Nío y Lilia se acercaron sigilosamente al límite que separaba el prado del bosque. Los demás miembros de la manada de unicornios les habían advertido de que era peligroso pasar por ahí: abundaban los magos oscuros que cazaban animales como Nío para realizar sus conjuros.
Penetraron, teniendo especial cuidado a donde pisaban. Pronto distinguieron aquellas luces verdes. Nío las rozó con la pata y apareció un mago tras un roble. Lilia se interpuso entre ellos, y el mago no dudó en capturarla. Desapareció por arte de magia con un estallido de colores.
Ahora Nío tenía que encontrar a su pareja.
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Relatos cortos para soñar despierto
Short StoryDescubre el país de las hadas y acompaña a Mariette la médium en sus acercamientos al más allá. Si sigues el camino de las cerezas quizás llegues a encontrarte con el ciervo. Portada por @OmiBiIre