SANGRE

22.7K 3.8K 990
                                    

Pasó un buen rato hasta que por fin el sargento ordenó que llevaran de nuevo a JungKook hacia los laboratorios

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pasó un buen rato hasta que por fin el sargento ordenó que llevaran de nuevo a JungKook hacia los laboratorios. Inyectaron nuevamente aquella sustancia en su organismo y no tardó demasiado en hacer efecto.

-¡¿Qué mierda es eso?! ¡¿Dónde está JiMin?! ¡¿Dónde está?!

Gritó Jeon comenzando a enojarse, empezando a sentir como sus sentidos se adormecian, avisándole que JK3 estaba por salir nuevamente.

-¿Realmente quieres saberlo? - preguntó el hombre con una sonrisa.

-¿Qué le hiciste maldito? ¡¿Qué le hiciste?!

-Esta vivo si es lo que quieres saber... Pero aquí la verdadera pregunta Jeon no es que le hice... Si no ¿Qué le harás tú?

El menor no comprendió aquello hasta que el hombre señaló el fondo de la habitación.

Jeon dirigió su vista hacia allá y una luz se encendió.

-No... - susurró empezando a alterarse - No... ¡No! ¡No!

Intentó liberarse, empezó a jalar como loco las cadenas que lo detenían.
Sacudía su cabeza con desesperación cuando su vista se nublaba y sentía que pronto quedaría de nuevo perdido, mientras JK3 salía a la luz.

-¡No! ¡No por favor! - suplicó y de nuevo observó.

JiMin estaba amarrado en una silla, completamente golpeado y desnudo, con cortes en su cuerpo, dejando escurrir la sangre que lentamente llamaba a JK3, haciendo despertar sus más salvajes instintos.

Pero creyeron que JK3 tal vez no lo lastimaría, porque JungKook y el experimento estaban conectados y si uno tenía sentimientos por el peli gris, probablemente el otro también los tendría. El sargento no quería arriesgarse, así que le cubrió la cara con una bolsa de tela negra.

El experimento JK3 no era una persona, no podría reconocer a alguien sin ver su rostro, ni siquiera el aroma de JiMin sobresalía de entre todas esa sangre.

JungKook se sintió desesperado porque sabía lo que pasaría, si dejaba salir a JK3, terminaría matando a JiMin... Él no podía permitirlo, aún debía decirle cuan enamorado estaba, aún le faltaba salir de ese lugar con él e irse a vivir a otro lado, lejos de todo, aún le faltaba ser feliz a su lado.

Pero poco a poco, se fue perdiendo nuevamente dentro de aquella obscuridad, gritando internamente, luchando por salir, luchando por no dormir.

Sus ojos se tornaron negros, su mandíbula se tensó al igual que sus músculos, sus venas negras resaltaron sobre su piel y llamado por la sangre de su nueva presa, JK3 rompió las cadenas, destrozandolas con brusquedad.

El experimento no tenía uso de razón, actuaba por instinto la mayoría de las veces, él no pensaba, sólo lo hacía.

El sargento sonrió cínicamente y salió del lugar, dejando al experimento con su vista clavada en el jóven sobre la silla. La sangre penetraba intensamente en sus fosas nasales, un aroma llamativo y embriagante. Sus ojos brillaron mientras más se acercaba a su presa inmóvil y lista para que le arrancara trozos de carne, lista para ser despedazada por sus dientes y manos.

Cuando estuvo completamente cerca, se acercó lentamente y dió una lamida, sus ojos parecieron oscurecer aún más, su cuerpo tembló ante aquel delicioso sabor.

Levantó la mano y de un fuerte y brusco movimiento, araño el brazo del peli gris, provocándole un dolor demasiado intenso.

JiMin intentó gritar, pero fue inútil, estaba amordazado, sus lágrimas escurrieron cuando sintió los dientes de JK3 morder su pierna, con la intensión de arrancar el trozo.

Se retorció del dolor, su desesperación crecía más con cada segundo que pasaba, JK3 era un monstruo después de todo, pero JiMin lo quería, realmente lo quería y le dolía demasiado el sólo pensar que sería asesinado por él, le dolía imaginar lo que pasaría cuando Jeon despertara y viera lo que había hecho, odiaba al maldito hombre que los había puesto en esa situación.

De pronto JK3 se detuvo... Retrocedió confundido pues una voz desconocida le decía en su cabeza.

«No lo hagas»

Las palabras le hacían eco, se apretó la cabeza y la sacudió, tratando de que aquella voz se alejara, pero JungKook no lo haría, realmente estaba luchando contra todo para mantenerse despierto.

El experimento se tambaleó hasta caer al suelo, se retorció soltando un chillido, cerró los ojos, quería que aquellas palabras dejarán de repetirse en su cabeza.

Sin darse cuenta, JK3 y JungKook se conectaron, esta vez siendo realmente uno solo, pensando los dos al mismo tiempo.

Cuando abrió los ojos, volvieron a la normalidad, la esclerótica de color blanco y su iris café, pero lentamente esta última se volvió negra de nuevo, dejando un círculo negro al centro de su ojo.

Ahora estaban conectados, ahora tenían la capacidad de pensar y de asesinar al mismo tiempo, ahora ya no existía una amenaza, ahora podían desquitarse de lo que ese maldito hombre les había hecho.

Experimento JK3 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora