Despedidas

1.9K 121 6
                                    

Incluso ahora me encuentro sorprendiendome por lo mucho que me gusta ver el amanecer, he visto muchos más de los que puedo contar, y aún así, son tan interesantes como el primero. Lo que también es curioso es verlo aquí, en Forks.
Normalmente el día da paso a la noche y así sucesivamente, únicamente te das cuenta de ellos por la claridad y luz del día.

Pero no por el sol, casi siempre todo está cubierto por un manto de niebla, por días grisáceos, lluviosos y húmedos.

Cuando estaba viva siempre odié días así, te privaban de un buen día fuera, de disfrutar del sol calentando tu piel, una caricia agradable de la naturaleza, la brisa cálida pegando en mi rostro, aún puedo recordar todo eso, pero para mí fortuna ahora es con una nostalgia grata y afable.

Ahora sé que esos días ya no son buenos, para mí al menos, con el tiempo aprendí a amar este clima, a hacerlo mío. Con días así mis hermanos y yo fácilmente podemos llevar vidas normales, hasta dónde se puede, saliendo a las calles, incluso yendo al colegio en la misma farsa que hemos interpretado una y otra vez, hasta que nos vemos obligados, después de varios años a irnos hasta que no haya nadie quién pueda recordarnos.
A pesar de todo Forks es por mucho uno de los lugares que más me a gustado en todo el tiempo que me he visto obligada a emigrar de un sitio a otro. Por eso mismo, ahora es un regalo presenciar un amanecer así de soleado aquí. Casi es ridículo creer que me está dando una despedida.
Como sea, lo extrañaré.

Mi piel, dura y fría se ilumina con cada rayo de sol que impacta en ella, es algo hipnotizante aunque no termine de gustarme.

—Es precioso ¿Verdad?

Sé que está aquí, lo siento, cada vez más cerca. Y desde que estamos juntos, es como si tuviera un sexto sentido que me hace sentirlo cuando está cerca.

—Muchísimo—contesta balanceándose con ligereza sobre la rama más próxima de mí.

Apenas se a acercado pero ya siento su olor mezclado con el viento, árboles, madera, humedad, presas...

—¿Has cazado ya?

—Sí, sólo lo suficiente— contesto por fin girándome para verlo. Aún ahora sigue pareciendome igual de atractivo que la primera vez que lo ví, facciones perfectas, pulidas con una perfección desgarradora. Sin duda, cumplen su función, es por eso que somos así.
Armas mortíferas.
Pero él no. Es ajeno a todo esto sin duda. Hay mucho más detrás de la perfecta inmortalidad, él es más que lo que somos.

—De nuevo estás pensando—dice, colocándose a mi lado en un rápido y sencillo movimiento—¿El pasado de nuevo?

Su mano se acerca mi mejilla, rozándola con delicadeza, casi como si me considerara frágil, como si yo lo fuera. Pero aún así no puedo evitarlo y me pego más a ella, a sus caricias que casi me hacen querer ronronear de gusto.

—No es nada grave— lo calmo abriendo los ojos para verlo— estoy bien.

—Podemos quedarnos más tiempo, si es lo que quieres.

Inmediatamente comienzo a negar, sintiendo una sonrisa formándose en mis labios.

—Eres tú quién necesita salir de aquí, pero como sabes, estoy dispuesta a llevarte conmigo— bromeo tirando de su camisa para acercarlo a mí— dentro de poco, te tendré para mí sola.

Y ahí está, esa sonrisa casi traviesa que me hace estremecer. De las que en poco tiempo me he hecho dueña, es casi egoísta lo mucho que me gusta que me miré de una manera diferente a cualquier persona, como su tersa voz cambia, adaptándose y suavizandose cada que se dirige a mí.
También, es verdaderamente satisfactorio saber la verdad que guardan mis palabras, dentro de poco, seremos solo él y yo.

Blood Moon (Segunda Temporada)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora