El del cabello azabache golpeó aquel estante moviéndose por la ira que le recorría, un fuerte estruendo resonó por aquella extraña habitación cuando este le propinó la patada. No pude evitar sobresaltarme debido al repentino impacto pero, el susto no me impidió armarme de valor para acercarme a visualizar lo que aquel archivo escondía.

Ian trató de impedirme el paso, y eso solo hizo que mi curiosidad aumentase ante lo repentino de su actitud.

—No deberías —su voz sonó sombría y con su característica inexpresión.

Me agarró por los hombros sujetando mi mentón con suavidad obligándome a mirarle tratando de desviar mi atención de aquello que quería vislumbrar, sus ojos grises reflejaban ira incluso puede que rencor, esto solo hizo que me encontrase aún más confundida.

¿Qué narices había ahí? ¿Qué despertaba en él esas emociones?

— ¿Qué está pasando? —titubeé sin entender su brusco cambio de actitud.

Su mano helada aún sujetaba mi mentón obligándome a no desviar la vista hacía aquel, ahora misterioso cajón. Traté de zafarme del agarre que me retenía, pero este me sujetó aún más fuerte, un gemido de dolor se filtró por mis labios debido a lo firme de su agarre, al escucharlo este lo aflojó ligeramente de forma inmediata.

—¿Se puede saber que te pasa? —me removí—. Ian me haces daño.

Este soltó el agarre que había ejercido sobre mi barbilla sin soltar mis hombros por completo.

¿Qué era aquello tan horrible que no podía ver?

¿Por qué no me dejaba verlo?

Le empujé instintivamente sintiendo como el sudor frío recorría la longitud de mi espalda, debido a la gran expectación y nerviosismo que se habían comenzado a hacer presentes en mi cuerpo. La preocupación se había instaurado en mi pecho haciéndome sentir abrumada, el corazón me había comenzado a latir de manera desesperada ante aquella situación desconocida.

La actitud de Ian me había descolocado por completo haciendo que mi parte curiosa saliese a relucir. Sin pensarlo dos veces avancé hacía aquel estante, en el que se podía leer perfectamente un apellido en letra cursiva.

Miller.

En aquel instante sentí como el corazón se me detenía durante unas milésimas de segundo, el nudo en mi estomago se acentuó al leer aquello y mi ya acelerada respiración comenzó a entrecortarse producto del terror profundo que me producía descubrir lo que allí dentro se encontraba.

¿Cuáles serían los horribles secretos que escondía mi familia?

Sin pensarlo mucho desvié mi mirada hacia abajo para observar lo que se encontraba en aquel espacio metálico. Mis ojos viajaron a toda velocidad de forma ansiosa consiguiendo divisar varias cosas en su interior pero una de ellas consiguió llamar poderosamente mi atención.

Ahí dentro había un sobre rojo escrito con tinta negra, en este ponía con perfecta caligrafía "Para Galilea."

El sobre ya estaba previamente abierto pero supuse que se debía a que Ian ya lo había mirado, lo observé durante unos segundas para luego averiguar que en este se encontraba una fotografía.

Tomé aquel retrato entre mis manos con algo de desconfianza, en el mismo pude vislumbrar como se encontraban dos hombres de mediana edad dándose la mano, ambos tenían una amplia sonrisa. El más elegante de los dos sujetaba un puro en su mano derecha, tenía el pelo oscuro y los ojos grises, algo sin duda característico de la familia Koch.

Mentiras Peligrosas ✔Where stories live. Discover now