Capítulo 10

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—¿Una fiesta?

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—¿Una fiesta?

—S-sí. Todoroki-kun, sé que tu situación no es la mejor y tampoco la mía pero creo que puede ser bueno. ¿Sabes? Vamos a distraernos, ver a nuestros viejos compañeros y escuché que muchos volverán a la ciudad para la fiesta de bienvenida. Vendrá Uraraka-san e Iida; también escuché que se han casado y ahora viven de manera armoniosa, pero también combaten el crímen en Estados Unidos. ¿Qué te parece?

El de los rulos siguió acomodando los objetos encima del tocador mientras que el albino permanecía callado doblando la ropa que había lavado. Izuku tenía en mente todos los rumores que circulaban sobre el de cabello bicolor. Claramente no estaba al tanto de la situación como tal pero lo que se decía era bastante cruel que no podía evitar sentirse mal por Todoroki y más aún cuando había tenido que cargar con los problemas de él mismo cuando el heterocromático tenía los suyos, aún con ello, quería que fuera a esa fiesta, porque ahora mismo, en ese mismo instante; Todoroki Shoto era lo más cercano a tener un hermano, alguien que le apoyara incondicionalmente y él también quería devolverle el favor con una buena noche de rumba.

—¿Tú quieres ir? —detuvo su doblado para realizar esa pregunta. El pecoso jugó un poco con sus manos mientras pensaba y luego de segundos respondió con un automático; sí.

—Si no quieres ir, esta bien. Quería que te distrajeras un rato, pensar demasiado en problemas es malo. La fiesta es esta noche, de cualquier manera tengo que ir, Uraraka-san y Iida-kun son mis mejores amigos de la academia, no puedo dejarlos solos. Te quedas en tu casa, Shoto.

Sin más que agregar, salió de la habitación dejando al chico solo. No podía. Shoto no podía negarse si le miraba con aquellos ojos esmeralda que había descubierto que le encantaban, él no podía negarse si lo llamaba por su nombre tan dulcemente como solía hacerlo y es que Todoroki Shoto descubrió que no podía negarse a nada de lo que el chico le pidiera. Shoto sabía que Izuku le ocasionaba ese tipo de sentimientos, de manera imprevista, el peliverde tenía a Shoto a sus pies. Sonrió, el albino comenzaba a querer esa sonrisa que no era forzada, que tenía una fuente de felicidad la cual se escapaba por medio de una sonrisa mal formada pues era inexperto en gestos amigables. Se levantó una vez terminó y salió directo a la sala, sabía que por esa hora el pecoso disponía a leer las noticias por medio de la laptop, así que se acercó con cautela y decidió reposar su espalda en una pared cercana, limitándose a solo observar al chico de verdes esmeraldas con los lentes que usaba para su trabajo. Permaneció un tiempo ahí, no se movió y solo le observaba como si fuera un valioso tesoro; como las personas observan la luna y las estrellas en las noches de insomnio, como los artistas observan sus mejores obras de arte, como un niño observa a su súper héroe favorito. Shoto no podía creer que los suspiros que ahora dejaba salir eran por esa persona que hasta hace unos meses no se molestaba en recordar y sintió culpa. ¿Por qué había olvidado a una persona tan dulce y llena de luz? Tenía muchas dudas y se sentía una mala persona por el solo y simple hecho de olvidar a alguien tan hermoso y magnífico como Midoriya Izuku. Se preguntó en qué mundo vivió todo ese tiempo y qué fue lo que lo mantuvo tan ocupado como para no percatarse de la presencia de aquel espectacular ser. Tenía tantas incógnitas y ninguna respuesta, cada que intentaba recordar algo, su cabeza dolía y su mente se nublaba. Sin darse cuenta, ya había caminado hasta el peliverde para recargar su cabeza en el cuello del menor mientras lo abrazaba por detrás, Midoriya dio un pequeño salto pero no se movió; ya hacia un tiempo que se había dado cuenta de la segunda presencia en la sala a través del reflejo de la laptop que poseía en manos. Sonrió y cerró el dispositivo para prestar toda la atención en Shoto, quien se mostraba de forma afectuosa como si de un gato se tratara. Al peliverde le agradaba.

Decepcióname lentamente ✓Tododeku Место, где живут истории. Откройте их для себя