Pretenciones

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—Han demorado en llegar.

La voz que los recibió era aguda e indiferente, proveniente de una figura más al filo de las escaleras de mármol blanco, era pequeña, más pequeña incluso que Alice, sus piernas eran cortas y su ropa, al igual que la de sus compañeros era negra y caía casi hasta el suelo.

Su cabello castaño, casi rubio brillaba y sus ojos rojo apagado eran astutos aunque de postura sobria. Felix y Demetri se relajaron de inmediato nada más verla, avanzando en su encuentro con una postura más segura pero no del todo amistosa.
Edward dejó caer los brazos, aunque no la mano que presionaba contra su espalda, enviándole punzadas donde todavía estaba impresa su fuerza.

—Jane —saludó al reconocerla.

—Seguidme —habló la que debía ser Jane con su voz monótona luego de darle una mirada de reconocimiento, les dio la espalda y subió por los escalones con sus zapatos siendo el único ruido en la casona.  
Felix les hizo un gesto para que  fueran primero, con una sonrisita  cada vez más extasiada. Edward le pasó el brazo por la cintura y la empujó para que fuera a su lado a pesar de que ella quería hacer exactamente todo lo contrario.
Allison se giró a mirarlo una milésima de segundo, limitándose a negar con la cabeza y apartarse de su tacto con naturalidad cuando doblaron por el pasillo de la segunda planta.
Cuando llegaron al segundo piso no se veía rastro de Jane, no hasta que la última puerta se abrió y la luz se escapó hacia fuera.

—Mmm —dijo Edward con voz vacilante. Su anterior tono despreocupado había desaparecido por completo.–¿Es más bonito aquí que en Volterra no?

— Más práctico– admitió Dimitri sobrepasandolos por fin, siguió por el camino que Jane y se metió en la habitación con confianza.

–Después de ustedes– ofreció Félix que había permanecido con ellos con una falsa y siniestra voz educada. Allison no los miró, sabía que si les daba el tiempo suficiente, como Dimitri se había encargado de hacer las cosas podrían escalar a un punto peligroso, nada conveniente para el lugar donde se encontraban.
Sus dedos rozaron la madera y abrió la puerta con falsa confianza, el aroma que antes había percibido aumentó mil veces.
Aunque el olor a libros, viejo, humedad y otro aroma, que ciertamente no podía identificar bailaban en el aire, brindándole un festín de olores nuevos que activaron sus sentidos.
Pero estaba vacía, era enorme y abismal, con libreros tan altos como el techo y escritorios vacíos pero pulidos a sus lados.

Siguió el aroma y la voz de Jane y Dimitri y caminó hasta la próxima puerta, más pequeña pero también mucho más ornamentada y bonita.
Escuchó las voces viniendo desde ahí y supo que era la última, ellos estaban esperándolos ahí.
Jane se detuvo frente a la puerta, esperándolos antes de abrirla, aunque no hizo falta, ésta se abrió en un segundo y la mirada antes gélida de Jane transfiguró en una sonrisa real.
Un joven de traje negro cuyo parecido con Jane era visiblemente arrollador se le acercó con la misma sonrisa débil en los labios.

—Jane...

—Alec —repuso ella mientras abrazaba al joven. Después de sus saludos, el chico se volvió a mirarlos con atención.

—Bienvenido, Edward —le saludó Alec.— Y no vienes solo. Es algo que todos estábamos esperando.

—Definitivamente — razonó Edward con voz monótona. Felix sonrió, sin apartarse del lado de Edward, provocándole aún.

–Es un placer– interrumpió Allison ganándose la atención de los cuatro, los ojos de Alec la recorrieron sin disimular su interés y la aparente fascinación que le provocó. Jane carraspeó y lo sobrepasó, deteniéndose al filo de la puerta.

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⏰ Ultimo aggiornamento: Oct 06, 2019 ⏰

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