<< Qué asco >> pensó.

Una vez que calmó su vómito, la garganta se proclamó ardiéndole. Se apoyó en el lavabo bajo la luz fluorescente, observandose así mismo al espejo con cierto temor en los ojos, y una vez que corroboró no tener nada saliendo a sus espaldas, exhaló agotado.

Dejó que su peso resbalase sobre las baldosas, sentándose en el frío cerámico.  

Llevó sus manos a su azulado cabello, enterrándolas y tirando hacia atrás, expulsando su frustración. Aun seguía tenso, preocupado; con el sudor frío que humedecía su nuca y el pecho agitado.

-Maldición.- dijo para sí.

Miró por la pequeña ventana del baño, donde apenas amanecía un tímido sol. Hoy era lunes primero de Abril, el inicio de  clases: La Preparatoria. El solo pensar que volvería a un salón de clases le arruinaba su paz interior; no tenía la fuerza y mucho menos la voluntad para iniciar esa etapa en su vida.


Aun sentado, con el cuerpo recostado en la pared, llegó a su nariz un aroma distintivo y acogedor acercándose lentamente. A la puerta  se asomó una mujer menuda, de cabello ceniza trenzado, y parsimónicos ojos azul noche, demostraba angustia en su faz ( o al menos eso decían sus feromonas). Era una omega, su madre.

- Mi pequeño Dai.- dijo afectuosa la mujer, arrodillándose a su nivel.- ¿Otra vez...?- acariciaba la mejilla de su cachorro con  mirada triste.

-Si, otra vez.- respondió el menor en evidente molestia.- Y peores...

- ¿Has estado tomando los medicamentos?- el contrario negó.- entiendo que no te gustan, pero...es necesario.- se limitó a decir insegura.

-Tch...me relajan demasiado y parezco un zombie, no me dejan jugar.

- Lo sé Dai.- sonrió, recordando el talento de su obstinado hijo.- y también sabes como se pondrá tu madre si se entera que los dejaste

-...- recordó el rostro severo de su otra progenitora.- que ella las tome entonces, así se le pasa lo amargada.- ambos rieron.

Entonces un fuerte olor picante hizo presencia a sus narices, imponiendo territorio al joven Alfa y sumisión a la Omega. Allí, reposando en el marco de la puerta, con brazos cruzados; una alta morena de azulado cabello rizado hasta las orejas y mirada azabache. Cautelosa, observaba al par anterior mientras alzaba una ceja con duda.

- Oi ¿Qué se supone que debo tomar?- su vos resonó con preocupación.- No me digas que...

- Y esta empeorando.- completó la omega.- te llevaremos al Doctor J. A la salida de clases.- esta vez se dirigió al menor.

- Mejor vamos temprano y falto a clases.- se aventuró a decir el menor algo cohibido, pues la presencia de la alfa mayor le inquietaba.

- Ni lo pienses muchachito.- cortó la morena.- Sabes que no lo toleraré de nuevo, ya estas bien crecido como para que te lleve a cuestas

- Por favor!- habló con sarcasmo.- tú eras la que quería matricularme en Teiko, yo no.- ciñó el entrecejo.

- ¿Y qué se supone que ibas a hacer ah?- un gruñido bajo salió de su garganta.- Ir con los tipos esos para yo sacarte después de la comisaría.

- No tanto como yo te sacaba de tus "reuniones de trabajo".- respondió retador el joven alfa.

- Y-ya, basta, cálmense los dos.- pidió la omega utilizando sus feromonas, bajando la tensión.-
Daiki.- miró a su hijo.- no vas a faltar, menos el primer día, hazlo por tu amada mami ¿sí?

Síndrome H .-  (KurokoNoBasket)Where stories live. Discover now