Mentiras Peligrosas ✔

Capítulo 9

Editado, dejad vuestro aporte para que haya comentarios a los laditos :(

|Memento Moris |

—¿Estás hablando en serio? —cuestionó Ian mientras una expresión de sorpresa se le descomponía en el rostro.

¿De qué ibas a conocer tú a mi padre? —inquirí parándome en seco en mitad de la calle, ignorando lo que había dicho por completo.

Era imposible que le conociera.

La noche se había hecho más fría y cerrada, pero nada de esos nos importó, ya que ambos nos habíamos quedado impactados por la repentina confesión que se había manifestado de manera inoportuna a partes iguales.

—Hasta dónde yo recuerdo, tu padre era amigo del mío, o algo así...No lo sé —Dubitativo cerró los ojos tratando de recordar algo en concreto . O quizás trabajaban juntos, de esto ya hace bastantes años, no consigo recordarlo muy bien, solo sé que venía cada cierto tiempo a Derkrins, era un crío.

—Ian es que es imposible –Le miré algo confundida por su declaración. —Mi padre era cirujano ¿Cómo narices iban a trabajar juntos?

—No lo sé, quizás lo haya confundido con otra persona –Se pasó la mano por la cara frustrado —. Ha sido un día demasiado largo, creo que ya veo cosas dónde no las hay.

La tensión en mi cuerpo se disipó un poco al oír eso, pero aun así la duda se quedó presente en mi cabeza.

¿Sería posible que todo esto estuviera relacionado por mi padre?

Posiblemente solo estábamos buscando encontrar una respuesta lógica, que explicase por qué Ian y yo estábamos implicados en esto, quizás esta era la manera desesperada en la que tratábamos de que esto tuviese sentido.

Ya que aparentemente no había nada que interconectara a nuestras familias, aparentemente no había una razón para que I.K jugase con nosotros dos en concreto. Aún que quizás tan solo habíamos sido víctimas del caprichoso azar, que nos había posicionado en el camino de un psicópata que buscaba hacer sufrir y manipular con el propósito de divertirse.

Pero... ¿Cuál era su real objetivo con todo esto?

Quizás solo hacer sufrir, quizás algo más.

No había forma de saberlo.

Continuamos andando bajo el cielo encapotado en silencio sumidos en aquellos pensamientos extraños hasta que logramos llegar a la puerta de mi casa. Una vez en frente de esta maldecí al recordar que me había escapado por la ventana olvidando por completo como entraría de nuevo.

¿Cómo podía ser tan despistada?

—¿No te llevaste las llaves? ¿En serio, Galilea? —pronunció mientras una sonrisa vacilona atravesaba su rostro—. Te hacía despistada, pero esto es otro nivel.