P4.- Cochinitos lógicos.

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—Mi mamá dice que los niños no podemos comer comida chatarra porque no es bueno…—le espetó Tomás sin dejar de observar fijamente la enorme hamburguesa con papas fritas que tenía frente a él.

Richard lo observó un momento y suspiró.—Pero no vas a comer hamburguesas todo el tiempo…es sólo por hoy.—respondió lanzándole una pequeña sonrisa.—Vamos, por favor…

—¿Qué pasa si me duele el estómago…?—cuestionó frunciendo sus pequeñas cejas.

El muchacho cerró sus ojos un momento tratando de que su paciencia no se agotase. No era tan bueno con la paciencia después de todo.—Bien…—anunció encogiéndose de hombros. Tomó su propia hamburguesa bajo la atenta mirada del pequeño.—si tú no quieres comer Tommy, yo sí porque me muero hambre…—le dio un mordisco y sonrió.—Demonios, está realmente buena…—llevó sus ojos al niño un momento.—No tienes idea de lo que te estás perdiendo, Tommy…pero si quieres puedo decirle al camarero que se lleve la  hamburguesa y te traiga otra cosa…¿si…?

—¡No!

—¿No?—cuestionó el rubio.—Pero si tú dijiste que tu mamá no te deja comer hamburguesas…

—Mi mamá no está acá…—le recordó haciéndolo reír. Richard lo observó tomar la hamburguesa con determinación y luego la llevó a sus labios.—¿Tú eres mi papá, verdad?—cuestionó y entonces la sonrisa del hombre se esfumó de sus labios. Dejó escapar un pequeño suspiro y asintió firmemente.—¿Y en donde estabas…? ¿Por qué no te conocía…?

—Bueno, yo…es que a veces las cosas de los adultos son bastante complicadas ¿sabes?—murmuró.—los adultos a veces cometemos grandes errores que terminan por afectar a otras personas que realmente no tienen la culpa de nada…—hizo una pausa.—Y yo soy de esos adultos…

—¿Y te vas a volver a ir…?—preguntó sin despegar sus ojos marrones de los de Richard.

—No realmente…

—¿Entonces te vas a ir a vivir conmigo y con mi mamá a nuestra casa?—Richard rio en voz baja.

—Oye esas son muchas preguntas ¿no crees?—Tommy negó.

—A mí me gustaría…porque te quiero presentar a mi tía Nayra y a mi tío Joel…—soltó.

—¿Tío Joel?—el niño asintió.

—Es el novio de mi tía Nayra y mi mejor amigo…—anunció sonriente.—Jugamos con mis dinosaurios, con mis coches, con mis aviones…es el mejor tío del mundo…

Richard apretó sus labios y asintió lentamente.—No creo que irme a vivir contigo y con tu mamá sea demasiado prudente ¿sabes?—Tommy suspiró.—Pero no te preocupes porque nosotros vamos a estar en contacto todo el tiempo…yo puedo ir a visitarte o tú puedes venir a visitarme a mí en mi departamento…y vas a conocer a tu tío Zabdiel y te juro que va a ser un mejor tío que Pimentel…

Tommy rio.—¿Richard…tú tienes papá y mamá?—cuestionó llevando la hamburguesa de nueva cuenta a sus labios y entonces Richard se dio cuenta de un pequeño detalle. Sus padres no tenían ni la menor idea sobre  la existencia de Tomás.

—Si…

—¿Entonces son mis abuelos…?—añadió con los ojos iluminados. El corazón de Richard se aceleró de inmediato y asintió lentamente.

—Y estoy muy seguro que cuando te conozcan van a quererte mucho…—decidió.—sólo que ellos…no saben de ti todavía…

—¿Te gustan los coches?—preguntó el niño y Richard rio voz baja; hablar con Tomás significaba tener una  conversación random.

Lo miró con una sonrisa en los labios y asintió firmemente.—Si, los adoro. De hecho en mi habitación tengo una colección de autos en miniatura, probablemente después te deja verla…

—Richard…

—¿Si?—respondió anclando sus ojos en los de su hijo.

—¿A ti te gusta mi mamá…?—cuestionó en voz baja.  El rubio suspiró.

—No te voy a negar que tu mamá es muy hermosa…pero en realidad no creo que nosotros funcionemos como pareja ¿sabes…?—murmuró.—Digamos que somos amigos pero…

—Entonces no te gusta…—decidió el pequeño.

