Capítulo especial 100k |+18|

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Antes de nada, aclarar que los hechos que vais a leer en este capítulo suceden la misma noche  en la que el capítulo extra  se desarrolla, el cual podéis encontrar en esta misma historia como "Capítulo extra" en consecuencia esto pasa mucho antes del final, justo después del capítulo 23 y antes del 24. ⚠️ En advertencia decir que el capítulo que vais a leer es +18, en concreto su contenido es erótico (esta vez de verdad y con detalles) He hecho mi mejor intento por narrar este género por lo que espero que lo disfrutéis. También aclarar que este capítulo va "fuera" de la línea de la trama con lo cúal si no te gusta este género no es 100% necesario que lo leas.⚠️  

| La mejor noche de mi vida|

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| La mejor noche de mi vida|

—¿Galilea? noté como la voz de Ian acariciaba mi oído con suavidad sacándome del sueño en el que estaba sumida.

Abrí los ojos lentamente dándome cuenta de que estábamos en el salón de nuevo, la mirada del de los ojos grises me escrutó con diversión. No puede evitar sentir como el calor se apoderaba de nuevo de mis mejillas.

—¿En qué momento me he quedado dormida? —susurré reincorporándome ligeramente. —Juraría que no estaba tan cansada. —Me froté los ojos con cuidado, estirando mi cuerpo ligeramente.

Media sonrisa enmarcó las facciones de Ian y no pude evitar soltar un suspiro al verle. El cabello azabache se le pegaba a la frente ligeramente, la ropa rasgada que traía puesta caía desenfadada y dejaba asomar lo marcado de sus clavículas; los ojos grises le brillaban aún con esa media sonrisa que desestabilizaba el epicentro de mis sentidos. Una fina capa de sudor recorría la longitud de su cuello, haciéndome contener la respiración. La tenue luz que hacía acto de presencia en la sala filtrándose por la ventana iluminaba sus facciones con suavidad dándole a mi retina una imagen idónea del que tenía en frente.

Maldición...¿Porqué era tan guapo?

—Llevas más de una hora en mi hombro —murmuró aun sin quitar aquella sonrisa que comenzaba a despertar emociones en mí—. Creo que es hora de que vayas a la cama, Galilea.

En el momento que pronunció aquellas palabras comenzó a acortar la cercanía ligeramente quedando a escasos centímetros de mí, de mi rostro siendo más concretos. El corazón comenzó a bombearme con fuerza cuando su mano derecha acarició mi mejilla con suavidad, sus dedos rozaron mi piel con delicadeza y cautela provocando que un suspiro saliese de mis labios de forma inesperada. Mi agitada respiración comenzó a incrementarse bajo aquella caricia inocente que descendía con habilidad hasta mi hombro dejándolo despojado de la tela que lo cubría. Sus dedos viajaban hábiles por aquella zona sensible de mi cuerpo provocando que el calor creciese en mí en cuestión de segundos.

Mentiras Peligrosas ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora