La humanidad se ha convertido en el cáncer que ha empezado a destruir su propio planeta. Tala y destruye árboles, destroza hectáreas de naturaleza con el único objetivo de beneficiarse, pero, ¿realmente lo están haciendo? ¿O se conducen ellos mismos...
Bueno, supongo que todo se ha acabado, y para serles sincera tengo tantas cosas qué decir pero temo no encontrar las palabras necesarias para expresarles todo mi agradecimiento. Han sido más de tres años de escritura, edición, escritura y edición, esta historia ha pasado por tanto que publicar el último capítulo fue un sentimiento muy extraño para mí.
Sé que tal vez para algunos fue predecible o para otros cruel, quiero que sepan que este final estuvo pensado desde el primer capítulo. Tal vez haya escritores que matan a sus personajes principales simplemente porque creen que eso dará más impacto a su historia, o porque les nació hacerlo. No es este mi caso. Les invito en este momento a que se tomen estas líneas para reflexionar sobre el personaje de Forest ¿Qué era? ¿Por qué muere? Espero que ya se sepan la respuesta, es bastante sencilla.
Ella es la representación de la naturaleza. Siempre lo fue.
(OJO, representación humana de la naturaleza, no la naturaleza misma)
Desde un inicio ella era la imagen viva de una naturaleza que vive y muere en manos de la humanidad. Intenté desde un inicio que esta problemática global se enfocase de un modo más cotidiano como lo es el romance, pero a su vez enfocarlo en cómo afectan nuestras acciones a cosas tan sencillas como un árbol, o un ecosistema natural. Forest fue diosa de la naturaleza y luego de ello la del bosque, quien estaba condenada a sufrir por todo el daño que ocurriera dentro de él. Finalmente por ser el único ente en contacto con la Tierra, muere al ser su vitalidad absorbida. Toda su imagen física, tan vital e imponente como en los primeros 10 capítulos reflejaba la belleza y poder que tiene la naturaleza, y con el pasar de tiempo cómo se marchita a cuesta de lo que hacemos. Esa era la esencia de Forest, y por ende estaba condenada a morir desde que fue concebida. Seamos sinceros, no cambiaremos de la noche a la mañana, el mundo no lo hará, este tipo de sucesos se realiza de un modo tan paulatino y lento que mi querida niña no lo hubiese soportado, no después de haber vivido tanto.
Estoy segura que muchos lo entenderán, me he dado cuenta de ello gracias a sus comentarios, que por cierto, amé de todo corazón. Fueron pocos los que iniciaron esta travesía conmigo y pocos los que la ven finalizar, sin embargo eso me llena de una dicha infinita, a pesar de todo continuaron ahí, esperándome.
No me gustaría extenderme demasiado con estos agradecimientos, ni siquiera los nombraré uno por uno porque son muchos a los que les debo esto. Mi motivación principal vino del apoyo que me brindaron, pequeñas acciones que lograron algo grande. ¿No es así?
Eso es lo que debemos hacer a una escala un poco mayor. Cambiemos de apoco, pero hagámoslo. Con pequeñas acciones podemos ayudar a cambiar nuestra realidad, a motivar que otras personas puedan unirse y darse cuenta de lo que está mal. No soy ecologista al 100% ni estudio una carrera similar, así que probablemente desconozca de muchas cosas; lo único de lo que estoy segura es que la esperanza es lo último que se pierde, y siempre, siempre habrá alguien dispuesto a contribuir, al igual que David.
Tal vez no sepa expresarme muy bien. Sin embargo creo que me entenderán mejor si se toman el tiempo de ver estas imágenes.
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