—Si me gusta, Tommy…—soltó sorprendiéndose a sí mismo. Se quedó en silencio un momento y luego negó débilmente.—Pero nosotros…

—A mí me gustaría que fueran novios…—susurró.

—Escucha…no te prometo que vamos a ser novios pero lo que si te puedo prometer es que…no lo sé, tal vez le podemos decir que salga con nosotros…—inquirió ofreciéndole una sonrisa.

—¿Y tengo que decirte papá…?—cuestionó en voz baja. Richard suspiró.

—No por el momento, digamos que tú y yo estamos conociéndonos y que queremos llegar hasta un punto donde ambos nos tengamos confianza el uno al otro…—hizo una pausa.—Donde tú me tengas confianza, quiero decir…y sólo hasta que tú creas que es un buen momento para llamarme papá, entonces hazlo…—Tommy le sonrió.—Mientas, sólo dime Richard…

—Yo creo que a mi mamá le gustas…

(…)

—¿Ya vas a hacerlo o todavía no?—cuestionó Joel lanzándole una mirada fugaz a Belena. La chica dejó el celular sobre la mesa repleta de maquillaje y bufó.

—Es que me preocupo.—se quejó.

—Beli…Richard puede ser un idiota la mayor parte del tiempo pero no creo que sea tan idiota como para dejar que algo malo le pase a Tommy a la primera vez que sale con él.—le explicó el rizado incorporándose un poco sobre la silla.—Mejor deja de pensar en eso ¿sí?

—Es que no puedo dejar de pensar un solo segundo en que Richard está con mi hijo…—Joel negó.

—Pues también es hijo de él.—le recordó.—Dale, Belena…Richard no va a hacerle daño a Tomás…—musitó en voz baja.—Entiendo que por obvias razones no confíes demasiado en él pero vas a tener que hacerlo por el bien de tu hijo…Tommy es quién quiere conocerlo y no puedes hacer nada con eso…

—Es que eso es precisamente lo que me frustra…—susurró.—Yo no quiero ni un solo centavo de Richard, no quiere que le dé nada a Tommy ni que lo reconozca…—hizo una pausa.—Y la verdad es que me gustaría poder volver el tiempo atrás y nunca decirle que era su hijo…

—Bueno pues no puedes hacer eso.—respondió el muchacho.—Las cosas no son así como funcionan…y lo sabes…además Richard de algún modo tenía derecho a saberlo…y Tomás también…

—Supongo…

—Pero lo que si puedes hacer es concentrarte de una vez por todas en el comercial que estás filmando…—anunció ofreciéndole una pequeña sonrisa.—Eres la modelo estrella de la compañía de mi papá y de ti depende que este comercial sea el más exitoso de todo Estados Unidos…

—Tampoco exageres, Joel.—se quejó la chica haciéndolo reír.—La empresa del padre de Richard también es muy buena…Zabdiel ha hecho un increíble trabajo…

—Y los Camacho también.—aceptó.—Por eso tardamos demasiado en hacer una colaboración con ellos. Se necesitaba de las dos de las casas de publicidad más prestigiosas del país para hacer que la televisión y las plataformas digitales exploten tan pronto como el comercial empiece a pasearse por internet…—rio.—Pero no podemos negar que eres un plus perfecto…y puede que con lo que voy a decirte me quieras matar…pero ahora que Richard sabe que eres la mamá de su hijo; eso te deja en medio de las dos empresas ¿no?

—¿Qué?

—Eres la modelo exclusiva de mi compañía, sí. Pero eres la madre del heredero de la empresa que es mi competencia…—inquirió dejando escapar el aire de sus pulmones.—¿De qué lado estás…?—bromeó.

—¡Joel…!

(…)

—Entonces por eso el lobo feroz no se los pudo comer…—le explicó Tomás a Richard. Los ojos del muchacho se posaron encima de los del niño y suspiró.

Nayra frunció sus labios mientras permanecía apoyada sobre la barra del desayunador de la cocina escuchando a Tomás y a Richard debatir sobre el cuento de los tres cochinitos. Ambos parecían estar tan inmersos en el tema que era como si ni siquiera la registraran ahí. Se rio mentalmente y negó un poco sin despegar sus ojos del cabello rizado de su sobrino que sobresalía por encima del respaldo del sofá.

El parecido que ellos tenían era abrumador.

—No entiendo… ¿Qué no por supervivencia el cochinito tendría que haberse echado a correr lejos de ahí en lugar de esperar a que su hermano le abriera la puerta para poder salvarse?—cuestionó frunciendo sus labios.—Esos claramente no eran cochinitos lógicos…

Tommy entornó sus ojos y negó.—No es así…

—No sé que cuentos raros te lee tu mamá…—musitó en medio de un suspiro.—porque si yo hubiese sido uno de esos dos cochinitos suicidas es obvio que me hubiese echado a correr lejos de ahí…era un cochinito sin demasiada condición física pero no lo sé…tal vez hubiese buscado una vía de escape como una carretera y hubiese pedido un aventón…yo que sé…

Tomás se echó a reír y negó cerrando el libro de golpe.—No entiendo que dices…—respondió el pequeño.

—Aunque bueno…es obvio que si hubiese sido uno de los tres cochinitos hubiese sido el que hace todo bien…

—Eres muy malo en esto.—decidió el pequeño dejando escapar el  aire de sus pulmones.

—Oye claro que no.—se quejó Richard.

—Lo que pasa es que los cuentos que tu mamá te compra son muy malos y ni siquiera tienen sentido…no utilizan la lógica y son fantasiosos…

—¡Son cuentos para dormir, Richard!—anunció Nayra desde la cocina.—Se supone que tienen que tener un final feliz para que los niños vean que el bien todavía puede triunfar sobre el mal en el mundo y quiero suponer que los cuentos para dormir son para que los niños duerman tranquilos…no para que permanezcan en vela tratando de encontrar una lógica y analizando algo que ni siquiera existe…

—¿Ves por qué mi tía Nayra es la mejor, Richard?—cuestionó Tommy haciéndolo reír.

La puerta del departamento se abrió lentamente y una Belena pareciendo completamente exhausta entró en el lugar. Una enorme sonrisa se instaló en los labios de la muchacha cuando vio a su hijo y el niño se echó a correr en dirección a él.—¡Tommy!

—Hola, mamá.—la saludó. Belena se inclinó sobre él para dejar un casto beso sobre su mejilla y el niño rio en voz baja.—¿Sabes una cosa? Richard fue por mí al colegio, me llevó a comer hamburguesas, fuimos a un parque donde comimos helados y le dimos de comer a las aves…y me leyó un cuento…—hizo una pausa.—aunque él no sabe leerlos…

—¿Qué…?

—Tommy…¿me acompañas a mi habitación?—cuestionó Nayra atrayendo la atención del niño.—Esta mañana vi una araña y sabes que les tengo pavor pero tú no porque eres fuerte y valiente y necesito de un guerrero con un diente menos para que me cuide…—le explicó. Los ojos marrones del pequeño se posaron en ella y asintió firmemente.

Corrió en dirección a Richard y él lo miró fijamente.—Ven…—le dijo el niño. Richard se agachó un poco para quedar a su estatura y Tomás dejó un pequeño beso sobre su mejilla.—Me divertí contigo hoy…

El corazón de Richard se aceleró de inmediato y unas increíbles ganas de echarse a llorar de apoderaron de él. Le ofreció una pequeña sonrisa y asintió lentamente bajo la atenta mirada del par de chicas que los contemplaban fijamente.—También me divertí mucho contigo hoy…

Tomás le sonrió y luego se echó a correr en dirección a Nayra que lo esperaba en el umbral del pasillo que conducía a las habitaciones.

—Así que se divirtieron mucho hoy…—comentó Belena avanzando hasta la sala donde Richard permanecía sentado sobre el sillón como si estuviese en medio de un trance.

—Si…fue divertido el día de hoy…

—Richard…—comenzó ella.

—Quiero pasar más tiempo con el niño.—anunció.—Es decir, llevarlo a pasear…no lo sé, también quiero que mis padres lo conozcan…que sepan que es mi hijo y no es que me sienta orgulloso pero si es necesario les voy a contar toda la verdad…—agregó en medio de un pequeño suspiro.—No quiero tener que esconder a Tommy porque él no se lo merece…quiero que mi familia lo conozca…

—¿Qué…?

—Belena…por favor…—le pidió en voz baja.

—Está bien…—murmuró.—Pero con una condición…

—La que quieras…—respondió de inmediato.

—No vas a tratar de deslumbrar a Tomás con regalos costosos, Richard.—él negó.—No quiero que Tommy comience a creer cosas erróneas ni que tenga actitudes que no son dignas de un niño de su edad…

—No voy a interferir en la educación de nuestro hijo…lo prometo…


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TRES DE DOS||Richard Camacho.||Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora