Capítulo 32 🔞

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Él se me quedo mirando por un largo tiempo como si estuviera analizando cada una de mis palabras para saber o descubrir si estoy diciendo o no la verdad.

— ¿En serio hablas muy bien el francés?—le pregunto con interés.

No es que no crea en las palabras de Vanya pero necesito escucharlo de su boca, que por un momento de nuevo se suelte conmigo y pueda hablarme de su vida y que no solo él se enfoque en mí sino que también mantengamos una conversación abierta y compartida.

Desde hace dos horas nos encontramos en la terraza del penthouse, hemos llevado frutas y chocolate mientras que hablamos de diferentes cosas y vemos el cielo despejado y con unas cuantas estrellas, Pierre hace un largo rato se acostó en mis piernas y por lo visto, para él no ha sido un problema que me la pase solo comiendo, hablando y tocando su cabello sedoso y rizado que cada vez se desenreda entre mis dedos.

—Claro que sí, mon cher amour1. —Sonreí al escuchar su pronosticado acento.

— ¿Cómo lo sabes?—puse una mano en mi cabeza para sostenerme.

Sabía un poco de la historia gracias a Vanya pero puede ser un momento perfecto para saber un poco más de él con solo hablar de un tema que puede extenderse luego si uso las palabras correctas para que él no se cierre y no comente más sobre su vida.

—Soy mitad francés. —Menciona. —Mis abuelos paternos son franceses, entonces un día mi familia y yo, nos mudamos a Francia. —Comenzó a contar. —Viví desde los seis hasta los trece años allá.

— ¿Por qué?—continué.

—Mi padre quería pasar los últimos años de vida con mi abuela. Ella no dejaba su país a no ser solo por el cumpleaños de Ruby o el mío; ya que para aquel entonces Skandar aún no había nacido. —Comprendí la historia.

— ¿Murió?—me arrepentí luego de lo que dije al no ser discreta.

—Sí... Tenía diez cuando murió. —Su rostro cambio.

— ¿Cómo era ella?—una sonrisa escapo de sus labios.

—Una abuela cariñosa y humilde. Era profesora de sociología en una de las universidades de Francia. —Comentó. —Le gustaba contarnos a Ruby, Skandar y a mí muchas historias que estuvieran relacionadas a filósofos, sociólogos, antropólogos e historiadores—enarque la ceja—. Me refería a que ella siempre nos contaba cuentos pero siempre poniendo nombre a estas personas que marcaron una era en sus tiempos de política, economía y sociología. —Dijo Pierre.

— ¿Te gustaba?—Pase una mano en su pecho.

—Antes no comprendía mucho pero si te soy sincero, ella sabía mezclar las historias con cuentos de fantasía... Creo que eso hizo que cuando creciera y llevará alguna de esas materias, siempre con facilidad recordara lo que marcaron en la historia esas personas y se lo agradezco a mi abuela. —Sus ojos brillaban al hablar de ella.

—Así que... Mitad francés—elevé una ceja.

Pude ver cómo empezó a reír hasta que elevo una mano y empezó a tocar los botones de mi blusa de trabajo que aún no me la había llegado a cambiar por una más cómoda.

—Sí. —Afirmó.

—Puedo saber, sí eso también se debe a tu nombre. —Hice un ademán.

—Mi abuela lo eligió. Por uno de sus sociólogos preferidos. —Mencionó mientras desabotonaba mi camisa.

— ¿Pierre Bourdieu?—solté el nombre del sociólogo del cual hice una vez un trabajo de investigación.

—Wow, casa día me sorprendes, mon ange2. —Sonrié satisfecho.

Amores Perdidos [+18]Where stories live. Discover now