Capítulo 22: La felicidad viene de pequeñas cosas

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Afuera, en medio de la fuerte lluvia, Bai Luoyin caminaba en la avenida, su cuerpo estaba empapado de la cabeza a los pies. Su ropa estaba pegada a su cuerpo, formando el contorno de su alta y bien equilibrada complexión. Su paso era constante y no había rastro de apuro o malestar en su caminar a los largo de la tormenta. Empapado hasta los huesos, cruzó la calle mientras usaba aquel raído uniforme, exponiendo un poco de su piel color trigo.

El carro lentamente siguió a Bai Luoyin, quien no mostró señal de ser consciente que estaba siendo vigilado. Su mano continuaba limpiando las gotas de lluvia de su rostro. Desde el ángulo de Gu Hai, podía ver que los labios de Bai Luoyin se habían vuelto un poco pálidos.

Había desaparecido su forma animada y vigorosa de esa mñana.


Al pensar en ello, Bai Luoyin no solo no dormía sino que además tenía que lidiar con él todo el día, ¿podría alguien tener tanta energía?

“Xiao Hai, ¿deberíamos continuar siguiéndolo?”

“Solo, continúa.”

“¿Por qué no simplemente le dices que entre al coche?”

Cuando Gu Hai le dio una fría mirada al conductor, este de inmediato cerró su boca. 

Mientras se acercaba hasta su casa, desde lejos Bai Luoyin pudo ver a su papá mientras este le ayudaba a Tía Zhao a guardar las mesas y sillas. La situación geográfica de este lugar era baja. Estaba perfectamente bien cuando no llovía, pero cuando sucedía, todo el puesto de desayunos quedaba inundado. Por lo que nadie ponía un puesto ahí, excepto Tía Zhao. Ella buscó específicamente un lugar tranquilo y apacible. 

Bai Luoyin apresuró su paso para ayudar a Bai Han Qi a poner juntos la cubierta de plástico.

Bai Han Qi gritó, “Solo entra, puedo hacerlo yo mismo.”

“¡Deja de hablar sin sentido! ¡apresúrate!”


El carro de la familia de Gu Hai se había estacionado silenciosamente en el callejón mientras él estaba sentado en interior, observando la animada silueta de Bai Luoyin en medio de la lluvia; viendo al par de padre e hijo peleando interminablemente sobre quién debería llevar las cosas más pesadas, ya que ambos las habían tomado al mismo tiempo. Esa imagen llenó su corazón con un sutil calor. Quizás esto es como debería ser la vida, pequeña y simple, en lugar de usar una comida estrictamente para sobornar a las personas para que vuelvan a casa. 

"Llévame a mi residencia."

El conductor suspiró, sin embargo, siguió conduciendo y dio la vuelta. 

Bai Han Qi le había dado 20 yuanes a Bai Luoyin, “Mañana, compra el desayuno en la calle. Con esta intensa lluvia, el puesto de desayuno probablemente no abrirá.”

Bai Luoyin se secó el cabello húmedo mientras le regresaba el dinero.

“Saltarme una comida no me matará de hambre.”

“¡Te dije que lo tomes, así que hazlo!” Bai Han Qi le insistió aún más, “Nuestra familia no es tan pobre que incluso no podamos comer el desayuno”

“Entonces, ¿por qué no me das más? Con estos 20 yuanes, ni siquiera puedo comer por completo en el puesto de Tía Zhao.”

Bai Han Qi le dio un golpe en la cabeza y dijo, “¡Tú, pequeño...!”

Después de platicar y reír, Bai Han Qi le dio 50 yuanes.

A la mañana siguiente, Bai Luoyin se levantó y ordenó sus cosas, entonces se fue a la escuela al instante. No se llevó el dinero, no era que no quisiera tomarlo, sino que lo olvidó. Solo cuando llegó al puesto de Tía Zou es que recordó que hoy estaba cerrado. Sin embargo, Bai Luoyin odiaba regresar. Por lo que, con un estomago hambriento, continuó caminando a la escuela.

Una vez que llegó al salón de clases y descuidadamente bajó su mochila, quedó sorprendido al ser recibido por una enorme bolsa llena de desayunos. Había cada tipo de comida en su interior, incluso aquella comida estilo occidental que no le gustaba tales como pan, sándwiches, tarta de crema pastelera, y cosas de ese tipo. Pero también tenía la que le gustaba como pan de semillas de sésamo con intestinos, bollos rellenos al vapor, hojuelas, gachas de ocho ingredientes...

Bai Luoyin finalmente llegó al salón de clases, bajó su mochila, y vio sobre su escritorio una gran bolsa llena de comida de desayunos. 


Hay tanta comida, ¿quién la puso aquí?

No es una tentación a propósito, ¿cierto?

《Esto es para ti.》

Miró a You Qi constantemente. Aún estaba durmiendo, pero Bai Luoyin adivinó que él era el remitente. Además de él, nadie más sabía que podía comer tanto. 

Bueno, me serviré entonces.

Are You Addicted? (Volumen I) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora