-Sabía que esto no sería fácil- murmuraba Karin, volviendo a la cocina con más platos sucios. Naruto optó sabiamente por guardarse sus quejas y siguió secando los trastes que su madre terminaba de lavar -¡Mis pezones están hinchados!- se quejó más alto sentándose junto a Tsunade en la encimera.
-Oye, yo no necesitaba escuchar eso- volteó Naruto con la cara descompuesta en desagrado, mientras su madre y su abuela se reían por las constantes quejas de la madre primeriza.
-Yo finjo que no estás aquí, tú haz lo mismo- lo apuntó, decidida a no censurarse solo porque su primo se cree santo.
-Cuando le empiecen a crecer los dientes, sufrirás más- dijo tranquilamente Tsunade.
Kushina asintió, y Naruto soltó una traviesa risita al imaginar el dolor de su prima para entonces. Algo parecido a lo que siente Sasuke cuando su niño grande (Naruto) se emociona demasiado con su pecho plano.
En la cocina nadie quiso preguntar a qué se debía la diversión del rubio con ese tema, pero cada una de las féminas presente se hacía una idea al respecto.
-Naruto no quiso soltar el pecho hasta casi los dos años- comentó Kushina ara borrarle esa insana diversión a su hijo.
-¡Mamá!
Las risas no se hicieron esperar ante la vergüenza del rubio.
-Eras un niño muy goloso- incluso Tsunade, aún tiene buena memoria para recordar eso.
-Esta es la última vez que les ayudo a limpiar, de veras.
Karin prefirió guardarse su comentario insinuando que a Naruto todavía le gusta el pecho, muy concretamente el de Sasuke, pero se calló para no avergonzar más al pobre, solo se quedó ahí sentadita y con una perversa sonrisa en el rostro, mirando a su primo.
-Iré a ver si Suiguetsu terminó de preparar las habitaciones- anunció divertida la pelirroja menor levantándose para salir de la cocina.
Naruto se quedó negando y suspirando de alivio porque la lengua fujoshi de Karin no se soltó.
Transcurridos unos minutos, y cuando la misión de lavar los platos ya estaba completa, Karin volvió en modo sigiloso.
-Hey, Naruto- lo llamó en su susurro -Ven a ver esto- le hizo señas, mientras volteaba hacia la sala para asegurarse que la escena fuera la misma que encontró.
Intrigado, Naruto hizo caso, y detrás de él, y como buenas curiosas, Kushina y Tsunade también se movilizaron. Los cuatro se escondieron, solo asomando las cabezas por la puerta para espiar a Sasuke con Tori en brazos. El pequeño bodoque de seis meses de edad estaba profundamente dormido y bien acomodado con una rechoncheta mejilla apoyada en el hombro de un apacible Sasuke, mientras este lo mecía suavemente tarareando una canción.
Naruto sacó su celular y con una sonrisa bobalicona guardó la imagen en su dispositivo. Se movieron cuando Suiguetsu entró a la sala diciéndole a Sasuke que ya era hora de llevar a Tori a su cuna.
-¡Eso fue muy tierno!- exclamó enternecida Kushina, abrazándose a sí misma y expulsando corazoncitos de amor.
-¿Están seguros de que no quieren adoptar un bebé?- le preguntó Karin a Naruto, sonriendo por la efusiva reacción de su tía.
Las tres vieron al rubio asentir con una sonrisa.
-Lo discutimos bastante, pero llegamos a un acuerdo. Es demasiado complicado cuidar a un bebé.
-Ya lo viste, parece que Sasuke no tiene ningún problema con eso- dijo Tsunade.
-Porque viste la parte bonita, abuela- recalcó rápidamente Karin, entendiendo perfectamente las complicaciones de las que habla Naruto -Deberías verlo cuando Tori se pone a llorar ¡Sale huyendo! Incluso Naruto- le dio un golpecito en el brazo.
ΔΙΑΒΑΖΕΙΣ
Una vida juntos.
FanfictionExtras de Aprendiendo a Amar a un Dobe. Tan simple como eso. Vamos a ver que tanto desmadre pueden causar estas parejitas.