta del arma a su frente y el peli negro cerró los ojos dejando escapar una lágrima.

—No le hagas daño... por favor –respondió casi en un susurro con voz temblorosa.— Déjalos ir a ellos... No tienen la culpa de nada — pidió casi suplicante.

—¿De verdad? ¿Me estás pidiendo  eso después de todo lo que hicieron? –se exasperó.

—No importa lo que ellos hayan hecho... Todo fue por mi culpa y nada más... Mátame a mi, pero déjalos ir.

—No lo sé, déjame pensarlo –dijo riendo y con burla.— No, no lo creo, la verdad es que ya estoy harto de éstas patéticas escenas de amor, tú lo trajiste aquí para empezar. –bufó rodando los ojos — Deberías agradecerme ya que los mandaré juntos al infierno, así que no lo  extrañaras demasiado.

JungKook dejó escapar un suspiro y miró hacia un lado. Sus ojos se abrieron de par en par y su corazón latió más de lo normal. Volvió la mirada al sargento y sonrió.

—Ahí nos veremos entonces... Hijo de perra.–murmuró observándolo desafiante.

El sargento soltó un gruñido de inconformidad y confusión, acercó más su dedo al gatillo, listo para jalarlo y terminar con su vida.

JungKook cerró la ojos y JiMin dejaba escapar una lágrima detrás de otra, jamás imaginó que su muerte sería de esa manera. No podía girar su rostro para ver por lo menos una vez más a Jeon, poderle dar una última mirada.

El miedo acometió contra su pecho y el aire pareció faltarle cuando escuchó el chasquido del arma preparándose para asesinarlo. Apretó los ojos con fuerza sin poder evitar el temblor de sus manos que se cerraban con fuerza, esperando el último sonido que escucharía, el sonido del disparo.

—Te amo.– susurró JungKook dirigiendo sus palabras hacía el jóven peli gris hincado en el suelo.

Sabía que tal vez algo podría salir mal, pero todo era mejor que morir de esa manera.

—Mátame.— retó al hombre cuando vió que estaba por girar hacia un lado, si daba la orden, todo acabaría ahí, no podía permitirlo — ¡Mátame!

Experimento JK3 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora