Agradeció a su visión vampírica, mucho más precisa que la de los humanos, tanto en la oscuridad como en la distancia, y se asomó un poco para observar. Para buscarle, para calmar su ansia. A simple vista, no vió a ninguno de ellos en el amplio y viejo salón.

Pero sabía que él estaba ahí. Porque sentía esa fuerza magnética que ningún otro vampiro de los que había conocido irradiaba hasta ahora, excepto Namjoon.

Pasaron minutos, no sabía cuántos. Él de todas formas era inmortal, tenía todo el tiempo del mundo para esperar.

La calle estaba vacía, pero curiosamente, percibía olor a sangre humana, más cerca de lo que cabía esperar, algo raro, teniendo en cuenta que estos se mantenían alejados de esta zona poco recomendable para transitar.
Igualmente, todos sus sentidos estaban en alerta. Nunca se sabía cuándo podía aparecer uno de ellos.

De repente, una de las puertas del salón se abrió y entraron varias figuras oscuras. Jimin se ocultó tras el árbol.

A sus oídos llegaron claros sonidos de botas pisando la madera, fricción de ropa, ruidos de cristal, intercambio de frases de poco interés...

-Toma Yoongi, aún está caliente. La recogí hace unos minutos.

Las pupilas de Jimin, de bordes dorados, se dilataron, como las de un gato cuando tiene puesta toda su atención en un objetivo.

Se atrevió a asomar discretamente un sólo ojo.

Un vampiro de apariencia joven sirvió un vaso de un líquido rojo inconfundible y se lo ofreció al nombrado, ataviado con una camisa y vaqueros negros, cubiertos por una gabardina del mismo color. Sus anillos de plata emitieron un leve destello.

Jimin observó su garganta a medida que parte del contenido del vaso descendía por ella. Al apartarlo, un hilo de sangre pendía de sus labios. Yoongi lo recogió con el pulgar y se lo metió en la boca, saboreándolo.

-Perfecta.

Jimin se ocultó de nuevo y sintió encenderse ante el gesto atrevido y la voz grave del susodicho y por unos momentos no pudo evitar que su mente comenzase a divagar en calientes fantasías.

Sintió el sonido de las botas sobre la madera algo más lejanas y se atrevió a echar otro vistazo. Sus ojos dorados ansiosos por observar más de él. Cada pequeño detalle, cada acción.

Los otros, 3 vampiros de apariencia joven, charlaban entre ellos mientras compartían la jarra del líquido rojo, mientras Yoongi permanecía sentado en un viejo sofá algo apartado de los demás, callado y pensativo, con los codos apoyados en las rodillas y el vaso entre sus manos.

Cualquiera de ellos, si hacía el mínimo sonido, podría darse cuenta de su presencia y pillarle observando, pero Jimin se sentía bastante confidente en cuanto a su agilidad. Si eso pasaba, en una milésima de segundo estaría fuera de su vista. Merecía la pena correr el riesgo.

El crujir de la puerta al abrirse interrumpió sus pensamientos, cuando vió entrar en la estancia a una mujer, contoneándose en su físico abrumador. Jimin ya la había visto antes y siempre igual de despampanante. Aparentaba la misma edad que los hombres a su alrededor, pero sin duda, su edad vampírica era mayor. Jimin podía sentirlo. Pero ni por asomo alcanzaba la de Yoongi.

Su pelo largo y lacio, color azabache, oscilaba al ritmo de sus caderas, enfundadas en una falda de tubo de vinilo por encima de la rodilla.

-Buenas noches, Haeyoung. -Jimin escuchó saludar a uno de ellos.

Ella sólo inclinó la cabeza y, golpeando elegantemente el suelo de madera con sus tacones, fue directa hacia Yoongi, que la miraba con intensidad desde su posición. Esta le empujó ligeramente del hombro, haciendo que él abandonara su postura y quedase más recostado en el sofá. Entonces ella se sentó en su regazo y rodeó su cuello con sus brazos pálidos.

DAMNED (Yoonmin) Three Shot Where stories live. Discover now